lunes, marzo 03, 2008

DE LIBERACION

LAS MARCHAS NO MIENTEN Y LAS MENTIRAS NO MARCHAN

(Para actualidadcolombiana.blogspot.com y calicantopinion.blogspot.com)

Marzo 2 de 2008.

Hernando Llano Ángel.


El pasado 4 de febrero y el próximo 6 de Marzo quedarán como fechas emblemáticas en nuestra larga e inconclusa marcha de formación de ciudadanía y construcción de democracia. Dichas fechas se sumarán a otras tantas de nuestra frágil memoria histórica, como la famosa marcha del silencio convocada por Jorge Eliécer Gaitán, el 7 de Febrero de 1948, cuando pronunció estas memorables palabras en su “Oración por la paz: Señor Presidente: no os reclamamos tesis económicas o políticas…Pedimos pequeña cosa y gran cosa: que las luchas políticas se desarrollen por la vía de la institucionalidad… Impedid, Señor Presidente, la violencia. Sólo os pedimos la defensa de la vida humana, que es lo menos que puede pedir un pueblo.”

El denominador común de todas estas manifestaciones es que expresan un clamor ciudadano, verdaderamente multitudinario, que repudia la violencia como instrumento de acción política. Bien sea la violencia oficial, que entonces desplegaba impunemente Mariano Ospina Pérez, o la actual violencia terrorífica de organizaciones armadas situadas en los extremos de la izquierda y la derecha, como espectros de la muerte que han cercenado miles de vidas civiles y continúan haciéndolo bajo el pretexto de alcanzar objetivos y fines políticos. Porque dicha violencia constituye la primera y más perversa mentira que nos impide marchar y avanzar hacia la democracia. La monstruosa mentira de pretender fundar o consolidar un orden político democrático sobre la violencia y sus secuelas de dolor, oprobio, venganza y exclusión social. La violencia jamás será fuente de legitimidad política democrática, pues solamente la participación y el poder ciudadano la generan.

Justamente vamos a cumplir, el próximo 9 de Abril de 1948, sesenta años de vivir en medio de esa ignominia instaurada por la colosal mentira de ser la democracia más antigua y estable de Suramérica. Esa mentira ha ocultado, bajo fórmulas como el Frente Nacional, con gran éxito y cinismo cívico, ríos de sangre que han anegado nuestros ubérrimos valles e ignotas selvas. Esa mentira hoy se pavonea por la comunidad internacional con el oropel de la Constitución de 1991 y un fantasmagórico Estado Social de derecho, sin lograr ocultar los cerca de 4 millones de campesinos desarraigados y desplazados que sobreviven dispersos y humillados en nuestras ciudades. A esa multitud se le niega su ciudadanía, pues carece de derechos para vivir dignamente, a tal punto que la Corte Constitucional ha señalado, en histórica sentencia, que su existencia configura un “estado de cosas inconstitucional.” Es decir, antidemocrático. Esa multitud, aislada y marginada en nuestras principales ciudades, es casi invisible en medio de su penuria y miedo a expresarse. El hambre y el rebusque por sobrevivir no la dejan marchar. Si lo hiciera, la verdad de su incontenible desesperación seguramente desbordaría avenidas y calles, tiendas y supermercados. Esa multitud no marchó el 4 de Febrero.


No fue convocada por facebook ni los grandes medios de comunicación. Carece de líderes y de organización. Tampoco dispone de Internet, ni medios de expresión. Esa multitud, víctima de todas las formas de violencia, empezando por la cultural del desprecio y la segregación hacia campesinos, negros e indios que afean “nuestras” ciudades; la estructural de la exclusión y la marginalidad social, sin derecho a Carimagua alguna; la directa de los grupos armados ilegales que los han expulsado de sus parcelas y la violencia oficial que los persigue por ser vendedores ambulantes en el centro o invasores en la periferia de “nuestras” ciudades, difícilmente podrá marchar el próximo 6 de Marzo por estar ocupada en sobrevivir, en medio del reciclaje y los oficios más inverosímiles.

Esa verdad multitudinaria no suele marchar por calles y avenidas. Sus vidas y penurias marchan al margen de la historia. Aunque en ocasiones, como aquel 9 de Abril de 1948, cuando fue asesinado un hombre que era multitud, ella se desbordó en una avalancha incontenible de odio y revancha, que casi nada dejó a su paso. Pero hoy no tenemos un hombre-multitud, sino una multitud de mentiras que nos ocultan al anónimo hombre y la mujer de verdad, de carne y hueso, que son asesinados o desaparecidos, desplazados o secuestrados, en cuya memoria, dignidad y defensa de su vida y libertad siempre tendríamos que marchar, no sólo el pasado 4 de Febrero y el próximo 6 de Marzo.

Todos los días deberíamos manifestarnos contra esas perennes mentiras que nos impiden marchar hacía la vida y la libertad, sin las cuales jamás podrá existir la democracia y mucho menos alcanzar seguridad, así se gane la guerra y se festejen inicuas y pírricas victorias. En este momento de euforia belicista, cobra toda su validez esta precisa reflexión de Robert Dahl: “La democracia comienza en el momento –que llega después de mucho luchar-- en que los adversarios se convencen de que el intento de suprimir al otro resulta más oneroso que convivir con él.”

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