viernes, septiembre 24, 2021

UN RELATO MÁS ALLÁ DEL AMOR Y LA AMISTAD.

 

Un relato más allá del Amor y la Amistad

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Hernando Llano Ángel

A propósito del día del Amor y la Amistad, les comparto este relato que dejó olvidado una pareja de amantes en una mesa de la Librería Nacional en la avenida Circunvalación de Cali. Salí rápidamente detrás de ellos para devolverlo a sus protagonistas, pero desaparecieron como amantes furtivos. Espero que mañana no me demanden por revelar su apasionante historia, que transcurre más allá del día del Amor y la Amistad y lleva por título “A su manera”:

A SU MANERA

“Ella no lo engañaba, pero le mentía con frecuencia. Como esposa, no lograba amarlo con cuerpo y alma. Pero lo amaba a su manera, de vez en cuando, alterando la rutina conyugal. Él, como buen esposo, no le mentía, pero a menudo la engañaba, sin dejar de amarla. Algunas veces la poseía con el furor y la pasión que desfogaba con sus amantes ocasionales en sórdidos moteles. Pero, como ejemplar esposo, cada noche volvía a casa y dormía feliz junto a ella. Al despertar cada mañana la besaba tiernamente. Le era fiel a su manera. Igual le sucedía a ella, que rara vez se le entregaba en cuerpo y alma. En las noches ella esquivaba su lasciva pasión y solo deseaba su tierno beso en la mañana y que le llevara temprano el café a la cama. Ambos eran felices y desdichados a su manera. Y así continuaron hasta que él descubrió la amargura insondable de ella y sus entregas complacientes. Sé dio cuenta que ella cedía con resignación a su deseo de esposo, siempre al acecho como una fiera en celo, ajeno por completo a su piel delicada e insatisfecha y a los pliegues secretos e ignorados de su pasión femenina. Ella también comprobó la infelicidad frecuente de él, la frustración de su pasión brutal y sus tristes mentiras de esposo fiel. Sus fugas frecuentes del trabajo y su celular siempre apagado. Hasta que un día, después de tomar café en la librería Nacional, mirándose a los ojos, ambos se despojaron de tanta mentira. Decidieron dejar de ser esposos desdichados y empezaron a ser amantes felices, cada uno viviendo por su lado, realizando con otros y otras sus deseos y fantasías prohibidas, sin engañarse más como esposos ejemplares. Desde entonces comparten sus pasiones y son cómplices fieles. Disfrutan en casa todas las mañanas el café en la cama, sin celos ni reproches. Se cuentan con detalle los placeres que descubren con sus amantes fugaces y luego los comparten como fieles esposos durante los fines de semana. Se reservan solo para ellos la felicidad y el placer de esa complicidad prohibida, burlándose sin remordimiento de sus respectivos amantes, desechados como juguetes eróticos. Cada uno aporta al otro las delicias que ha disfrutado durante la semana con su amante efímero, burlando la rutina de los días y los tediosos deberes del trabajo, en rápidos y placenteros encuentros. Así han descubierto, entre el vértigo y la pasión, una nueva forma de conocerse y disfrutarse, cada uno a su manera. Viven juntos más allá de las convenciones sociales que los condena y envidia su felicidad de amantes. Sus familias, amigos y vecinos repudian esa vida licenciosa que llevan y desafía la desdicha cotidiana de los matrimonios fieles y normales, ajenos al goce y el placer de esa libertad lujuriosa. Ambos se reconocen, con cierto orgullo, como cómplices subversivos que perpetran el inconfesable crimen de amarse sin traicionarse ni mentirse. Un crimen que conlleva cierto sacrificio, pues deja sobre sus cuerpos las huellas del goce de un éxtasis que los consume con fruición y llena sus almas de angustia, soledad y compasión. Por eso han decidido ignorar las miradas de censura de sus amigos y familias, que no entienden como pueden vivir juntos y ser felices amándose de esa manera tan extraña y escandalosa. Ellos les responden, con ironía, que lo hacen precisamente por dignidad[1], como el amante de la canción de Serrat”. Hasta aquí el relato olvidado por la pareja de esposos y amantes felices, que hago público, revelando en forma inescrupulosa la intimidad de sus vidas. Espero que mis contados lectores no me repudien por haber abandonado en esta fecha el campo de la política y publicar un relato anónimo tan sórdido. Pero es que en la política el amor no tiene lugar, es frecuentemente traicionado y contrariado. Ha sido polarizado por los extremos de la pasión, los prejuicios y los odios. La política en nuestro país no es un lecho de rosas sino un lupanar de ambiciones e intereses donde sus protagonistas suelen odiarse y rara vez se reconocen con respeto y dignidad. Entre nosotros, la hemos dejado convertir en una brutal actividad donde no hay cabida para la seducción y menos la persuasión, pues los políticos más admirados, amados, votados y exitosos son aquellos que mienten y engañan con mayor cinismo y naturalidad parar esquilmar y violar solemnemente a su amada Patria. Y todo lo hacen en nombre de sus cándidos electores, prometiéndoles la paz, la seguridad y la prosperidad, como suele suceder en tantos matrimonios felizmente celebrados. Ojalá en las próximas elecciones del 2022 esos electores mayoritarios e ingenuos repudien a tantos abusadores y defraudadores de la confianza ciudadana y no elijan a quienes les mienten, engañan y maltratan. A quienes los atan y amarran con los lazos del clientelismo y el asistencialismo para someterlos a su voluntad y perversidad, como sucede con las amantes víctimas y sumisas que abundan en la literatura y el cine erótica de moda. Que no se dejen seducir por eso farsantes y amantes que siempre apelan a la defensa de sagrados valores como la fe, la tradición, la familia y la propiedad y contratan publicistas políticos extranjeros que rondan[2] en estos tiempos de campañas presidenciales. Profesionales en propalar el miedo, las mentiras y el odio contra sus adversarios a quienes estigmatizan como ateos, terroristas y populistas, solo para promover el triunfo de sus patrocinadores, verdaderos proxenetas del interés público, traficantes de privilegios personales, empresariales y corporativos tras los cuales se camuflan el crimen y la corrupción, como acontece en el escándalo y la defraudación de cerca de 70 mil millones del erario en el caso de MINTIC[3] que bien puede ser el acrónimo de Mentiras, INcompetencia, Tramparencia, Impunidad Cacocrática.

sábado, septiembre 18, 2021

Las verdades de la Comisión de la Verdad

 

LAS VERDADES DE LA COMISIÓN DE LA VERDAD

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Hernando Llano Ángel

Todo parece indicar que le llegó la hora de la verdad a la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la no Repetición (CEV)[1]. Su arduo trabajo y especialmente la comparecencia reciente de los expresidentes Samper, Santos, Uribe y Pastrana, cada uno con sus verdades y sus respectivas contrarréplicas, sumadas a las de la propia realidad, sus contradictores y aliados[2], nos revelan que hay muchas verdades en disputa.

Verdades en disputa

Como en el conocido aforismo atribuido a Confucio: “En todo litigio hay por lo menos tres verdades: Tú verdad, mi verdad y la verdad”, también podríamos afirmar que en nuestra realidad hay por lo menos tres tipos de verdad en disputa. En primer lugar, la verdad fáctica, la de los hechos incontrovertibles, por más eufemismos que se empleen para ocultarla o negarla. Como llamar retenciones a los secuestros; ajusticiamientos a los asesinatos y “falsos positivos” a las ejecuciones extrajudiciales cometidas por miembros de la Fuerza Pública. O, peor aún, en un acto de cinismo criminal, llamar migrantes a los millones de colombianos violentamente desplazados de sus parcelas y terruños, como en alguna ocasión lo expresó José Obdulio Gaviria[3]. A esos millones que no tuvieron más opción para sobrevivir que huir y refugiarse en las periferias de nuestras ciudades y en los semáforos de las avenidas. Sin desconocer los actuales esfuerzos del presidente Duque, con su retórica desvergonzada, para ocultar las masacres bajo el eufemismo de “homicidios colectivos” y gobernar con el lema de “Paz con legalidad”, cuando en la realidad lo que cada día nos informan los telediarios y la prensa es una “paz con letalidad”. Durante el 2020 se cometieron en Colombia, según informe del Instituto para el Desarrollo y la Paz (Indepaz)[4], 91 masacres que dejaron 381 víctimas en 66 municipios. Y en lo corrido de este año llevamos 69 masacres con 241 víctimas hasta el 8 de septiembre. En cuanto al número de líderes sociales y defensores de derechos humanos asesinados hasta el 9 de septiembre de 2021 la cifra llega a 115[5] y el número de ex miembros de las Farc-Ep asesinados durante este año 2021 es de 36[6]. Desde la firma del Acuerdo de Paz, en estos cinco años, la cifra de integrantes del partido Comunes sobrepasa los 280 asesinados.

La verdad de las víctimas y los victimarios

Todos son hechos dolorosos y verdades fácticas sangrientas que nos revelan una segunda verdad, la verdad de las víctimas irredentas, que la CEV nos ha venido presentado en su portal de manera rigurosa y documentada a través de series como “Colombia habla de Verdad”[7], buscando con ello la verdad más grave e importante, la de los responsables que perpetúan tanta ignominia e iniquidad. Es decir, la tercera verdad, la de los victimarios. Una verdad que la mayoría de ellos difícilmente asume porque quedan al descubierto sus identidades, desprovistos de toda legitimidad y respeto, aunque traten de salvar sus rostros y conciencias apelando a supuestos valores superiores para encubrir sus crimines. Desde la insurgencia, con la bandera de la revolución y la justicia social. Continuando con la contrainsurgencia, enarbolando la libertad personal y la propiedad. Y el Estado con todo el entramado del establecimiento mediático y sus intereses económicos, invocando la defensa de la “democracia y la seguridad”. Sin olvidar a los millones de “ciudadanos de bien” que miran para otro lado y permanecen supuestamente neutrales ante tanta barbarie o, abiertamente, toman partido, acallan su conciencia y respaldan a quienes les brindan seguridad y tranquilidad, sin importar el número de víctimas que dejan sus acciones criminales y omisiones oficiales.

Es la hora de la verdad, la convivencia y la no repetición

Para que algún día sea posible entre todos nosotros la verdad, la convivencia y la no repetición de las atrocidades que hemos vivido, consentido y padecido por más de medio siglo, sin duda que debemos tener presentes las tres verdades: la fáctica, la de las víctimas y la de los victimarios. Y ello dependerá de nuestro juicio ciudadano. Un juicio que tendremos la oportunidad de expresar en las urnas el próximo año. Con nuestro voto, podremos contribuir a poner fin a este degradado conflicto armado interno, mediante el cumplimiento del Acuerdo de Paz y la búsqueda de más salidas políticas, o quizá prolongar indolentemente por más generaciones esta absurda guerra contra las drogas y el narcoterrorismo bajo sofismas como la “paz con legalidad” y coartadas falaces como la lucha contra la impunidad. Pero también podremos reconocer la dignidad de todas las víctimas a través de las verdades develadas y las reparaciones por realizar o, por el contrario, continuar legitimando a sus victimarios y sus identidades criminales mediante la justificación de sus actuaciones ilegales. En las elecciones del 2022 está en juego la verdad, la convivencia y la no repetición de más víctimas sin justicia y victimarios impunes. Está en juego el comienzo del desmantelamiento de todo este entramado criminal y corrupto o su fortalecimiento indefinido con amnistías generales y falsas reconciliaciones, como lo fue el Frente Nacional. Todo dependerá de nuestro juicio ciudadano y de nuestro riguroso examen del informe final de la Comisión para el esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición. ¿Seremos capaces de convivir con la verdad como auténticos ciudadanos o continuaremos manipulados, odiándonos y matándonos, votando por supuestos líderes demócratas o encumbrados progresistas y narcisistas, ignorando su pasado y aliados, para consagrar una vez más en nuestras conciencias y el Estado sus mentiras instituidas? La respuesta está en nuestro juicio como ciudadanos y en las urnas. No continuemos abriendo más tumbas para víctimas humilladas y elevando al Estado a victimarios impunes y soberbios.

martes, septiembre 07, 2021

Álvaro Uribe Vélez y Luis Carlos Restrepo: sofistas de la justicia, la participación política y la paz

 

Álvaro Uribe Vélez y Luis Carlos Restrepo: Sofistas de la justicia, la participación política y la paz

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Hernando Llano Ángel.

En su declaración ante la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad el expresidente Uribe fue enfático en afirmar que sus dos grandes críticas y objeciones al Acuerdo de Paz, respaldadas unánimemente por su partido Centro Democrático, son la impunidad total de los miembros del Secretariado de las Farc-Ep y su presencia en el Congreso con pleno ejercicio de derechos políticos.  Objeciones que, en su opinión, impidieron alcanzar el llamado Acuerdo Nacional de paz, pues tenían derecho a exigirlas por haber ganado el plebiscito. Tales demandas inamovibles son auténticos sofismas, es decir, argumentos políticamente falsos e insostenibles, que parecen verdades irrebatibles, pero que ellos mismos durante el proceso de desmovilización y desarme de las AUC promovieron a favor de éstas sin éxito. En efecto, el mismo expresidente Uribe y su entonces Alto Comisionado para la paz, Luis Carlos Restrepo, en aras de la paz con las AUC, intentaron favorecerlas con la llamada “Alternatividad Penal”[1] y, además, apelaron astutamente al referendo en 2003 para darles participación política plena sin inhabilidad alguna en el Congreso, Asambleas Departamentales y Concejos Municipales. Estas maniobras de auténtica impunidad judicial y de legitimación política del crimen –algo mucho más grave que las coaliciones electorales de los parapolíticos— se frustraron por los debates y cambios en el proyecto de ley de “Alternatividad Penal” del gobierno en el Congreso, que terminó sustancialmente modificado por la ley 975 del 2005[2], más conocida con el eufemismo de “Justicia y Paz”. También se frustró la participación política por la sentencia C-551-3[3]  de la Corte Constitucional sobre la ley que convocaba el referendo, pues declaró inexequible la posibilidad de esa eventual participación política de miembros de organizaciones ilegales en las corporaciones públicas. Como la memoria nacional es frágil y vivimos en un país de 24 horas --según la acertada expresión del exprocurador general, Carlos Jiménez Gómez (Q.E.P.D)— es inevitable realizar citas textuales de artículos, sentencias e intervenciones de los protagonistas de entonces para demostrarlo, asumiendo el riesgo de extenderme mucho.

De la justicia retributiva a la restaurativa

Para empezar, conviene recordar un artículo del excomisionado de paz, Luis Carlos Restrepo, publicado en este diario, EL ESPECTADOR, el 14 de marzo de 2005, titulado “Reflexión sobre la pena”, en el momento en que se debatía intensamente en el Congreso el proyecto de “Alternatividad penal” para las AUC presentado por el gobierno de la “seguridad democrática”. Cabe destacar los siguientes apartes, por su impecable argumentación filosófica y sus repercusiones políticas, a favor de la justicia restaurativa y en contra de la justicia retributiva. Escribió entonces el alto comisionado: “El paso de la justicia retributiva a la restaurativa y las nuevas teorías penales que se permiten incluso omitir la pena de prisión, nos enseñan a mirar las cosas de forma diferente. Ya la pena no tiene la misión de realizar su propia virtud en un saldo de culpabilidad con el que carga el condenado. Ahora la pena cumple una función protectora y preventiva, función ligada a los propósitos políticos del Estado. La justicia absoluta que desvincula la pena de la política, culmina en una exigencia absoluta de justicia que no es compatible con el actual Estado democrático”. A partir de este silogismo, continúa citando a Claus Roxin: “Si el derecho penal asegura las condiciones de una convivencia pacífica, ha cumplido su función fundamental”. Y concluye categóricamente a favor de la justicia restaurativa, con ironía en contra de Kant por su defensa de la justicia retributiva: “A los que se rasgan las vestiduras por la propuesta de cambiar el tiempo efectivo de privación de la libertad por más reparación a las víctimas, más paz social y mejor resocialización, es bueno recordarles la paradoja del último delincuente. No sea que mientras el mundo cambie a su alrededor, pasando de la justicia retributiva a la restaurativa, ellos se queden como Kant, muy racionales y justos pero tercos y solos, empeñados en que se cumpla a cabalidad la última pena y se ejecute al último asesino”. Difícil encontrar un defensor más persuasivo y entusiasta a favor de la JEP actual que el entonces comisionado Restrepo. Precisamente lo que se propone hoy la llamada justicia transicional, con la JEP y la Comisión para el esclarecimiento de la Verdad, es “más reparación a las víctimas, más paz social y mejor resocialización”. Pero para ello, hay que empezar por el conocimiento de la verdad y la identificación de los responsables de los crímines atroces y a través de la aplicación de las llamadas “sanciones propias”[4] --que impiden la “impunidad total” que tanto desvela al expresidente Uribe-- reparar al máximo a las víctimas y a sus familiares afectados. No deja de sorprender que el entonces alto comisionado Restrepo, como vocero del propio presidente Uribe, tuviese tanta lucidez política y compromiso con la justicia restaurativa, considerando que la magnitud y crueldad de los crímenes cometidos por las AUC en número de masacres y asesinatos selectivos fue muy superior a los cometidos por las Farc-Ep. Así aparece en el informe del Centro Nacional de Memoria Histórica: “!Basta ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad”, como se puede consultar en sus estadisticas[5]. En efecto, las masacres cometidas por las AUC dejaron 1.166 víctimas mortales y las de la guerrilla 343. Y en cuanto a los asesinatos selectivos, las AUC cometieron 8.903 y la guerrilla 3.899. En lo que si sobrepasa la guerrilla en número y repercusión social a las AUC es en la cantidad de secuestros cometidos 24. 482 víctimas frente a los 2.541 de los grupos paramilitares, así como en las acciones bélicas contra la Fuerza Pública y los actos terroristas. Pero, como lo reconoció el propio Mancuso a Natalia Springer, ellos no secuestraban pues “los retenidos fueron dados de baja en su mayoría”[6].

Participación política y afinidades criminales

Y todavía es mayor el sofisma de rechazar el Acuerdo de Paz con las Farc-Ep por la favorabilidad política que concedió 10 curules en el Congreso a sus excomandantes, pues el propio presidente Uribe incluyó sibilinamente en el texto de la ley que aprobó el Congreso algo mucho peor. Aparce en el extenso parágrafo del punto 6, él cual era un gancho irresistible, pues proponía una reforma con amplia simpatia en el electorado como la reducción del Congreso a una sola Cámara: “Parágrafo: Con el fin de facilitar la reincorporación a la vida civil de los grupos armados al margen de la ley, que se encuentren vinculados decididamente a un proceso de paz, bajo la dirección del Gobierno, éste podrá establecer, por una sola vez, circunscripciones especiales de paz para las elecciones a corporaciones publicas que se realicen antes del 7 de agosto del año 2006, o nombrar directamente, por una sola vez, un número plural de congresistas, diputados y concejales, en representación de los mencionados grupos en proceso de paz y desmovilizados. El número será establecido por el Gobierno Nacional, según la valoración que haga de las circunstancias y del avance del proceso. Los nombres de los congresistas, diputados y concejales a que se refiere este artículo, serán convenidos entre el Gobierno y los grupos armados, y su designación corresponderá al Presidente de la Republica. Para los efectos previstos en este artículo, el Gobierno podrá no tener en cuenta determinadas inhabilidades y requisitos necesarios para ser congresista, diputado y concejal”. La condición de que dichos grupos armados ilegales “se encuentren vinculados decididamente a un proceso de paz”  tenía como destinatario exclusivo a las AUC, pues las Farc-Ep acababan de ejecutar el terrible atentado contra el Club el Nogal[7] el 7 de febrero de 2003. En el tarjetón del referendo dicho parágrafo debía aparecer en el punto 7 en forma más sucinta y sencilla[8], pero la Corte Constitucional lo declaró inexequible en su sentencia C-551-03[9], considerando que: “En nada contribuye esta circunscripción de paz a configurar el nuevo sistema electoral, ni incide en el agrupamiento de los partidos o en la racionalización de la representación política. Se trata de temas políticos distintos, pues el uno regula el sistema ordinario de representación política, mientras que el otro prevé mecanismos extraordinarios al margen del proceso electoral general a fin de favorecer eventuales procesos de paz”. De esta forma queda claro que la participación política se consideraba plausible según ciertas afinidades ideológicas y criminales con las AUC, como publicamente lo reconoció José Vicente Castaño: “La seguridad democrática funcionó y se nos ha terminado la razón de existir. Las autodefensas nacieron porque el Estado no podía defendernos pero en este momento el Estado está en capacidad de defender a los ciudadanos”[10]. Sobresale la generosidad en el otorgamiento de curules, que se extendía a Asambleas Departamentales y Concejos Municipales, pues  el Gobierno podrá no tener en cuenta determinadas inhabilidades y requisitos necesarios para ser congresista, diputado y concejal”. No queda duda alguna de la versatilidad y la competencia de sofistas de la justicia y la participación política del expresidente Uribe y su alto comisionado para la paz, Luis Carlos Restrepo. Tampoco de su habilidad como prestidigitadores de la guerra en nombre de la paz. Por eso hoy pretenden embaucar de nuevo a una opinión pública distraida y sin memoria en el actual proyecto de una Amnistia General para hacer trizas la JEP, la búsqueda de la verdad y los responsables de tanta violencia, injusticia e iniquidad, tanto en la extrema derecha como en su contraparte de la izquierda.



Álvaro Uribe Vélez entre mentiras y sofismas

 

ÁLVARO URIBE VÉLEZ ENTRE MENTIRAS Y SOFISMAS

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Hernando Llano Ángel

Continuando con el análisis del encuentro entre el expresidente Uribe y la Comisión de la Verdad, en él sobresalen tantas mentiras y sofismas que es imposible referirse a cada una de ellas. Pero puede hacerse una selección de las mismas, comenzando por confrontar lo que dice el expresidente sobre sus ejecutorias y virtudes con los resultados obtenidos durante su vida pública. Porque es una verdad irrefutable que, en la vida política, más que las buenas intenciones lo que cuenta son los resultados obtenidos en beneficio del interés público. Por ejemplo, de qué le ha servido a los Estados Unidos y a sus mandatarios, desde Nixon hasta Biden, la fracasada “guerra contra las drogas” y ahora la vergonzosa derrota en Afganistán en su “guerra contra el terrorismo”. De nada sirve invocar supuestos valores superiores como la seguridad nacional y la promoción de la democracia, cuando los resultados obtenidos son exactamente los contrarios. Algo semejante sucede con el expresidente Álvaro Uribe Vélez y los éxitos que se atribuye en su lucha implacable contra el crimen, pues paradójicamente los resultados también demuestran todo lo contrario.

Volando bajo

Empecemos por rememorar su paso como director de la Aeronáutica Civil entre 1980-1982 y su supuesta implacable acción contra el delito, las aeronaves dedicadas al narcotráfico y el transparente otorgamiento de matrículas y licencias para la operación de pistas de aterrizaje. Sobre ello, existe nada menos que el testimonio del entonces gobernador de Antioquia, Iván Duque Escobar (Q.E.P.D), padre del actual presidente, quien se indignó cuando el joven director de la Aeronáutica, Álvaro Uribe Vélez, le otorgó una licencia a Jaime Cardona con el fin de que trabajara la ruta aérea Medellín-Turbo. El gobernador Iván Duque Escobar, según investigación de Fernando Garavito[1], le advirtió al director de la Aeronáutica sobre la relación de Jaime Cardona con el narcotráfico, pero Uribe le respondió que estaba mal informado. Sin embargo, Jaime Cardona “poco después fue condenado por el delito de narcotráfico, y más tarde murió en un accidente aéreo, cuando su avión particular despegaba de la pista que había construido en su hacienda”, reseña Fernando Garavito en dicho artículo. Esta podría ser una anécdota refutable, pues tanto el exgobernador Iván Duque como Fernando Garavito ya fallecieron, pero existen hechos innegables según los cuales durante la diligente y transparente gestión del director de Aerocivil se otorgaron matrículas a numerosas aeronaves de narcotraficantes. En efecto, un año después del retiro de Uribe Vélez de Aerocivil, el Consejo Nacional de Estupefacientes, presidido por el ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, ordenó a la Aerocivil[2] “suspender los vuelos de naves de narcotraficantes” y señaló que en el pasado esa entidad había adolecido de una actitud pasiva y negligente. El 8 de septiembre de 1983, en la página 17 A, El Tiempo informó sobre la medida: “El Consejo Nacional de Estupefacientes solicitó ayer a la Aeronáutica Civil suspender la operación aérea de la flota de aviones, helicópteros y avionetas de propiedad de Pablo Escobar y Carlos Ledher”. Lo anterior contrasta, como la luz con la oscuridad y la mentira con la verdad, con las afirmaciones estentóreas del expresidente Uribe en su encuentro con el padre De Roux, refiriéndose a su estilo de gobernar y los resultados obtenidos durante su vida pública: “Yo llegué con la personalidad, el carácter y la determinación que he tenido de producir resultados, con toda la ética y en todos los campos”[3], según lo expresa en el minuto 33.12 de su declaración. Sus resultados al frente de Aerocivil demuestran, cuando menos, su incompetencia frente al narcotráfico y el predominio de una ética de la simulación y la complicidad con el crimen. Es precisamente ese contraste insondable entre su propia autoimagen --que proyecta públicamente como paradigma de demócrata y gobernante virtuoso-- y una realidad innegable de hechos y tramas criminales en los que siempre está implicado, lo que constituye su verdadera identidad.  Hechos y tramas criminales de los que nunca es responsable, pues siempre lo son sus subalternos, sobre los cuales recaen todos los delitos.

La responsabilidad es de los otros, los subalternos

Así fue en Aerocivil, con César Villegas[4], más conocido con el alias del “bandi”, entonces jefe de la Oficina de Planeación, a quien responsabilizó de las licencias otorgadas a las aeronaves de los narcotraficantes y de autorizar el funcionamiento de numerosas pistas de aterrizaje. Luego, como gobernador de Antioquia, será Pedro Juan Moreno[5], su secretario de gobierno, quien se encargará de las relaciones clandestinas con las AUC[6]. Curiosamente ambos, Villegas[7] y Moreno, no solo mueren violentamente, el primero asesinado en Bogotá y el segundo en un sospechoso accidente aéreo[8], sino que forjaron su prosperidad como empresarios por sus relaciones directas o indirectas con el narcotráfico. Villegas, el “bandi”, fue condenado por enriquecimiento ilícito[9], derivado de sus estrechas relaciones con los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez. Por su parte, Pedro Juan Moreno fue uno de los mayores comerciantes legales de precursores químicos, catalogado por la DEA como el mayor importador de permanganato de potasio[10] a través de su compañía GMP. Según una investigación del agente de la DEA, George Marshall, sobre una importación: “La orden de suspender el zarpaje estableció que la DEA creía que el mencionado químico podría ser mal utilizado, basándonos en la falla al notificar a la DEA del embarque, en violación a la Ley 21 CFR 1313.31, las asociaciones entre la GMP y otras compañías químicas delictivas en Colombia y otras prácticas de alteración de GMP… GMP es una compañía fundada en 1938 que distribuye productos químicos, con cuatro oficinas en Colombia, Sudamérica. Su presidente, Pedro Juan Moreno Villa (el señor Moreno), ha trabajado en el directorio de otras compañías en Colombia. Además, de 1995 a 1997, el señor Moreno trabajó como Secretario de Gobierno en Antioquía". En la próxima entrega me referiré a los sofismas del expresidente Uribe y su excomisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, relacionados con el proceso de desmovilización y desarme de las AUC, su proyecto inicial de “Alternatividad penal” y la posterior ley 975 de 2005. Allí demostraré cómo ambos promovieron la participación política y la favorabilidad penal para miembros de grupos armados ilegales desmovilizados, a través del referéndum del mismo año, objetivo frustrado por una sentencia de la Corte Constitucional. Curiosamente hoy son acérrimos críticos y enemigos de la Justicia Transicional, la JEP, la participación política de los excomandantes de las FARC-EP y le temen tanto a la Comisión de la Verdad, que incluso niegan su legitimidad junto a la existencia del conflicto armado interno. Tal parece que están empecinados en demostrarle al mundo que solo existe su realidad y su verdad, sin importarles los millones de víctimas causadas y las que continúa propiciando tan criminal negacionismo. Por eso ahora sacan del cubilete de magos de la impunidad una amnistía general para que todo continúe igual y así salvar su prestigio y pellejo en las próximas elecciones. Sin duda, con ellos no tendremos futuro sino un regreso al pasado en nombre un supuesto “Pacto Nacional” para continuar gobernando los mismos con las mismas, sin memoria, verdad, justicia y reparación, pero sí con garantías perennes de repetición e impunidad, a semejanza del Frente Nacional.