viernes, diciembre 24, 2021

Chile: Laboratorio de política y democracia ciudadana

 

CHILE: Laboratorio de política y democracia ciudadana

https://blogs.elespectador.com/politica/calicanto/chile-laboratorio-politica-democracia-ciudadana

Hernando Llano Ángel.

Chile se ha convertido en un laboratorio excepcional de política y democracia para el mundo entero, especialmente para nuestro subcontinente, agobiado por la pandemia del Covid 19 y la crisis de representatividad y liderazgos políticos democráticos. Por eso vale la pena conocerlo y analizarlo a partir de sus protagonistas, escuchando completo el primer discurso de Gabriel Boric Font[1] como presidente electo. Solo así se podrán superar las visiones políticas ideologizadas, fanáticas y maniqueas, que circulan por las redes sociales. Visiones, la mayoría de ellas, llenas de prejuicios originados en la ignorancia, el odio y la mezquindad de quienes confunden la búsqueda de justicia social con el comunismo, simplemente porque no están dispuestos a ceder un milímetro de sus privilegios y riqueza. Además, dichos sectores saben muy bien que desinformando y tergiversando podrán propiciar y hasta acelerar una polarización social que conduzca al fracaso de todo intento reformista, por más gradual y tímido que éste sea. Es el juego perverso de la profecía autocumplida,[2] realizada con consecuencias políticas y sociales desastrosas que luego se atribuyen al adversario, en este caso al presidente electo Gabriel Boric Font, y no a las propias acciones de bloqueo y saboteo ejecutadas por minorías empeñadas deliberadamente en su fracaso. Tal el acto reflejo de la bolsa de capitales de Santiago al registrar automáticamente una caída del 6.83% y “un máximo histórico de 872,61 pesos por dólar tras un salto de 30 pesos con respecto a la sesión del viernes. De esta manera, la divisa estadounidense superó su nivel más alto desde el 18 de marzo de 2020”[3].  Típica reacción del capital financiero, siempre el más avaricioso y mezquino. Así lo expresó Ricardo Bustamante, jefe de estudios trading de Capitaria[4]: “Este comportamiento se da porque los inversionistas prefieren políticas más promercado, teniendo desconfianza con respecto a las condiciones que existirán en la presidencia de Boric”.[5]  Y es replicado, en forma vertiginosa, con la fuga de capitales al exterior, según las recientes noticias: “Triunfo de Boric activa compras inmobiliarias en el exterior y nueva ola dependerá de sus señales[6], desafiando desde ya el futuro de su gobernabilidad mediante el chantaje económico.

La izquierda es la ética pública

Por eso siempre resulta para la derecha más fácil gobernar que para la izquierda. Es mucho más sencillo favorecer a unos pocos y estimular un crecimiento que beneficia a minorías, que gobernar para y con mayorías excluidas y marginadas, impulsando reformas y políticas públicas redistributivas. Precisamente una de las diferencias esenciales entre la derecha y la izquierda, es que la primera defiende a ultranza y por conveniencia propia intereses particulares, mientras la izquierda promueve por convicción intereses generales. Para la primera, prevalece la ética del mercado y la ganancia y, después, si alcanza caerá el cuentagotas de los subsidios asistencialistas y el clientelismo corruptor de la politiquería sobre los sectores sociales empobrecidos que, en su lenguaje almibarado, llaman “desfavorecidos y vulnerables”. Para la izquierda, por el contrario, prima la ética pública del bien común, de allí su compromiso con las reformas estructurales, como en efecto las anuncia Gabriel Boric. Lo expresó claramente en su primer discurso como presidente electo en el minuto 17.20[7]: “Somos una generación que emerge a la vida pública demandando que los derechos sean derechos y no bienes de consumo. No negocio. Y vamos a seguir defendiendo esos principios”. Por eso desde la campaña se comprometió con “las pensiones dignas para quienes han trabajado toda su vida haciendo grande nuestro Chile y que no pueden seguir esperando. No queremos que sigan haciendo negocios con nuestras pensiones. Crecimiento y distribución justa de la riqueza van de la mano… Las AFP[8] (Administradoras de Fondos de Pensiones) en Chile que hoy ganan cifras absurdas a costa del trabajo de chilenos y chilenas son parte del problema y vamos a defender un sistema público, autónomo, sin fines de lucro y sin AFP”, lo anuncia desde el minuto 15.57[9] en su discurso. Y tiene muy claro que para lograrlo se precisa máxima inclusión social y responsabilidad gubernamental: “Aquí todas y todos somos necesarios. Las y los trabajadores que forjan día a día la riqueza de nuestra patria. La cooperación del mundo empresarial, construir alianzas, acercar miradas. Si estamos aquí es para asegurar que la prosperidad alcance a cada rincón de nuestra tierra, y para eso nadie sobra… En esta noche de triunfo repito el compromiso que hiciéramos durante toda la campaña: expandiremos los derechos sociales y lo haremos con responsabilidad fiscal, lo haremos cuidando nuestra macroeconomía”. Nadie podría señalarlo por ello, como lo hacen ahora la mayoría de los medios de comunicación, de ser un “izquierdista radical” que augura inseguridad económica, odio y lucha de clases. Todo lo contrario, de allí su estribillo al final del discurso, minuto 28.33, según el cual lo “hará gobernando con todas las personas, sumando ideas, abriendo puertas y tendiendo puentes”[10].

Democracia ciudadana

Hay muchos otros apartes de su discurso que bien pueden servirnos a todos los colombianos de guía para votar conscientemente en nuestras elecciones del 2022, los cuales resaltaré en el próximo y último Calicanto de este año. Temas relacionados precisamente con la construcción de una auténtica democracia de ciudadanos, empresa colectiva que Gabriel Boric ha empezado a liderar desde Chile y se convierte en un horizonte promisorio para dejar atrás estos regímenes electofácticos y cacocráticos gobernados por politiqueros corruptos que han usurpado, violado y deslegitimado casi por completo la democracia en Latinoamérica. En Colombia lo han hecho en asocio con poderes de facto legales, AVALados[11] por el voraz sector financiero y el corporativo internacional (Odebrecht[12]) e ilegales como el narcotráfico (8.000[13]-Ñeñepolítica[14]) y la criminalidad organizada (Narcoparapolítica[15]), al menos desde 1990 cuando es asesinado Luis Carlos Galán y Cesar Gaviria gana la presidencia por descarte, pues también fueron asesinados los candidatos de la oposición: Bernardo Jaramillo Ossa y Carlos Pizarro Leongómez. Desde entonces se ha venido consolidando este régimen electofáctico y cacocrático[16] con el apoyo de millones de electores ingenuos, pero especialmente por la desidia, la apatía y la ignorancia de la mayoría de abstencionistas, que todavía creen que la política en nada afecta sus vidas. Toda la razón tenía Bertolt Brecht[17] cuando escribió su poema: “El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de las decisiones políticas. No sabe que el costo de la vida, del pan, de los combustibles, del vestido, del zapato y de las medicinas, depende de decisiones políticas. El analfabeto político es tan imbécil que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos, que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales”.  No botemos nuestro voto en el 2022 votando por esos mequetrefes y lacayos. Tal puede ser la mejor manera de comenzar un nuevo año y quizá una nueva era política. Depende de nuestras mentes y en nuestras manos hacerlo, pues el plazo para la inscripción de cédulas vence el próximo 13 de enero de 2022[18].



miércoles, diciembre 22, 2021

En política no hay Mesías y menos regalos de navidad

 

En política no hay Mesías y menos regalos de navidad

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Hernando Llano Ángel

Difícil encontrar una fiesta más desnaturalizada y pervertida que la navidad. Al menos, si la consideramos desde el punto de vista de la natividad[1], cuyo origen evoca en nuestra tradición judeo-cristiana el nacimiento de un niño en una pesebrera de Belén: “Y sucedió que Jesús nació en Belén; y como no tenían dónde quedarse en el pueblo, el infante fue acostado en un pesebre mientras los ángeles anunciaban su nacimiento a un grupo de pastores que lo adoró como Mesías y Señor”. A continuación, “un ángel se le apareció a José en un sueño y le advirtió que se llevara al niño y a su madre y huyera a Egipto, porque Herodes tenía la intención de matarlo”, según el evangelio de Mateo. Una historia semejante se repite todos los días en nuestro terruño y en el mundo entero. En el Parque Nacional, en la Bogotá que celebra con luces y derroche comercial sin IVA la navidad, se encuentra una especie de gigantesca pesebrera donde malviven numerosas familias de la comunidad Embera[2]. Allí, el hambre, la enfermedad y la muerte rondan a cientos de niños sin Dios y sin ninguna posibilidad de ser salvados por un ángel para huir a Egipto. Y, al parecer, menos salvados por el Gobierno Nacional y la alcaldesa que, como Pilatos, se lavan las manos sin atender con urgencia las demandas vitales de los émberas. En la próspera y culta Europa sucede lo mismo. Los migrantes se han convertido en carne de negociación política, comodín en manos de autócratas y demócratas, que cierran o entreabren sus fronteras al vaivén de las conveniencias del mercado, la seguridad nacional y las elecciones. Ni hablar del trato inhumano que reciben las caravanas de migrantes en Centroamérica y México, donde deambulan como zombies en busca del “sueño americano”, hoy convertido para la mayoría de ellos en una pesadilla infernal. Según informe de la ONU, “la cifra de migrantes internacionales en todo el mundo era de 272 millones en 2019”[3]. La pandemia de Covid 19 ha incidido en ello, pero no ha sido el mayor detonador de los millones que intentan salvar sus vidas huyendo de otras pandemias más mortíferas como la guerra, la persecución política, la inseguridad y la física hambre, que son sus principales causas. Contra estas pandemias no se ha inventado vacuna alguna, porque su origen no es biológico sino ideológico. Y quizá la mejor forma de contrarrestarlas es vacunándonos contra aquellos líderes que portan el síndrome del mesianismo y sus millones de seguidores que creen fanáticamente en ellos. Siempre los ha habido a la derecha y la izquierda del espectro político. Y sus obras han sido catastróficas. Prometieron a sus pueblos el cielo en la tierra y lo convirtieron en un infierno. Basta volver la vista atrás en la Europa de Hitler, Mussolini y Stalin. Pero no hay que ir tan lejos. Lo sabemos bien con los cerca de casi dos millones de venezolanos[4] que desesperadamente han ingresado a nuestro país, donde tenemos un registro de más de 9 millones de colombianos víctimas del conflicto armado interno y al menos 6 millones de ellas se han visto obligadas a desplazarse para salvar sus vidas. Por eso el Centro Nacional de Memoria Histórica habla de una Nación Desplazada[5]. De allí, que más nos convendría aceptar que en política no hay Mesías y menos regalos de navidad, solo maniobras para gobernar y ganar elecciones, como el reciente aumento del salario mínimo con subsidio de transporte a 1.117.172, que sigue siendo el séptimo más bajo de Suramérica[6]. “Según el DANE la canasta básica familiar (CBF), le cuesta a un hogar colombiano promedio –integrado por 4 personas– $4.262.916 mensuales. Cada hogar requeriría de 4,2 salarios mínimos legales para la adquisición de todos los bienes y servicios necesarios y vitales”. Por algo, el único Mesías que conocemos respondió a Pilatos: “Mi reino no es de este mundo”, Juan (18, 33-37) y probablemente por ello fue crucificado. Valdría la pena que en las elecciones del 2022 tuviéramos en cuenta lo anterior antes de votar, pues corremos el riesgo de ser crucificados una vez más y sin posibilidades de resucitar o revocar al presidente y los congresistas electos. No hay que olvidar que la política es la que define quién o quienes reinan en este mundo y depende de todos nosotros permitir que sigan o no siendo siempre “los mismos con las mismas” y a favor de los mismos. Mañana votaremos y entonces veremos. Por eso, no botemos nuestro voto una vez más, quizá así seremos menos infelices e injustos en el 2022.

 

martes, diciembre 14, 2021

La Minga decembrina: ¿De la confrontación violenta al reconocimiento y la reconciliación social y política?

 

LA MINGA DECEMBRINA ¿DE LA CONFRONTACIÓN VIOLENTA AL RECONOCIMIENTO Y LA RECONCILIACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA?

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Hernando Llano Ángel

Contra todos los pronósticos apocalípticos, miedos, prejuicios sociales y odios, la reciente visita de la Minga del CRIC a Cali terminó siendo un acontecimiento político de trascendencia, pues permitió pasar de la desconfianza y la confrontación social al reconocimiento y el diálogo entre quienes ayer solo existía hostilidad y mutuo repudio. Todo ello fue posible gracias a la buena voluntad de todas las partes, expresada en principio por Monseñor Jesús Darío Monsalve[1], respaldado por el espíritu civilista de ciudadanas y ciudadanos organizados en “Mediación por Cali”, la academia y especialmente los sectores de la Comuna 22 y su Frente de Seguridad, que fueron hasta Jamundí a escuchar en “son de paz” a cuatro de los diez Consejeros Mayores del CRIC. De este encuentro, según el comunicado divulgado por las redes sociales, sobresalen las siguientes conclusiones de los vecinos de la Comuna 22: “la verdad quedamos muy tranquilos, satisfechos y seguros que no habrá desmanes, ni violencia, ni nada que nos dañe como ciudad. Ellos quieren ser escuchados sin provocaciones de lado y lado, porque manifiestan estar cansados de: Sufrir la violencia producto del narcotráfico, reclutamiento forzado de sus hijos, asesinato de líderes, de jóvenes y mujeres, daños Ambientales, falta de oportunidades en cuanto a estudio y ser estigmatizados como los más perversos. En fin, ellos lo que quieren es ESCUCHAR y ser ESCUCHADOS y APOYADOS, PRIMERO POR LA SOCIEDAD CIVIL “NOSOTROS” y luego por nuestros gobernantes”. Lo anterior confirma algo que no hemos podido todavía aprender como sociedad y hace parte del ABC de la transformación de todos los conflictos sociales y políticos: primero está el reconocimiento de nuestra igual dignidad como seres humanos, más allá de estereotipos de clase, étnicos o de ideologías políticas, que nos llevan a percibirnos como irreconciliables y hasta enemigos mortales. A partir de allí, viene la insuperable superioridad de la palabra sobre la violencia, del diálogo sobre las armas, del acuerdo sobre la confrontación, en fin, de la política sobre la guerra. Superioridad que es confirmada cuando todas las partes se respetan, cumplen la palabra y honran mutuamente los pactos realizados porque que ellos tienen como horizonte los intereses generales o el llamado “bien común”, que obviamente comienza por el respeto de todas las vidas y su dignidad inmanente, más allá del origen social, estrato, creencias políticas o religiosas. Es decir, cuando abandonamos y superamos el letal virus del maniqueísmo[2] que nos enfrenta entre supuestos “ciudadanos de bien” contra “indios invasores” y entonces nos dejamos arrastrar por consignas vacuas como “los buenos somos más” e invocamos inmediatamente un supuesto derecho a la “legítima autodefensa” de nuestras vidas y bienes contra los llamados “terroristas apátridas”. Como lo expresó de manera insuperable el novelista israelí Amos Oz[3], refiriéndose precisamente al conflicto milenario que aniquila a dos pueblos históricamente inseparables como el palestino y el judío: “La semilla del fanatismo siempre brota al adoptar una actitud de superioridad moral que impide llegar a un acuerdo”. Precisamente es lo que acontece con un número considerable de colombianos y colombianas que han crecido en “territorios” donde esa semilla del fanatismo es muy fértil y amenaza con cubrir nuevamente a toda la nación. A tal punto están tan convencidos de su “superioridad moral” que esto les impide llegar a un acuerdo con quienes consideran inferiores y peligrosos, bien porque “son de un estrato social diferente”, “una raza degenerada”, “son ateos libertinos”, “mamertos terroristas” o, por el contrario, “paracos uribistas”. Dicho fanatismo tiende a expresarse de las formas más diversas e inimaginables. Ayer tomó banderas sectarias rojas y azules que anegaron en sangre nuestras ciudades y campos. Hoy se expresa de múltiples formas con sustento en el clasismo, el machismo, el racismo, el caudillismo político, el sexismo, las creencias religiosas y hasta la fobia deportiva, en nombre de las cuales muchos ejercen violencia y hasta matan al diferente o disidente con la mejor buena conciencia. De allí la importancia y trascendencia de esta visita de la Minga, pues empieza a liberarnos del lastre criminal del fanatismo social, étnico, político y sexual, que hoy se expresa en cifras tan dolorosas y vergonzosas como las reveladas por la Defensoría del Pueblo[4], que reporta durante este 2021 el asesinato de 130 líderes sociales y defensores de derechos humanos, entre ellos 31 dirigentes comunales, 30 indígenas, 16 comunitarios, 14 campesinos y 7 sindicales.

Un comienzo de reparación y reconciliación

Como muy bien concluye el mensaje difundido por los promotores del Frente de Seguridad de la comuna 22 en Ciudad Jardín, dicha visita de la Minga: “Propone la posibilidad de conocernos, de atender nuestras inquietudes y también quieren contarnos lo que quieren en el mediano y largo plazo, para sus comunidades y para Colombia. No para ponernos de acuerdo, sino para conocernos y lograr el comienzo de una nueva historia, una especie de borrón y cuenta nueva con nuestra Comuna y con La Ciudad de Cali en particular, porque se sienten parte de ella, así no sean reconocidos si no como unos “simples indios” (expresión racista que debemos eliminar de nuestro léxico). LES VIMOS BUENAS INTENCIONES EN GENERAL Y LAMENTARON LOS HECHOS DEL 28 de abril. Mañana estrecharemos manos en son de Paz y la intención de iniciar los caminos hacia el perdón y la reconciliación en compañía de la Arquidiócesis, las fuerzas vivas del gobierno departamental, central y municipal”. En efecto, así fue, pero este acontecimiento solo es el comienzo de esa nueva historia y dependerá de todos que pasemos del reconocimiento a la reconciliación social y política. Pero para ello se precisa primero verdad, reparación y especialmente superación de las condiciones económicas, sociales, políticas y culturales que han marginado y victimizado por siglos a la población indígena, negra y campesina de nuestra nación, sin lo cual difícilmente consolidaremos la paz social. Por eso el 2022 no sólo será un año electoralmente decisivo, sino históricamente crucial para avanzar hacia la reconciliación social y política. Para dejar atrás un pasado de victimarios impunes, situados tanto en la extrema derecha como en la izquierda de nuestra espectral política, y empezar así a redimir con la memoria y las verdades a millones de víctimas condenadas al olvido, la humillación y la estigmatización.

 

viernes, diciembre 10, 2021

ELECCIONES 2022: ¿Coaliciones políticas o delincuenciales?

 

ELECCIONES 2022 ¿COALICIONES POLÍTICAS Y/O DELINCUENCIALES?

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Hernando Llano Ángel

Quizá la pregunta pueda parecer exagerada, pero no carece de sentido y menos de actualidad. Incluso se podría afirmar que es una pregunta con vigencia histórica todavía sin responder. La política y su relación simbiótica con el delito, sea de orden menor como el plagio en sus tesis de Maestría de la presidenta de la Cámara de Representantes, Jennifer Arias[1], o de dimensiones mayores que incluso afectan gravemente la legitimidad de Jefes de Estado como el proceso 8.000 con Samper[2], la reelección del presidente Uribe[3] y del mismo Congreso con la parapolítica[4] y sus cerca de 60 congresistas condenados por concierto para delinquir agravado, parece ser el signo distintivo del régimen político en que vivimos. Un régimen que, por tanto, bien podría ser denominado cacocrático, pues en él gobiernan los más habilidosos políticos en fraguar alianzas con el crimen y la ilegalidad, o también electofáctico, para extenderlo a otros poderes de facto, incluso de la economía legal, que son determinantes en su triunfo como las financiaciones de Odebrecht o del sector financiero y empresarial, que se conocen después de elecciones y quedan en la absoluta impunidad. Por ello, no es de sorprenderse que en las actuales coaliciones de prácticamente todas las precandidaturas ninguna esté a salvo de tener alguno de sus miembros sub júdice o que lo haya estado en el pasado, bien por investigaciones disciplinarias o fiscales. Incluso en la coalición que más énfasis hace en su lucha contra la corrupción, como la llamada Coalición Centro Esperanza, se encuentra Sergio Fajardo enredado por la investigación fiscal de la Contraloría Nacional[5] en el complejo y oscuro descalabro de Hidroituango.[6] En la denominada Coalición de la Experiencia, las investigaciones pasadas sobre el desempeño en sus cargos públicos de Dilian Francisca Toro[7] y Enrique Peñalosa[8], también siembran dudas sobre sus ejecutorias y transparencia. Ni hablar de los escándalos que salpican a Gustavo Petro, como cabeza del Pacto Histórico, de todos las cuales ha salido airoso en el Consejo Nacional Electoral[9], como también ha sucedido con las campañas presidenciales de Juan Manuel Santos con Odebrecht[10] e Iván Duque con el Ñeñe Hernández[11]. Algo semejante acontece con el precandidato del Centro Democrático, Oscar Iván Zuluaga, también salpicado en su campaña de 2014 por supuesta financiación de Odebrecht[12], de la cual fue exonerado. Ni hablar de las investigaciones contra el expresidente y exsenador Álvaro Uribe Vélez[13], protagonista principal de la política nacional desde al menos 16 años, para quien actualmente el coordinador de la Fiscalía Delegada ante la Corte Suprema de Justicia, Gabriel Ramón Jaimes Durán, solicita la preclusión de la investigación por los cargos que se le imputan de falsedad documental y soborno de testigos. En fin, sería casi interminable seguir con un recuento que relacione a todos los precandidatos en competencia, y más bien deberíamos ser conscientes que esa relación de la política institucional con la ilegalidad y el delito es una constante histórica y estructural, que desde la misma Declaración de Benidorm, Alberto Lleras Camargo y Laureano Gómez Castro, mencionaron y condenaron, sin que se haya superado: “ninguno de los dos partidos tradicionales de Colombia acepta que el delito pueda ser utilizado para su incremento o preponderancia”.  Más bien ha sucedido exactamente todo lo contrario, pues el narcotráfico catalizó y refundió la política en una arena movediza de sangre, dinero y agencias estatales de inteligencia como el B-2, F-2 y DAS, que desembocó en los magnicidios de tres candidatos presidenciales: Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo Ossa y Carlos Pizarro Leongómez, además de la profunda degradación del conflicto armado interno con las AUC y las guerrillas, que encontraron en dicha economía ilegal su principal fuente de financiación. La carta de José Ever Rueda Silva[14], cómplice en el magnicidio de Galán, revela ese entramado mortífero de la política con el crimen y las agencias de inteligencia estatales. Un entramado de una dinámica y cambios tan inimaginables que en el pasado propició coaliciones entre un candidato presidencial conservador como Andrés Pastrana con las FARC, en el interregno entre la primera y la segunda vuelta electoral, siguiendo los consejos de Álvaro Leyva, y que a la postre significó su triunfo sobre Horacio Serpa, quien le había ganado en primera vuelta. Coalición que se tradujo en el despeje del Caguán y el fallido proceso de paz. Posteriormente se reeditaría con el apoyo explícito de las AUC en las campañas presidenciales de Álvaro Uribe Vélez.  Al respecto, en el caso del presidente Álvaro Uribe Vélez las relaciones de su denominada política de “seguridad democrática” con el respaldo electoral e ideológico de los máximos comandantes de la AUC son irrefutables. En la última entrevista concedida por Mancuso al periodista y editor judicial de RCN, Juan Carlos Giraldo[15], a la pregunta sobre la relación electoral entre las AUC y las campañas presidenciales de Álvaro Uribe, respondió: “Claro de que éramos conscientes de que las votaciones nuestras estaban apoyando al presidente Uribe, porque los conceptos ideológicos de Uribe en cuanto al tema de la seguridad, en nada riñen con los que nosotros teníamos en la zona, parecido a lo que implementamos en las regiones. ¿Sin ustedes, Álvaro Uribe hubiera sido presidente de Colombia? No creo, porque las personas que están en esas zonas de autodefensa tienen una ideología en cuanto a seguridad nacional, parecida a la seguridad democrática que estaba exponiendo Uribe. Por supuesto que les dijimos a nuestras comunidades, aquellas que nos eran afectas y que dependían de nosotros, como un estado en gestación que éramos, a nuestros líderes, a nuestras bases y a nuestros simpatizantes, que votaran por ese candidato ya que engranaba perfectamente con nuestras ideologías políticas (Giraldo, “Las comadres de la parapolítica” 2008, p. 403)”. Por su parte, Vicente Castaño fue todavía más explícito: “La seguridad democrática funcionó y se nos ha terminado la razón de existir. Las autodefensas nacieron porque el Estado no podía defendernos, pero en este momento el Estado está en capacidad de defender a los ciudadanos. En Urabá tenemos cultivo de palma. Yo mismo conseguí los empresarios para invertir en esos proyectos que son duraderos y productivos. La idea es llevar a los ricos a invertir en ese tipo de proyectos en diferentes zonas del país. Al llevar a los ricos a esas zonas llegan las instituciones del Estado. Desafortunadamente las instituciones del Estado sólo les caminan a esas cosas cuando están los ricos. Hay que llevar ricos a todas las regiones del país y esa es una de las misiones que tienen todos los comandantes (Revista Semana, edición número 1.205, junio 6 a 13 de 2005, página 34”). Quizá por todo lo anterior sea comprensible hoy el ingreso a la coalición del Pacto Histórico del exalcalde y exgobernador de Antioquia, Luis Pérez Gutiérrez, cuya responsabilidad en la criminal operación Orión[16],  Petro pretende ignorar. Un olvido que pone de presente que más allá de la verdad, el dolor, la justicia y la reparación de las víctimas de la comuna 13 está el pragmático cálculo por los votos de Pérez y el respaldo que le brindarían sectores de ultraderecha y las AUC que le cobrarían en las urnas a Uribe la extradición de sus comandantes por develar el respaldo electoral que le brindaron. Son todas estas macabras historias y coaliciones las que parecen renovarse en esta época preelectoral y que debemos tener en cuenta el próximo 2022 para no legitimar con nuestro voto dicho régimen electofáctico.