lunes, marzo 11, 2024

CONVEREGENCIAS: ÁLVARO URIBE Y SALVATORE MANCUSO

 

Convergencias: Álvaro Uribe y Salvatore Mancuso

Escrito por Hernando Llano marzo 10, 2024 (Revusta RAZÓN PÚBLICA) 11 de marzo 2024.

A pesar de su aparente distancia, las vidas de Salvatore Mancuso y Álvaro Uribe parecen acercarse. Ambos promovieron y ambos utilizaron, por ejemplo, las Cooperativas de Seguridad y Convivencia.

Hernando Llano Ángel*

¿Vids paralelas?

 Poco sentido tiene buscar una prueba reina de un encuentro personal entre Álvaro Uribe y Salvatore Mancuso. No hay una fotografía, un estrechón de manos registrado, una conversación telefónica, la firma de un documento, alguna correspondencia o cualquier otra evidencia que los comprometa. 

Seguramente nada de ello existe. Mucho menos testigos que lo demuestren. Son vidas paralelas que no se encuentran personalmente en ningún momento, más allá del saludo ocasional de finqueros vecinos en Córdoba, como lo ha reconocido el mismo Uribe. 

Pero sus vidas tienen un punto de confluencia histórica y política que es de carácter público. Toda Colombia lo sabe, está políticamente demostrado y salta a la vista de todos. Es un hecho público, aunque el expresidente Uribe rehúse reconocerlo y asumir su gran cuota de responsabilidad política. 

Ese punto es la lucha implacable de ambos contra las guerrillas y la secuela de crímenes que dejó esa cruzada. 

 Haría bien el expresidente Uribe, en aras de la verdad histórica y el respeto a la memoria de miles de víctimas de las AUC y de la “seguridad democrática”, en reconocer su inmensa responsabilidad política en esa catástrofe humanitaria.

Comienza con su acuerdo y apoyo entusiasta a las Convivir, cooperativas de vigilancia y seguridad privada para la defensa agraria, legalmente creadas por César Gaviria. Algunas de estas Convivir fueron el embrión de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y otros grupos paramilitares. 

La parábola de vida de ambos es paradójica. Mancuso acabó siendo un criminal politizado y Uribe un político judicializado. Ambos son, política y judicialmente hablando, útiles en la lucha contra las guerrillas a través de las Convivir. Mancuso desde las AUC y Uribe desde la gobernación de Antioquia y después desde la presidencia de Colombia. 

Le recomendamos: El caso Uribe: de la impunidad política a la culpabilidad penal

Caminos separados y convergentes 

Desde ese momento sus vidas políticas o criminales dejan de ser paralelas y convergen en la guerra sin cuartel contra las guerrillas. Mancuso desde la AUC y Uribe con la “Seguridad democrática” y su letal consecuencia de los “falsos positivos”. 

Hay un punto de encuentro crucial, cuando elaboran la ley 975 de 2005, denominada de Justicia y Paz. Esta confluencia empieza con el discurso de Mancuso en el Congreso el 28 de julio de 2004, cuya comparecencia fue posible por el visto bueno de Uribe, según los testimonios de las representantes a la Cámara, Eleonora Pineda y Rocío Arias.

Así lo relatan en el libro Las Comadres de la Parapolítica de Juan Carlos Giraldo. El libro recrea el momento en el que Uribe, en ese momento presidente, les da el visto bueno para traer a Mancuso al Congreso y ambas, dichosas, organizan tan importante evento para la paz de Colombia. 

Mancuso comienza así su histórica intervención en el Congreso: “Vengo en irrenunciable misión de paz desde Santa Fe de Ralito, donde, con la bendición de la Iglesia Católica y el apoyo de la OEA, de la comunidad internacional, del gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez y del Pueblo Colombiano, dimos inicio formal a este histórico proceso de paz”. 

No obstante, después contaría a RCN la importancia de las Convivir en la expansión del paramilitarismo y las AUC: “A través de las Convivir y comisarios políticos nos permiten crear las autodefensas a nivel nacional, hacemos un engranaje entre una autodefensa ilegal amparada por el Estado con fusiles para servir de bisagra con la institucionalidad”. 

Por otro lado, en la gobernación de Antioquia, Álvaro Uribe fue un entusiasta promotor y defensor de las cooperativas de seguridad, considerándolas como un punto de unión entre la ciudadanía y la fuerza pública. Para él “Esta colaboración construye confianza institucional en los ciudadanos, evita su postración ante el crimen o que busquen salidas contrarias a la ley”.

Aunque Uribe advierte que las Convivir convocarían a ciudadanos para evitar salidas contrarias a la ley, lo que realmente sucedió fue lo contrario. De hecho muchas personas usaron las cooperativas como venganza de las extorsiones, secuestros y asesinatos por parte de las guerrillas. Amparados, además, por la fuerza pública. 

Así lo revelan innumerables testimonios de miembros de las AUC. El propio Mancuso explica que fundó sus Convivir en calidad de civil, asignado en un grupo con quince hombres, dos miembros de la DIJIN y algunos policías. Así inició un recorrido por territorios colombianos como Sucre, Bolívar y Magdalena para crear más autodefensas. 

Las Convivir desbordarían todos los marcos de la legalidad por las relaciones y coordinaciones clandestinas que sostuvo Mancuso con Pedro Juan Moreno como secretario de Gobierno bajo la administración y responsabilidad política del entonces gobernador de Antioquia Álvaro Uribe. 

Impunidad total 

Está plenamente probado el favorecimiento que Álvaro Uribe, como presidente de la República, promovió para las AUC a través de sus iniciativas legales, especialmente del fracasado referéndum de 2003.

En el punto 6 sobre “Reducción del Congreso”, aparece un parágrafo sobre “circunscripciones especiales de paz”. En él expresaba su deseo de reincorporar a la vida civil a miembros de grupos al margen de la ley bajo la estricta dirección y supervisión del gobierno. 

Dicho parágrafo tenía como único destinario a las AUC, pues las FARC acababan de cometer el atentado terrorista contra el Club el Nogal y las autodefensas eran la única organización armada interesada en un proceso de paz bajo la dirección del gobierno. 

Sorprenden la laxitud y generosidad de Uribe, pues los representantes de esos grupos alzados en armas no deberían rendir cuenta ante millares de víctimas. 

Además, según el proyecto explícito del presidente Uribe, las AUC tendrían una representación política en todas las corporaciones públicas, desde el Congreso hasta las asambleas y concejos, sin mención alguna de penas privativas de la libertad. Inclusive el gobierno podría no tener en cuenta inhabilidades y requisitos necesarios para ser congresista, diputado y/o concejal. 

Eso es todo lo contrario de las objeciones presentadas por Uribe y el Centro Democrático al Acuerdo de Paz de 2016, cuando vetaron la presencia de diez excomandantes de las FARC en el actual Congreso. Estos excomandantes hoy están sometidos a la JEP y deberán cumplir a las víctimas con la verdad y las penas de reparación que fije dicha jurisdicción, so pena de ser condenados por la justicia ordinaria a penas de por lo menos veinte años de prisión.

Semejante favorabilidad política para las AUC fue frustrada por la Corte Constitucional al declarar inexequible dicho parágrafo del punto 6, pues consideró que las circunscripciones especiales de paz no guardaban relación alguna con la reducción del tamaño del Congreso y los cambios en las fórmulas de la representación política.

Amnistía

Lo anterior demuestra claramente cómo esas vidas paralelas de la política de Uribe y de criminalidad de Mancuso confluyeron y formaron una tangente de amplia y plena favorabilidad política para los comandantes de las AUC. 

Tangente que se volvería a intentar con la ley 975 del 2005, pero que la Corte Constitucional volvería a impedir. En esta ocasión el gobierno intentó conferir a los miembros de las AUC el carácter de sediciosos, es decir, de delincuentes políticos y, por tanto, no sujetos a extradición y con derecho a participación y eventual representación política. 

La actuación del alto comisionado de paz, Luis Carlos Restrepo, en este suceso fue brillante. Defendió la justicia restaurativa en aras de alcanzar la paz y la reconciliación entre los colombianos. Justicia restaurativa y transicional que hoy encarna la JEP, pero que Uribe y el Centro Democrático desconocen y desprestigian todos los días.

Uribe ahora propone la amnistía política en alusión velada a las condenas de Sabas Pretelt y Diego Palacio por la yidispolítica, que permitió su espuria reelección presidencial de 2006-2010. 

Curioso que el expresidente olvide Agro Ingreso Seguro de Andrés Felipe Arias, donde se asignaron miles de millones de pesos a cercanos agro empresarios que financiaron su campaña de reelección y que también olvide a Invercolsa de Fernando Londoño Hoyos, condenado a devolver 145 millones de acciones que adquirió ilegalmente a Ecopetrol, ambos ministros de su gabinete.

Las Convivir desbordarían todos los marcos de la legalidad por las relaciones y coordinaciones clandestinas que sostuvo Mancuso con Pedro Juan Moreno como secretario de Gobierno bajo la administración y responsabilidad política del entonces gobernador de Antioquia Álvaro Uribe.

¿Serán problemas de senilidad e impunidad los que aquejan al expresidente? Al fin de cuentas, amnistía viene de “amnēstía; propiamente ‘olvido’”, según la RAE. 

Así como hay que reconocerle el éxito de la desmovilización de cerca de 30.000 paramilitares, haría bien el expresidente Uribe, en aras de la verdad histórica y el respeto a la memoria de miles de víctimas de las AUC y de la “seguridad democrática”, en reconocer su inmensa responsabilidad política en esa catástrofe humanitaria. 

Pero, sobre todo, que reflexionara sobre su concepción binaria de una violencia buena, la del establecimiento y miembros de la fuerza pública, que debe ser tratada con benevolencia y admiración por su combate sin límites contra la otra violencia, la mala y criminal de la insurgencia. 

Solo cuando se deslegitimen ambas violencias tendremos un horizonte cierto de paz y superaremos el embrujo de la actual ‘Paz Total’.  Esa paz exaltada en los discursos oficiales pero desprestigiada por la inseguridad y la criminalidad exacerbada de quienes dicen ser sus interlocutores.

Puede Leer: Álvaro Uribe y los falsos positivos

 

SALVATORE MANUCOSO, CRIMINAL DE GUERRA Y GESTOR DE PAZ.

 

SALVATORE MANCUSO, CRIMINAL DE GUERRA Y GESTOR DE PAZ

https://blogs.elespectador.com/actualidad/calicanto/salvatore-mancuso-criminal-guerra-gestor-paz

(Primera parte)

Hernando Llano Ángel.

Salvatore Mancuso[1] fue deportado a Colombia en su doble condición de criminal de guerra y gestor de paz. Una doble condición que a muchos colombianos escandaliza, porque consideran que es una hábil estratagema política del presidente Petro para contener la virulencia de la oposición de extrema derecha contra su gobierno. Una extrema derecha que tuvo estrecha relaciones con Mancuso y muchos otros comandantes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC)[2], como “HH” Veloza, cuyo espectro se extiende desde la cúpula del poder presidencial, pasando por casi todos los partidos políticos y sus líderes en diferentes regiones, además de importantes gremios empresariales, miles de propietarios rurales en toda su extensión, pequeños, medianos y poderosos ganaderos, así como respetados agroindustriales del banano[3], la palma de cera[4] e ingenios azucareros.  Según declaraciones a la Fiscalía del comandante paramilitar del Bloque Calima, “HH” Veloza: “Entre las personas que mencionó en una versión libre están: María Clara Naranjo Palau, gerente del Ingenio San Carlos; Bernardo Tezna, exgerente de ese ingenio entre 2003 y 2004; Andrés Orozco, compañero sentimental de Naranjo; Luis Fernando Castro, ganadero y expresidente de la Plaza de Toros de Cali; Manuel Mosquera, tío del exgobernador de Cauca Chaux Mosquera; y el periodista Mario Fernando Prado”[5]. Muchas más cosas sabemos de ese mortífero entramado de los paramilitares con miembros de la Fuerza Pública y políticos porque Mancuso las ha revelado en múltiples ocasiones y en diversos escenarios. En diligencias judiciales, entrevistas radiales a periodistas, investigadores académicos y noticieros con máxima sintonía, como el de RCN en su emisión central de las siete de la noche, cuando tenía como presentadoras a Claudia Curisatti y Vicky Dávila. Esta fue su última entrevista[6]  en el 2008, concedida al periodista judicial Juan Carlos Giraldo, pues dos semanas después fue extraditado con la cúpula de comandantes de la AUC a Estados Unidos por el entonces presidente Álvaro Uribe Vélez. Más que una extradición por seguir delinquiendo desde la cárcel, lo fue por empezar a revelar verdades que no soportaría ningún gobierno democrático, pues ellas revelaban la simbiosis entre la política y el crimen, auspiciada desde los más altos círculos del poder político y judicial del Estado. Su escandalosa expresión: “infiltramos todas las instancias del poder”, se ha venido corroborando desde entonces a través de sentencias judiciales por la parapolítica, con más de 60 excongresistas[7] condenados por concierto para delinquir agravado y constreñimiento electoral; las investigaciones de la JEP sobre alianzas con militares para la ejecución de miles de “falsos positivos”[8]; la conversión del DAS bajo la dirección de Jorge Noguera en una organización criminal para asesinar críticos y opositores, como el profesor Alfredo Correa de Andreis[9] y acallar el humor inmortal de Jaime Garzón[10], además de la cooptación de la Fiscalía General de la Nación durante la administración de Luis Camilo Osorio[11] y la supuesta influencia en el nombramiento de Mario Iguarán[12]. Por todo ello, y mucho más, la JEP aceptó y vinculó a Mancuso en las investigaciones que adelanta, pues si aporta a la verdad no solo cumplirá a miles de familiares de víctimas asesinadas y desaparecidas a honrar su memoria y hallar su paradero, sino que también develará un entramado de complicidades criminales que impunemente desde el Gobierno nacional y algunas entidades territoriales, Alcaldías y Gobernaciones, han desvirtuado y arrasado casi por completo el Estado de derecho, convirtiéndolo en un Estado cacocrático[13] y a la democracia en un régimen político electofáctico[14], pues gracias a sus alianzas con actores criminales, como las AUC, ganaron espuriamente su “derecho” a gobernar. Es algo que Mancuso[15] ha mencionado en varias oportunidades, pero que seguramente en su comparecencia ante la JEP aportará pruebas y más testimonios que lo corroboren para obtener los beneficios judiciales correspondientes. De lo contrario, deberá continuar recluido en la cárcel por sus múltiples crímenes como comandante de las AUC.

Mancuso, primer gestor de Paz exitoso de Álvaro Uribe Vélez.

Por ahora, en esta primera entrega, vale la pena retomar las relaciones de Mancuso durante la presidencia de Álvaro Uribe Vélez en el 2004, quien lo convirtió exitosamente en el primer gestor de paz, pues gracias a sus conversaciones y acuerdos alcanzados con Luis Carlos Restrepo, su Alto Comisionado de paz, se aprobó la ley 975 de 2005[16], conocida como de “Justicia y Paz”.  En virtud de dicha ley se desmovilizaron cerca de 30.944 hombres y mujeres en todo el territorio nacional, según el informe de la Comisión de la Verdad[17]. Dicha desmovilización significó un descenso significativo de las víctimas civiles en el conflicto armado interno, pues disminuyeron sustancialmente las masacres contra campesinos y comunidades étnicas cometidas por las AUC, cuyo tenebroso número fue de 1.620 masacres entre 1998 y 2002, durante la presidencia de Andrés Pastrana Arango, según cifras del Centro Nacional de Memoria Histórica, citadas por la Comisión de la Verdad[18]. No sobra recordar que los grupos paramilitares cometieron el mayor número de asesinatos durante el conflicto armado interno, pues dejaron 205.028 víctimas mortales, cerca del 45% del total de “450.664 personas que perdieron la vida a causa del conflicto armado entre 1985 y 2018”, según las “Cifras de la Comisión de la Verdad presentadas junto con el Informe Final[19]. En efecto, como lo señala el historiador Jorge Orlando Melo en su investigación “Cincuenta años de homicidios, tendencias y perspectivas”[20]: “desde 2003 comienza una reducción rápida de los homicidios. Entre este año y 2007 la caída absoluta es del 40%”. Caída significativa a la que contribuyó la desmovilización de las AUC, por lo cual tiene sentido considerar a Salvatore Mancuso como un exitoso gestor de paz bajo la presidencia de Álvaro Uribe Vélez. Dicha labor como gestor de paz no hubiera sido posible sin el consentimiento del presidente Uribe, quien autorizó su presencia en el Congreso de la República para que pronunciará un histórico discurso a favor de la expedición de la futura ley 975, como se lo contó Eleonora Pineda al periodista Juan Carlos Giraldo en su libro “Las comadres de la parapolítica”[21] en la página 180: “Llamé a Mancuso y le dije: aquí estoy con el Presidente de la República, el presidente dice que nosotras tenemos toda la autonomía y que él no ve inconveniente porque es una oportunidad histórica”. En efecto, Mancuso[22] pronunció un discurso histórico en un Congreso en pleno el 28 de julio de 2004, cuando aún las AUC estaban alzadas en armas, justificando su existencia con argumentos como: “colapsará nuestra nación, si no deja de cabalgar al abismo sobre el potro indomable y suicida de la injusticia social, la corrupción pública y privada, y la violencia como fórmula de resolver los conflictos sociales, políticos y económicos”. Palabras que parece haber recordado el presidente Petro para nombrarlo como Gestor de Paz, con mayor razón cuando en otros de sus apartes Mancuso advierte: Por buscar lo ideal dejamos de alcanzar lo necesario. Este es uno de los riesgos presentes en todos los Procesos de Paz: que no se distinga lo académico de lo político, aquello que constituye lo ideal y aquello que constituye lo posible”. Sin duda, un consejo muy pertinente para la “Paz Total”[23], que está extraviada en el inalcanzable cielo de lo ideal. Por todo lo anterior, habría que darle una oportunidad a Mancuso de ser Gestor de Paz en este gobierno, así como lo hizo con éxito durante el gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez, aunque éste lo extraditará cuando empezó a contar verdades que le eran incomodas. ¿Será que los colombianos vamos a seguir complaciéndonos “en el ensueño de que la historia no se parezca a la Colombia en que vivimos, sino que Colombia termine por parecerse a su historia escrita, hecha más para esconder que para clarificar, en la cual se perpetúan vicios originales, se ganan batallas que nunca se dieron y se sacralizan glorias que nunca merecimos, como escribió García Márquez en su proclama “Por un país al alcance de los niños”[24]?   ¿Continuaremos viviendo en el ensueño de la historia oficial y la gloria inmerecida de ser la democracia más estable y profunda de Latinoamérica? ¿Cuándo seremos capaces de forjar la paz política entre todos los colombianos y cumplir el artículo 22 de la Constitución: “La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”? Solo entonces sabremos que la Paz Política es el derecho a la democracia y podremos salir de esta infernal guerra, tan rentable para pocos y sangrienta para todos. Especialmente rentable para los mismos de siempre[25] cuya codicia es insaciable y otros menos cuyos sueños “revolucionarios” son irrealizables y se han extraviado en una pesadilla de crímenes contra líderes populares que se oponen al control de sus territorios y la depredación de sus riquezas naturales.




jueves, febrero 22, 2024

NETANYAHU Y EL ABUSO CRIMINAL DE LA MEMORIA Y LAS VÍCTIMAS

 

NETANYAHU Y EL ABUSO CRIMINAL DE LA MEMORIA Y LAS VÍCTIMAS

https://blogs.elespectador.com/actualidad/calicanto/netanyahu-abuso-criminal-la-memoria-las-victimas

Dejar de explotar aquel pasado de sufrimiento como una fuente de poder y privilegios

Shelby Steels[1]

Hernando Llano Ángel.

No hay mayor abuso de la memoria de las víctimas del holocausto que utilizarlas para evadir la responsabilidad en la perpetuación de nuevas víctimas, como está sucediendo en la devastadora ocupación militar de la Franja de Gaza, donde al menos el 70% de ellas han sido mujeres y niños: “12.150 niños y 8.300 mujeres, a los que se suman más de 67.984 heridos (incluidos 8.663 niños y 6.327 mujeres) y más de 7.000 desaparecidos, lo que elevaría la cifra de fallecidos aún más, entre ellos 4.400 mujeres y niños, siendo las mujeres y los niños las principales víctimas de los ataques israelíes”[2]. Tales acciones son justificadas por Netanyahu y la extrema derecha para alcanzar la victoria total[3] sobre Hamás y rescatar a los más de cien rehenes que tiene en su poder. Incluso, ya ha fijado un ultimátum a Hamás para la liberación de los rehenes hasta el 10 de marzo. Sin duda, en la lógica genocida de Hitler y el antisemitismo era también imprescindible eliminar a los judíos para lograr la victoria total del tercer Reich. Es lo típico de la lógica belicista, más allá de la ideología que la anime, sea de extrema derecha, centro o extrema izquierda. Sea en nombre de una Nación, la Justicia, la Democracia o, peor aún, de alguna religión monoteísta que se reclame como la única verdadera y salvadora de la humanidad, en cuyo nombre se arrasa con todo vestigio de bondad y perdón con tal de eliminar a quienes considera herejes y ateos. Así sucede en todas las guerras de religión, tanto las de ayer como las de hoy y del futuro. Es una lógica criminal que parte de una premisa indiscutible, producto del fanatismo: el enemigo es un terrorista, “animales humanos”, como los llamó el ministro de defensa israelí[4], por lo tanto, no hay límites para su eliminación. Sus palabras se han venido cumpliendo hasta la fecha en forma despiadada y cruel: "He ordenado un asedio total sobre la Franja de Gaza. No habrá electricidad, ni alimentos, ni gas, todo está cerrado. Estamos luchando contra animales humanos y actuamos en consecuencia”. Declaración propia del comienzo oficial de graves crímenes de guerra contra los gazatíes y Palestina, sobre los cuales la Corte Internacional de Justicia[5] ha dictado medidas cautelares y advertido acerca de la violación de la Convención para la Prevención y Sanción del Genocidio[6]. Es la espiral interminable de la venganza en respuesta al criminal ataque de Hamás el 7 de octubre del año pasado. Una espiral que solo se detendrá cuando ambas partes recobren el sentido de la vida y la dignidad humana, más allá de pretender “honrar” a sus respectivas víctimas en cuyo nombre continúan cometiendo los más abominables crímenes, como la aniquilación sistemática e indiscriminada de mujeres, niños, ancianos gazatíes y la conversión de más de cien rehenes en piezas de negociación por parte de Hamás. El precio de la victoria total sobre Hamás que persigue sin contención Netanyahu demuestra la degradación casi absoluta del honor militar israelí, ensañado más contra civiles inermes que están sitiados por el hambre, las enfermedades y el miedo, sin otro lugar para desplazarse que el limbo de la muerte, único destino en Rafah, pues Egipto ya está cercando su frontera con muros infranqueables.

Contra la instrumentalización de las víctimas:

Por eso en la polémica desatada por el presidente del Brasil, Lula Da Silva[7], al comparar el genocidio en marcha en Gaza con la Shoah, es Netanyahu[8] quien más falta a la dignidad y la memoria de los 6 millones de víctimas del holocausto[9]. Es tal su soberbia maniquea, que invoca el respeto a la memoria de las víctimas provocadas por el antisemitismo fanático del nazismo como una catástrofe incomparable y única, ignorando y negando el dolor, la aniquilación y la agonía causada por los bombardeos y la ofensiva desproporcionada de su ejército contra miles de niños, mujeres y ancianos gazatíes. Una aniquilación y un dolor tan profundo y atroz como el sufrido por sus antepasados en Europa. En su delirio belicista, Netanyahu argumenta que lo hace en “legítima defensa” contra el terrorismo de Hamás. Una defensa tan desproporcionada que ya casi multiplica por 30 el terror de las 1.200 víctimas perpetradas por el ataque de Hamás, además de convertir en escombros las ciudades de la Franja de Gaza, su infraestructura y hasta sus hospitales. Gaza es una inmensa escombrera y la mayor fosa común del mundo en la actualidad, cuyas dimensiones espera profundizar Netanyahu con la ocupación militar de Rafha[10], donde ha desplazado más de un millón de Gazatíes después de la destrucción de sus hogares en ciudades como Gaza y Jan Yunis, bajo el pretexto de que en Rafha estarían seguros. La misma lógica de los infames y cínicos letreros a la entrada de los Campos de Concentración, que les anunciaba a los judíos que el trabajo les daría la libertad: “Arbeit macht Frei”[11]. Sin duda, las estrategias devastadoras y genocidas del nazismo difieren en el número de víctimas y los lugares de ejecución impune, pero no en la lógica criminal de Netanyahu, que es del mismo orden. En la Franja de Gaza no hay campos de concentración porque toda la Franja es un campo de aniquilación. De manera que es infame apelar a las víctimas de la Shoah para ocultar o evadir la responsabilidad criminal de Netanyahu y sus cómplices. Como lo escribió Shelby Steels --citado por Todorov en su libro “Los abusos de la memoria”— hay que “dejar de explotar aquel pasado de sufrimiento como una fuente de poder y privilegios” y tener más respeto por la memoria de todas las víctimas. Pero, sobre todo, no invocar las víctimas del pasado y la shoah para seguir perpetrando en el presente y hasta la supuesta “victoria total” el número incontable de víctimas gazatíes, convirtiendo la Franja de Gaza en la fosa común de la conciencia humanitaria y la tierra santa en una tierra arrasada[12] con miles de gazatíes despedazados. Una conciencia que Netanyahu y sus cómplices han perdido por completo. Por eso rechazan la competencia de la Corte Internacional de Justicia[13] en las audiencias que por la ocupación israelí de territorios palestinos acaba de comenzar en La Haya. Audiencias en las que participarán “52 Estados que presentarán argumentos sobre las consecuencias jurídicas de la ocupación israelí de los territorios palestinos”. Audiencias que se apresuró el Estado Israelí a calificar como ilegítimas y rechazar la competencia de la Corte Internacional de Justicia. Hasta en eso se asemeja la respuesta de Netanyahu a la dada por el Estado Nacionalsocialista alemán en la Sociedad de las Naciones en 1933, pues su representante, Joseph Goebels, contestó así a una denuncia presentada por un ciudadano judío: “Somos un Estado soberano y lo que ha dicho este individuo no nos concierne. Hacemos lo que queremos de nuestros socialistas, de nuestros pacifistas, de nuestros judíos, y no tenemos que soportar control alguno ni de la Humanidad, ni de la Sociedad de Naciones”. En la práctica, el Estado israelí actual está haciendo lo mismo en la Franja de Gaza y Cisjordania al no atender los llamados de las Naciones Unidas y de la comunidad internacional y continuar avanzando contra miles de gazatíes refugiados y hacinados en Rafah. ¡Qué vergüenza deshonrar así la memoria de los millones de judíos víctimas del nazismo! Y, todavía, peor, no escuchar las protestas y súplicas de los familiares de los rehenes, que temen un desenlace fatal si no se atienden las propuestas de negociación de Hamás, pues para Netanyahu lo único que importa es su aniquilación y la victoria total. Igual le sucedió a Hitler y su tercer Reich y lo único que obtuvieron fue la ignominia y la derrota total, además de acelerar la creación del Estado de Israel en 1948. ¿Sucederá lo mismo ahora y de los escombros de Gaza surgirá el Estado Palestino o, lo que sería catastrófico e inhumano, se impondrá esa especie de “protectorado concentracionario” que anuncia Netanyahu con la falacia de proteger a Israel? Si sucede esto último, las Naciones Unidas dejarían de existir y entraríamos al caos de un orden internacional criminal donde, como ya lo dijo su Secretario General, Antonio Guterres, “el rey del juego es la impunidad”. Ya lo está anunciado Putin con la misteriosa muerte de Alexei Navalny y el secuestro de su cuerpo, impidiendo incluso la entrega a su madre[14], para ocultar las evidencias del crimen[15].