VIOLENCIA +
VANDALISMO=AUTORITARISMO+FASCISMO
Abril 30 de 2021
https://blogs.elespectador.com/politica/calicanto/violenciavandalismoautoritarismofascismo
Hernando Llano Ángel
Violencia más vandalismo es igual a autoritarismo más fascismo. Esta parece
ser una de las pocas ecuaciones que se verifica con frecuencia en la historia y
la dinámica de los conflictos sociales y políticos. Cuando estalla la violencia
en desarrollo de las protestas ciudadanas y degenera en vandalismo
indiscriminado, se deslegitima la justa causa que las ha originado y convocado,
como sucede en este caso con el rechazo a una reforma tributaria profundamente
inequitativa. Y se produce un efecto todavía más perverso e indeseable, pues se
fortalece el autoritarismo estatal y su deriva hacia el fascismo social. Así se
constata en el llamado viral, desesperado y vertiginoso que recorre las redes
sociales en Cali, clamando por mano dura y un ejercicio contundente de la
autoridad. Un S.O.S angustioso pidiendo la rápida y urgente militarización de
la ciudad. En las redes proliferan las fotos y los vídeos de civiles armados
disparando en forma indiscriminada para contener el ataque de saqueadores a sus
propiedades y garantizar la seguridad de sus vidas. Están, pues, servidos todos
los ingredientes para la apología de la autodefensa civil y el armamentismo
“legítimo” de los particulares y los “ciudadanos de bien” contra la canalla o
la “garbimba”, para el estímulo de Frentes de Seguridad como los “CIUDADANOS EN
RED” de la Comuna 22 y Zona sur de Cali. La Policía ha sido desbordada y el
miedo recorre las calles e invade la mente de los ciudadanos. Entonces llegan a
la Sultana del Valle los ministros de Defensa y del Interior y anuncian
refuerzos del Ejército. De continuar esta tendencia, en lugar de avanzar por la
senda de las reformas sociales urgentes y la búsqueda de un orden económico y
un sistema tributario justo --que se requieren con más urgencia que las vacunas
contra el Covid-- vamos a terminar en el peor de los escenarios. Un escenario
de revanchismo social incontenible de miles de personas desbocadas por el
desempleo y el hambre, aupadas por agitadores de la violencia a la izquierda y
la derecha, que pescan ganancias políticas y económicas en el río revuelto de
esta pandemia. Una pandemia que hace rato dejo de ser una hecatombe de salud
pública para convertirse en un pandemónium económico y social. Según el DANE[1]
hay 3.6 millones más de colombianos en la pobreza para quienes los subsidios no
alcanzarán y se suman a un mundo de
carencias y hostilidades en que apenas sobreviven más de 21 millones, víctimas
de una violencia estructural que no se superará con medidas asistencialistas,
coyunturales y paliativas. De allí la urgencia de una propuesta más sólida y
permanente como la Renta Básica Ya[2].
Un escenario apocalíptico
Llegamos así a un escenario apocalíptico, hoy cabalgamos sobre la peste, el
hambre, la guerra y la muerte, presente en muchas regiones y ciudades del país,
agudizado por un proyecto de reforma tributaria que logró exactamente lo
contrario de lo que se proponía. En lugar de una “transformación social
sostenible” ha generado un caos social insostenible en ciudades como Bogotá,
Medellín y especialmente Cali. La letra del proyecto gubernamental de reforma
tributaria que anunciaba más subsidios y dineros para paliar el hambre y el
desempleo, terminó acelerando la peste del Covid, los saqueos, el vandalismo y
la muerte. Definitivamente la letra de impuestos regresivos e injustos, sumados
a la pandemia, resultó ser una fórmula de ingobernabilidad perfecta, tanto o
más letal que la llamada “paz con legalidad”. Así las cosas, el presidente
Duque, no tiene otra opción que retirar de plano en su totalidad tan nefasto
proyecto, reconociendo su error y abrir el escenario para que, con amplios
sectores sociales y populares, junto a los políticos en el Congreso, se elabore
un nuevo proyecto para recomponer este agrietado, convulso y violento panorama
económico y social, como lo sugiere la Conferencia Episcopal de Colombia[3].
Aunque también puede acoger el reciente trino del expresidente Uribe: “Apoyemos el derecho de soldados y policías
de utilizar sus armas para defender su integridad y para defender a las
personas y bienes de la acción criminal
del terrorismo vandálico”, que podría llevar al actual gobierno y el mismo
Estado colombiano a una deriva terrorista, según lo define el punto 33[4]
del Manifiesto Democrático uribista cuando afirma que: “También es terrorismo la defensa
violenta del orden estatal”. Sin duda, esto es así, porque cuando un
orden estatal descansa más sobre las armas y la violencia de sus agentes y
desconoce la opinión y las protestas ciudadanas, ya no estamos en una
democracia sino en una autocracia violenta y arbitraria que apela a “razones
políticas o ideológicas” para gobernar. Y así nos acercamos rápidamente a un
régimen neofascista que aguza el miedo y la desesperación de muchos ciudadanos
para que estos respalden el uso de las armas oficiales en defensa de sus bienes
y vidas, sin importar el costo en vidas humanas y la hecatombe social y
política que ello conlleve. Igual que en el pasado, siendo gobernador de
Antioquia, Uribe promovió en forma entusiasta las cooperativas de seguridad
Convivir, muchas de ellas embriones del paramilitarismo y perpetradoras de
numerosas masacres[5]. Sin
duda, la letra con sangre mata, más cuando quien escribe estos llamados al uso
de las armas oficiales se proclama defensor de la democracia y todavía no
reconoce y menos responde por los resultados criminales de sus “exitosas”
políticas de seguridad como los “falsos positivos”[6],
con más de 6.000 civiles asesinados en cumplimiento de la Directiva 029[7]
de la “seguridad democrática”.
[1] https://www.larepublica.co/economia/siga-aqui-la-publicacion-de-las-cifras-del-dane-sobre-la-pobreza-monetaria-en-2020-3161669
[2] https://www.asuntoslegales.com.co/actualidad/radicaron-proyecto-de-ley-para-renta-basica-universal-para-familias-vulnerables-3140331
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