De Trump a Maduro: ¿el mundo en poder de gángsteres estatales?
Putin, Netanyahu, Daniel Ortega, y el próximo
presidente de Estados Unidos son otros líderes más que fusionaron la política
con el crimen, respaldados por millones de sus seguidores
Hernando Llano Ángel
11 ENE 2025
- 23:00 COT EL PAÍS-AMÉRICA
La respuesta, desde luego, es
afirmativa. El gansterismo es el rasgo común que comparten Trump,
Putin, Netanyahu y Maduro,
pues al asegurarse la jefatura de sus respectivos Estados adquieren inmunidad e
impunidad personal por sus crímenes y delitos pasados, presentes y futuros. Sin
duda, los tres primeros representan una temible banda con armas de destrucción
masiva, que blandirán sin escrúpulo contra quien ose cuestionar sus decisiones
y fechorías, las cuales hoy presumen victoriosamente. Son, pues, gánsteres
estatales que tienen el mundo en sus manos.
Gánsteres estatales
Así aconteció con Hitler y Mussolini
a mediados de los años veinte del siglo pasado. Eufóricos celebraron su ascenso
en Alemania e Italia, fusionando la política con el crimen, respaldados por
millones de sus seguidores. Es una lección que parece haber aprendido muy bien
el actual cuarteto de gánsteres, pues les asiste la certeza de que mientras
estén en la cumbre del Estado adquieren una triple vacuna que les garantiza:
Inmunidad legal, Impunidad penal e Intangibilidad política. Por eso harán lo
que estimen necesario para permanecer al mando de sus respectivos Estados y
prolongar sus delirios gubernamentales y designios criminales. Delirios y
designios encubiertos políticamente por Trump con sus exitosas consignas y
coartadas, exaltadas en las almas deprimidas y proyectadas en las mentes
pueriles de sus seguidores: America First y Make
America Great Again. Pero también Putin, reviviendo nostalgias imperiales y
ocupando Ucrania en respuesta al asedio de la OTAN desde la implosión de la
URSS en la década del 90, para así reafirmar a Europa y occidente su condición
de potencia no despreciable en el nuevo orden mundial. Hasta llegar al extremo
criminal de Netanyahu,
quien exacerba el odio y el miedo ancestral de sus compatriotas, después del
despiadado y brutal ataque de Hamás contra civiles inermes el 7 de octubre del
2023, que dejó cerca de mil doscientos víctimas mortales y un centenar de
secuestrados. Víctimas que ha cobrado el gánster de Netanyahu a la población
civil palestina con más de cuarenta y cinco mil muertos y 108.000
heridos, según un reciente reporte de France
24, dejando arrasada y ensangrentada a
Palestina la otrora tierra santa. Y, ahora, Nicolás Maduro, invocando en
Venezuela un supuesto triunfo electoral, que no es otra cosa que una
cleptocracia electoral autoritaria incapaz de reconocer el triunfo legítimo de
Edmundo González y el principio fundacional de la democracia, la soberanía popular.
Coartadas históricas
Todas las anteriores son coartadas
históricas, arraigadas en la existencia e identidades de los respectivos
pueblos, hoy hábilmente reeditadas por sus líderes mediante la inescrutable
penetración de algoritmos en las mentes de sus seguidores, las redes sociales y
la inteligencia artificial, que les impide a millones de ellos discernir entre
la realidad y el delirio de grandeza que proyectan sus idolatrados líderes.
Ellos tienen la absoluta certeza de que mientras más mientan para conservar y
potenciar sus imágenes de ídolos imprescindibles e imbatibles, sus vidas,
libertades y glorias como jefes de Estado serán incuestionadas y hasta
celebradas. Por eso su nacionalismo y patriotismo no tiene límites y Trump hace
del Estado su empresa más exitosa, manipulando aranceles y convirtiendo al
mercado en su campo de guerra predilecto. Su Estado no reconoce otra soberanía
que la de la ganancia de sus empresas y mercados, America First, y la impunidad
de sus actuaciones. Así como para Putin y Netanyahu solo importa la seguridad y
vida de sus compatriotas y burlan impunemente las decisiones de la Corte Penal
Internacional, cuyos Estados desconocen, y de la misma Corte Internacional de
Justicia de las Naciones Unidas, que carecen de poder vinculante.
La Plutocracia Gansteril
Para estos gánsteres el Estado es un
trofeo a repartir entre sus incondicionales socios, financiadores y cómplices.
Así el Estado de derecho es degradado en Norteamérica a un Estado plutocrático
gansteril para combatir sin reservas éticas a las hordas de inmigrantes pobres
e indeseables, subir aranceles y desconocer las limitaciones para la protección
ambiental. Por eso Trump anunció que
sería dictador por un día para “cerrar la frontera y vamos a perforar, perforar
y perforar. Después de eso, no soy un dictador”. Todo parece
indicar que ellos son la expresión exultante de una nueva y ascendente
plutocracia tan criminal como codiciosa, cuyo máximo exponente es Elon Musk,
lanzado a la conquista del espacio sideral pues el terrenal no le basta. Lo más
grave es que semejantes gánsteres y empresarios estatales no solo son admirados
por millones de consumidores de sus productos y sus delirios narcisistas, sino
que tienen émulos en otras latitudes que han sido proclives a la generación de
estos especímenes en la vida pública y al frente del Estado.
Gánsteres Tropicales
Así lo vemos con la esperpéntica
pareja presidencial de Daniel y Rosario en Nicaragua, legítimos herederos de
los Somoza en brutalidad y ambición. Con Maduro en Venezuela, émulo del
dictador Juan Vicente Gómez y Milei en Argentina, anarco-liberal que diluye el
Estado en el mercado y promueve la inanición de millones de argentinos para
bajar la inflación. Quizá la única excepción a esta ola arrolladora de
gánsteres estatales sea el proceso que en la actualidad se adelanta contra el
destituido presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, que se refugia en su mansión para escapar
a la justicia. Es inimaginable que llegue a
suceder algo semejante en el caso de la banda de los tres más poderosos
gánsteres globales y menos en Nicaragua y Venezuela. De allí que tras el pulso
por la presidencia de Venezuela entre Edmundo González y Nicolás Maduro, estén
alineados esos poderosos gánsteres globales: Trump, Putin y Xi Jinping. Sin
duda, el mundo está en sus manos. Así lo anuncia Trump con su delirante
imperialismo militar tras Groenlandia, el canal de Panamá y el golfo de México
en desarrollo de sus alucinantes consignas: America First y Make America Great
Again. Pero su adversario, Xi Jinping, sabe bien que la diplomacia de la Ruta
de la Seda, sus megainversiones en el Sur Global y los avances tecnológicos son
más exitosos que la burda amenaza militar. Un nuevo sol nace en Oriente y otro
se oculta en Occidente.
Hernando Llano Ángel es profesor
de Ciencia Jurídica y Política de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali