martes, junio 21, 2022

LA CAJA DE PANDORA DE PETRO Vs LA CAJA POPULISTA DE HERNÁNDEZ

LA CAJA DE PANDORA DE PETRO Vs LA CAJA POPULISTA DE HERNÁNDEZ

https://blogs.elespectador.com/politica/calicanto/la-caja-pandora-petro-vs-la-caja-populista-hernandez

Hernando Llano Ángel

Continuando con el símil de la Caja de Pandora, se podría afirmar que la caja de Petro contiene la esperanza de más de 8 millones de compatriotas por vivir en un país que les brinde igualdad de oportunidades para dejar de ser nadies. Oportunidades para el ejercicio de sus derechos fundamentales, sin depender ello de quedar atrapados en las redes clientelistas de los politiqueros o las asistencialistas del Estado, como sucede en la actualidad. Para alcanzar tal propósito, su programa de gobierno se compromete con reformas estructurales como la redistribución de la tierra; promover justicia tributaria que grave a los más ricos y así el Estado poder desarrollar políticas sociales centradas en derechos más que en subsidios temporales; diseñar un sistema pensional más incluyente y justo, que garantice seguridad social y una vejez digna a millones de colombianos expuestos sus últimos años de vida a la penuria y la marginalidad social. También se propone sustituir en un periodo de 12 años la dependencia fiscal del Estado de las energías fósiles, petróleo y carbón, incentivando su sustitución por energías limpias y sostenibles como la solar y eólica. Considerando dichas propuestas, su programa puede ser caracterizado como reformista, no de extrema izquierda, si acaso socialdemócrata, que apuesta por una transición energética acorde con la crisis climática planetaria. Tales propuestas han sido calificadas por sus opositores de enorme peligrosidad para la democracia y la estabilidad económica, tildándolas de extrema izquierda y hasta de comunistas. Calificativos que no se corresponde objetivamente con el alcance social y económico que ellas contienen, pero que han sido políticamente muy efectivos para sembrar el miedo y presentar a Petro como expropiador “castrochavista”. Una imagen negativa que refuerza en millones de colombianos su “petrofobia”, como bien la denomina el blog Reencuadres[1], de Manuel J Bolívar, y llevará probablemente a millones de colombianos el próximo 19 de junio a votar por la caja populista del Mercado de la Transparencia del ingenioso Hernández. Una Caja que contiene la promesa de acabar con la robadera de los politiqueros, hacer transparente y pulcra la gestión pública y les ofrece lo que ellos quieren escuchar en forma chabacana: “quitarles a todos los congresistas las camionetas”, “convertir la Casa de Nariño en un museo con obras de Botero”, sin duda su propuesta más robusta, sólida y pintoresca que la llevará a cabo el poeta William Ospina catapultado a ministro de cultura. Por si faltara algo, Hernández se presenta como un Presidente filántropo, que trasladará su sueldo al Icetex para condonar las deudas de los “muchachos pobres” que no alcanzan a cancelarlas. Ingeniosas y populares propuestas que despiertan exactamente lo contrario de las de Petro: más simpatía, votos y admiración cercanas al afecto por un abuelo bonachón, generoso y charlatán. Si a ello se suma su imagen de ingeniero y empresario rico, caricatura de un Trump tropical, además de sus expresiones y comportamientos de “macho vulgar”, que amenaza y golpea a quien lo desafía, tenemos todos los ingredientes necesarios para convocar a millones de admiradores que quisieran ser como él: rico, macho y exitoso. Pero además de estos rasgos idiosincráticos en los que se ven reflejados millones de colombianos, muchos más de los 6 de la primera vuelta, hay que sumar otros dos aspectos que afectan negativamente la imagen y posibilidades de Petro para la segunda vuelta. Ellas son, su temperamento y estilo de liderazgo en la gestión pública, el cual no está muy lejano del propio de Hernández. El segundo, la cultura política y los intereses económicos predominantes en nuestra sociedad, en los que Petro sí se encuentra muy lejano de Hernández y claramente favorecen al ingeniero con sus ingeniosas propuestas, tan celebradas por el colombiano corriente y pragmático, obsesionado por salir adelante, ser emprendedor y parecerse al ingeniero.  

Petro y Hernández tan cercanos

Durante su alcaldía de Bogotá, Petro reveló dos rasgos negativos de su liderazgo, la conflictividad y prepotencia intelectual, que afectan su imagen y talante democrático. Un talante poco permeable a la concertación y al reconocimiento de los errores, como su desacertada gestión en la crisis de las basuras de la capital. Convendría que Petro tuviera en cuenta que un auténtico demócrata no está seguro de tener siempre la razón, como advertía lucidamente Albert Camus a sus contradictores. Tales rasgos quedaron en la memoria de millones de colombianos, pues exhibió enormes dificultades para trabajar en forma concertada, estable y eficiente con cercanos y valiosos colaboradores, como Antonio Navarro, en la Secretaria de gobierno y Consuelo Ahumada en la Secretaria de Integración Social. No obstante, independientemente de los balances dispares y las controversias interminables sobre el alcance  de su administración[2], su triunfo en la primera vuelta el pasado 29 de mayo con el 47.05% de los votos[3], demuestra que cuenta con un apoyo mayoritario en el electorado capitalino frente al 22.15% de Rodolfo Hernández. Curiosamente, Hernández también exhibió dos rasgos más deplorables que los de Petro durante su popular alcaldía de Bucaramanga: su irascibilidad e intolerancia frente a sus críticos, que fueron desde los insultos hasta la agresión física, como sucedió con el concejal John Claro[4] y luego cuando recibió una sanción de la Procuraduría General de la Nación[5] “con suspensión e inhabilidad especial por cinco meses por incumplir su deber de tratar con respeto y dignidad humana a un ciudadano, durante una actividad realizada el 26 de octubre de 2018, en el Parque Solón Wilches del municipio”. Estos rasgos son incluso más graves y peligrosos que los de Petro si tenemos en cuenta que dentro de las medidas anunciadas por Hernández como recurso de gobernabilidad está el uso de la Conmoción Interior, lo que podría conllevar abusos de autoridad y violaciones generalizadas a los derechos humanos, si miembros de la Fuerza Pública siguen el trato que dio Hernández a sus contradictores durante su alcaldía en Bucaramanga. De manera que, en cuanto a temperamento, ambos se encuentran relativamente cercanos, reconociendo una enorme y sustancial diferencia, pues Petro en su vida de congresista se destacó por sus valientes y documentados debates contra el paramilitarismo, la parapolítica y la defensa de los derechos humanos y nunca ha mencionado la Conmoción Interior como un recurso para su gobernabilidad. Uso que además no es discrecional de la voluntad presidencial, como parece pensarlo Hernández, sino que depende de los requisitos fijados por el artículo 213 de la Constitución Política.

Petro y Hernández tan lejanos

Pero la mayor distancia entre ambos la encontramos en la cultura política y los intereses económicos que predominan en la mente y los comportamientos de la mayoría de colombianos. En la cultura política hay que reconocer que en nuestra sociedad predominan los rasgos más conservadores y antidemocráticos, casi atávicos, que consideran valores como el debate y la deliberación, el respeto a los derechos humanos, la autonomía individual, la diversidad de orientación sexual, la igualdad de género, la protesta social y los derechos humanos como expresiones propias del izquierdismo y a sus defensores o promotores les tildan de “mamertos”, “guerrilleros vestidos de civil” o “traficantes de derechos humanos”, como los llamaba el expresidente Uribe durante sus administraciones. Rasgos de una cultura política premoderna, que le teme al cambio en clave de mayor pluralismo, libertad, igualdad, deliberación y liderazgo ciudadano. Todos estos rasgos son muy cercanos a la identidad del ingeniero Hernández, compartidos y venerados por millones de colombianos que le huyen al debate, como lo hace el candidato, sobre temas relacionados con dichos valores y se refugian en refranes irrebatibles como: “no le meta política a eso”, “mamerto tenía que ser”, “más obras, menos cháchara”, “ no soy ni de izquierda, ni de derecha”, “a trabajar, vagos”, “no sea atenido” y un sinfín de “sabiduría práctica y sentido común” del que hace gala el ingenioso Hernández, como afirmar que para el ministerio de Hacienda solo necesita alguien que sepa “sumar y restar”, en entrevista con Vicky Dávila en SEMANA. Estos valores son compartidos por millones de colombianos que se consideran moralmente superiores y “gente de bien”, que desprecian y estiman como peligrosas, igualadas y hasta degeneradas a las personas que no piensen como ellos, pues les asiste la certeza que tales personas atentan contra la democracia y son indeseables porque no aprecian igual que ellos la “tradición, la familia y la propiedad”, en fin, son unos vagos, mamertos e izquierdistas que siguen al “guerrillero Petrogusano” y a la “atenida” negra, igualada e ignorante Francia Márquez. Lo anterior es una caricatura, pero no está muy lejana de la realidad que circula profusamente por las redes sociales. Algo semejante acontece con los intereses y valores predominantes en el mercado, pues el ingeniero aparece como un adalid de la libre empresa, del éxito económico, del trabajador virtuoso, del hombre justo y el esposo ejemplar. En cambio, Petro es proyectado como una amenaza para el mercado, la libre empresa, la propiedad, el trabajo virtuoso y hasta parece un veleidoso esposo con más de un matrimonio a cuestas. Por todo ello, era apenas obvio que el dólar se despreciará frente al peso y los valores subieran en la bolsa de capitales con los casi 6 millones de votos por Hernández en la primera vuelta. Sin duda, Hernández representa y defiende con éxito los valores del mercado. Así lo expresó con picardía cuando reconoció que las hipotecas eran su vaca lechera como constructor y sentía una delicia al cobrar intereses por 15 años a un “hombrecito”[6]. Los valores de la bolsa y el capital cotizan mucho mejor en el mercado electoral que los valores de la igualdad de oportunidades y la dignidad humana. La esperanza refundida en la Caja de Pandora de Petro es más incierta y exigente que la rentabilidad y popularidad de la Caja de Mercado y la “Transparencia” del ingenioso Hernández. Pero como dice el refrán: “La esperanza es lo último que se pierde” y ojalá la Caja de Mercado Populista de la Transparencia de Hernández no se convierta en la de la carestía y la “Tramparencia” para millones de colombianos. A partir del próximo 19 de junio lo decidiremos y viviremos por cuatro años, si el destino, la gestión y la oposición lo permiten, contando obviamente con la buena salud y vitalidad del ganador.

 


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