¡SI HAY VERDAD, HAY FUTURO!
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Hernando Llano Ángel.
Siempre habrá un futuro, pero sin verdad no será el de todos, más bien de
unos pocos. No será un futuro compartido entre todos y menos un destino común
de convivencia, sino un futuro en continua disputa y exclusión, en beneficio de
unos pocos, de los privilegiados de siempre. Entonces seguirá siendo un pasado
inmodificable y un presente indeseable en el que malvivimos y morimos. El
Informe Final[1] de la
Comisión de la Verdad trata precisamente de promover y alcanzar un futuro
forjado entre todos y para todos. Un futuro donde todos tengamos el derecho de
convivir en paz, con dignidad, sin la angustia por el pan de mañana y sin el
miedo de perder la libertad y la vida por cuidar la propiedad y la heredad.
Para ello, es necesario reconocer que ese pasado de hambre, violencia y zozobra
no es de ayer sino del día de hoy. Ese pasado vive en la memoria y el
sufrimiento de millones de víctimas que no se resignan a que la vida segada, el
cuerpo desmembrado y desaparecido, la libertad y la dignidad mancilladas de sus
seres queridos, se reduzca a una cifra, al reporte en un informe de su dolor y
perdida, por más verdad que contenga dicho informe. De poco sirve la verdad si
no tenemos la capacidad de enmendar el error y los horrores del pasado. La
única forma de reparar en algo el sufrimiento del ayer y las violencias
persistentes que lo prolongan en el presente es no repitiendo y perpetuando las
causas objetivas y los causantes subjetivos de ese pasado. Es decir,
reconociendo con valor y lucidez los factores objetivos y los actores subjetivos
responsables de tanto dolor y sufrimiento. Por eso se precisa conocer la verdad
de todo lo sucedido para que haya futuro y no se repita cíclicamente ese
pasado, encarnado en el presente por nuevos victimarios y víctimas irredentas. Y
la clave para ello es conocer los hallazgos de esos factores y actores
responsables, que el Informe de la Comisión identifica como ocho[2],
pero que muchos colombianos son renuentes a reconocer y eluden con subterfugios
y excusas que se convierten coartadas criminales. Coartadas que esgrimen altos
funcionarios, como el actual ministro de defensa, Diego Molano.
Coartadas estatales
criminales
Una de esas coartas es la de afirmar
que no se puede mancillar el honor y la legitimidad de las instituciones
estatales, porque ellas no delinquen, sino sus hombres. Que viene siendo lo
mismo que afirmaron cínicamente algunos miembros de las Farc-Ep cuando
argumentaron que ellos no reclutaban menores de edad porque no figuraba, ni lo
autorizaba el Reglamento guerrillero. Que no cometían secuestros, sino
retenciones. Que no asesinaban, sino que ajusticiaban. Algo tan inadmisible
como no reconocer que los mal llamados “falsos positivos” tuvieron origen
en la Directiva 029 del 2005[3],
firmada por el entonces ministro de defensa Camilo Ospina[4],
para dar cumplimiento a los objetivos de la “Seguridad Democrática”.
Una seguridad que termino conteniendo una letalidad autoritaria y criminal,
aupada por altos oficiales que exigían un aumento sostenido de bajas
guerrilleras, como el comandante del Ejército, general Mario Montoya[5].
Si los máximos comandantes de las Farc-Ep han reconocido en las recientes
Audiencias de la JEP[6]
que cometieron crímenes de guerra y de lesa humanidad[7],
que traicionaron sus valores y principios revolucionarios, ordenando sistemáticamente
miles de secuestros y vejámenes a sus víctimas, sintiendo por ello vergüenza[8]
y aceptando que no fueron errores sino horrores lo cometido, lo menos que
podemos esperar del Ejército Nacional y sus máximos comandantes, empezando por
el entonces presidente Álvaro Uribe Vélez, es un comportamiento similar. Porque
en verdad resulta inadmisible que deleguen toda la responsabilidad de
semejantes horrores en sus subalternos y mucho menos que ahora reivindiquen el
honor, la legitimidad intocable e intachable de las Fuerzas Armadas, como lo
hace el actual ministro de defensa, Diego Andrés Molano Aponte, acusando
ladinamente a la Comisión de la Verdad de ser sesgada ideológicamente, de
ocultar la verdad y a los auténticos responsables[9]
del conflicto armado interno. Más bien es todo lo contrario. Así como las
Farc-Ep traicionaron por completo la ética y los principios revolucionarios que
decían tener, empezando por ser liberticidas cometiendo más de 20.000
secuestros[10], ya es
hora de que los máximos responsables de las instituciones del Estado colombiano
dejen tanto cinismo criminal y no
continúen eludiendo los resultados de sus acciones y omisiones en el
cumplimiento de sus funciones con falacias como la política de la “seguridad
democrática”, la defensa de “la democracia”, la “soberanía estatal”, la
“protección de los derechos humanos” y hasta
“la paz con legalidad”. Ya es hora de que esos altos funcionarios, que
se proclaman defensores a ultranza del Estado de derecho, cumplan al menos el
artículo 6[11] de
nuestra Constitución que los hace responsables por “omisión o extralimitación
en el ejercicio de sus funciones”. Por eso es inadmisible que continúen
reivindicando como “héroes de la patria” a los responsables de miles de
asesinatos, al igual que las Farc-Ep persiste en honrar a sus máximos
comandantes como “héroes revolucionarios”.
Verdades vitales en lugar de
mentiras mortales
No hay futuro seguro alguno para nadie en Colombia si continuamos creyendo
en semejantes mentiras. Ninguna sociedad tiene futuro si lo edifica sobre las
mentiras del crimen y la impunidad. Peor
aún, si hace de ellos motivo de honor y orgullo. Bien lo pregonaba Camus en su
entrevista “Las servidumbres del odio”[12]:
“El
privilegio de la mentira es que siempre vence al que pretende servirse de ella…
No, ninguna grandeza se ha establecido jamás sobre la mentira. La mentira a
veces hace vivir, pero nunca eleva… Allí donde prolifere la mentira, la tiranía
se anuncia o se perpetúa”. De manera que tenemos que empezar por
reconocer todas las verdades, por más atroces que sean, si queremos tener un
futuro sin más víctimas irredentas y victimarios impunes, orgullosos de su
ignominia, porque supuestamente cometieron sus errores y horrores, sus innumerables
crímenes, en nombre de la revolución, la democracia, la libertad, la seguridad,
la propiedad, los derechos humanos, la dignidad humana y “la paz con legalidad”.
Si no reconocemos esas atroces verdades que muchos persisten en negar con
subterfugios, justificaciones y legitimaciones institucionales o
revolucionarias, jamás viviremos en paz y mucho menos tendremos un futuro para
la reconciliación y la convivencia. El Informe Final de la Comisión nos convoca
a todos a construir verdades vitales, verdades que nos sirvan para convivir y no
para continuar matándonos, porque la única forma de honrar la memoria de
millones de víctimas es no mintiéndonos más, comprometiéndonos de verdad con la
vida y asumiendo nuestras responsabilidades como ciudadanos. ¡Colombia no
necesita más héroes, ni villanos! ¡Necesita ciudadanos de Verdad! ¡No más
víctimas, ni victimarios! ¡Basta ya! Colombia[13]
¡Defendamos y promovamos las verdades vitales! ¡Refutemos y rechacemos las
mentiras mortales!
[2] https://www.lasillavacia.com/historias/silla-nacional/los-8-cambios-que-necesita-el-pais-segun-la-comision-de-la-verdad/
[3] https://www.infobae.com/america/colombia/2021/02/19/este-fue-la-directiva-029-de-2005-que-reglamento-el-pago-de-recompensas-de-hasta-3800000-a-militares-por-capturar-o-dar-de-baja-a-guerrilleros/
[4] https://www.infobae.com/america/colombia/2021/02/18/los-cuatro-ministros-de-defensa-que-tuvo-colombia-durante-el-periodo-mas-algido-de-los-falsos-positivos/
[5] https://www.elcolombiano.com/colombia/militares-retirados-acusan-a-general-r-mario-montoya-por-falsos-positivos-en-casanare-DG16010726
[6] https://www.jep.gov.co/Sala-de-Prensa/Paginas/La-JEP-realiza-audiencia-p%C3%BAblica-de-reconocimiento-al-%C3%BAltimo-secretariado-de-las-Farc-EP-por-los-secuestros.aspx
[7] https://elpais.com/america-colombia/2022-06-23/tercer-dia-de-audiencia-del-exsecretariado-de-las-farc-ante-la-jep-en-vivo.html
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