martes, junio 21, 2022

POR EL TRIUNFO Y LA CELEBRACIÓN LOS RECONOCÉREIS

 

POR EL TRIUNFO Y LA CELEBRACIÓN LOS RECONOCÉREIS

https://blogs.elespectador.com/politica/calicanto/triunfo-la-celebracion-los-reconocereis

Hernando Llano Ángel

Espero que este pronóstico que a continuación presentaré esté totalmente equivocado, pero temo que no sea así. Asumo, pues, el riesgo de equivocarme tanto o más que las firmas de consultoría demoscópicas[1]. A continuación, la crónica del triunfo de Rodolfo Hernández y su significado: Por la euforia sin límite como celebran el triunfo de Rodolfo Hernández quienes se escondieron durante la segunda vuelta y no salieron del closet de la corrupción y el crimen impune de sus partidos, queda muy claro quiénes han ganado y quiénes han perdido. Han ganado los mismos de siempre y han perdido los nadies de toda la vida. De nuevo el “País Político”[2] celebra su triunfo, con todas las de la ley, sobre el “País Nacional”. Las caretas se han caído, ya no tiene sentido ocultarse. La fiesta “democrática” apenas comienza. Los políticos ayer repudiados, los banqueros fustigados y los mercaderes exitosos ahora corren a abrazarse. Hay que celebrar el triunfo de la estabilidad económica y la seguridad de sus negocios. Todo continuará como siempre: ¡Que viva la “democracia”! Se abre de nuevo el telón para que continúe el teatro de la farsa democrática.  Pronto veremos, el 21 de julio, que el ingenioso Hernández con sus abogados hará hasta lo imposible por salir indemne ante el Juzgado 10 penal del circuito de Bucaramanga[3], pues no se ha robado un peso en el escándalo de Vitalogic. Y es toda la verdad, no alcanzó, simplemente porque el contrato con Vitalogic no se celebró y su hijo predilecto perdió unos cuantos millones por su eficiente servicio de corretaje. Es una historia enredada y llena de ingeniosos trucos, típicos del ingeniero electo, tan ruin y mezquina como su fortuna, amasada con los intereses cobrados a “hombrecitos” durante 15 años por su vivienda popular[4]. Para conocerla y comprenderla, lo mejor es leer la juiciosa crónica de “La Silla Vacía”, titulada: “Sí hay pruebas de que Rodolfo Hernández participó en un entramado de corrupción”[5]. Historia complementada con las rigurosas pruebas de la Fiscalía y la Procuraduría, divulgadas por el portal Cuestión Pública, bajo el título: “Las piezas claves contra Rodolfo Hernández en la Procuraduría y la Fiscalía en el caso Vitalogic[6]. Cada lector podrá sacar sus propias conclusiones, aunque quizá demasiado tarde, pues ya millones de electores votaron a favor de la inocencia del ingeniero, ahora presidente electo. Nada sorprendente, pues en la política colombiana el crimen sí paga y triunfa con frecuencia en las elecciones para Congreso y Presidencia. Basta recordar los cerca de 60 congresistas parapolíticos que pasaron de sus curules a la cárcel[7]. A quienes el presidente Uribe les pedía que votarán sus proyectos antes de quedar presos[8]. Esa es la esencia del régimen que llamo electofáctico[9], la prefecta simbiosis del crimen con la política, que se perpetúa elección tras elección, garantizado de paso su impunidad. Ese régimen funciona, como lo denunciaba Álvaro Gómez Hurtado[10] (Q.E.P.D), porque establece una fina e inextricable red de complicidades, que va más allá de quien sea electo presidente, como se repite hoy con el ingenioso Hernández. Así aconteció con la reelección de Álvaro Uribe Vélez (2010-2014), gracias al “articulito” de la Constitución aprobado con el oportuno cohecho cometido por los ministros de Justicia, Sabas Pretelt[11], y de Salud, Diego Palacios. Delito que no les importó a los millones de electores que llevaron a Uribe a la Presidencia de la República. Así las cosas, el delito y el crimen terminaron siendo legitimados en las urnas. Un aporte monstruoso de millones de electores, para quienes violar la ley es insignificante, como para Hernández que la convierte en papel higiénico[12], pues lo importante es el triunfo de sus candidatos, que curiosamente se presentan como los adalides de la lucha contra la corrupción, el crimen y la impunidad. Es por todo lo anterior que tenemos un Estado cacocrático[13], pues a él llegan los ladrones más habilidosos, aquellos que roban y defraudan la confianza de millones de ciudadanos que creen en la pulcritud y rectitud de sus palabras, a pesar de que todas las pruebas y los hechos los condenen. No es una mera coincidencia que tanto Hernández como Uribe sean empresarios exitosos y prósperos, preocupados porque sus hijos hereden sus virtudes y fortunas. De manera que sus electores son responsables del triunfo de los cacos de la democracia y la instauración de la cacocracia en que vivimos. Un ingenioso Presidente electo que representará un espectáculo deplorable, como fue su campaña, pues transará con la mayoría de cacos en el Congreso su gobernabilidad a cambio de impunidad. Una nueva invención del régimen electofáctico, la gobernabilidad cacocrática, que intentará consolidar por otros cuatro años más este putrefacto régimen y su Estado cacocrático. Es, nada menos, que la institucionalización del crimen y la ilegalidad consagrada en las urnas, como sucedió con Trump en Estados Unidos y acontece con Putin en Rusia, Maduro en Venezuela y Ortega en Nicaragua. Quedamos, pues, en el peor de los vecindarios, todo en nombre de la lucha contra la corrupción y la politiquería. ¡Qué vergüenza e ignorancia! Ojalá este relato sea una ficción disparatada y el País Nacional por fin triunfe sobre el País Político y no vaya a ser defraudado por el Pacto Histórico, porque la política jamás se puede petrificar. De suceder, tendríamos otra versión más deplorable que la misma cacocracia actual.



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