LAS ELECCIONES COMO
COARTADA ANTIDEMOCRÁTICA
https://elpais.com/america-colombia/2025-12-02/las-elecciones-como-coartada-antidemocratica.html
https://blogs.elespectador.com/actualidad/calicanto/las-elecciones-como-coartada-antidemocratica/
Hernando Llano Ángel.
Las elecciones se han convertido en
la coartada perfecta para perpetrar y perpetuar, con total impunidad política,
un crimen de lesa ciudadanía contra la democracia. Es un crimen cometido con
premeditación y alevosía por quienes más abusan periódicamente de ella en su
propio beneficio: los políticos profesionales y sus financiadores legales e
ilegales, junto a los poderes de facto. En lugar de propiciar y facilitar la
expresión libre y consciente de la voluntad ciudadana, las elecciones y la
parafernalia de partidos políticos que se la disputan hacen todo lo contrario.
Las convierten en una estratagema infalible para su manipulación y sometimiento
a intereses plutocráticos, todo bajo la ficción constitucional de la soberanía ciudadana,
proclamada en el artículo 3 de nuestra Constitución Política: “la
soberanía reside exclusivamente en el pueblo”.
¿Cuál
soberanía ciudadana?
Una soberanía ciudadana o popular
que termina siendo solo una ficción constitucional. Más en estos tiempos que
corren, donde los algoritmos, las redes sociales y ahora la IA, con su raudal
incontenible de desinformación y Fake News, condicionan y determinan esa
supuesta soberanía popular y voluntad ciudadana. Una voluntad ciudadana
imaginaria y fantasmagórica, proyectada al menos desde el siglo XVIII por una
pléyade de filósofos, entre los que destaca el ginebrino Rousseau con su
idealizada “voluntad general”, plena de racionalidad y deliberación. Pero en la
realidad ella es profundamente emotiva y excepcionalmente deliberativa. Así lo
demuestran con creces las últimas elecciones en muchas latitudes, desde la
supuesta fría y flemática racionalidad británica que votó a favor del Brexit, arrastrada
por prejuicios racistas y una aporofobia hábilmente exacerbada por políticos
populistas de extrema derecha. Ni hablar del auge incontenible de Trump con sus
delirios imperiales de America First y MAGA, que revive los prejuicios
discriminatorios y las heridas sangrantes de una república incapaz de vivir sus
principios fundacionales y verdades proclamadas como evidentes: “que los hombres son creados iguales; que
son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos
están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”, hoy negadas
cotidianamente por las redadas de ICE y la represión de la Guardia Nacional.
La
paz política dilapidada
En nuestro caso, el ejemplo más
doloroso y patético fue el plebiscito sobre el Acuerdo de Paz el 2 de octubre
de 2016, que dilapidó la oportunidad histórica para que los colombianos
comprendiéramos que el presupuesto existencial de la democracia es la paz
política, como ya aparece en el artículo 22 de la Constitución. Por el
contrario, la búsqueda de una legitimidad incuestionable, refrendada por
mayorías en las urnas, convertida en una obsesión para el presidente Santos y
las Farc-Ep[i],
terminó sumergiéndola en un lodazal de negociaciones que dejó a la paz herida
de muerte. Una herida profunda que no cierra, propiciada por la puñalada
trapacera de una extrema derecha que manipuló con éxito prejuicios tan atávicos
como la homofobia, pues hicieron creer a numerosos electores que sus hijos e
hijas serían corrompidos por una inexistente ideología de género que jamás hizo
parte del Acuerdo. Sin dejar de mencionar la exacerbación del miedo y el odio,
anunciando la hecatombe del castrochavismo en la que terminaría Colombia por la
inimaginable Presidencia de Timochenko, si se le permitía a las Farc
convertirse en partido político y participar a sus excomandantes en política. ¡Como
si sus contados votos fueran más letales que sus disparos! Una campaña contra
el Acuerdo de la que aún se sienten orgullosos por haber llevado a la gente a
“votar verraca”, según la eufórica y cínica celebración de su principal
promotor, Juan Carlos Vélez Uribe[ii], rápidamente
recriminado por el jefe “natural” del “Centro democrático”, Álvaro Uribe Vélez:
“Hacen
daño los compañeros que no cuidan las comunicaciones[iii].
Sin duda, lo que más daño hace a la democracia es la mentira y la perversión
del juicio ciudadano, manipulando sus emociones y prejuicios, para perpetuarse
así en el ejercicio de un poder político sustentado en el miedo y en una falsa
superioridad moral de “ciudadanos de bien” contra sus contradictores y
adversarios políticos a quienes estigmatiza como peligrosos enemigos de la
patria y la democracia.
Entre
Urnas y Tumbas
Es en esa estratagema maniqueísta
en donde se encuentra el origen de la polarización social y la radicalización
de todo proceso electoral, pues impide la deliberación y la argumentación
ciudadana. En su lugar, lo que aparece es una pueril división y confrontación
de los “buenos” contra los “malos”, de los “demócratas” contra los
“comunistas”, quienes a su vez responden con una simplificación aún mayor,
llamando a derrotar a los “paracos” y éstos a su vez a eliminar a los
“mamertos”.
Entonces de esa violencia simbólica
a la directa hay menos de un paso, solo falta disparar. Las urnas se
transforman en tumbas. Por eso el bien intencionado llamado a la Paz Electoral
de la Procuraduría General de la Nación[iv]
es pertinente pero insuficiente, pues no se sustenta en el terreno firme de la
PAZ POLÍTICA, amenazada por un complejo entramado de organizaciones armadas
ilegales que combinan la violencia política con la financiación y el apoyo a
campañas electorales, afines a sus intereses estratégicos. En el pasado, unas
veces a la derecha con los paramilitares y la narcoparapolítica, pero también a
la izquierda, mediante el control de vastos territorios y sus pobladores, imponiendo
el voto mediante la coacción o impidiendo su libre ejercicio, asesinando
líderes sociales y candidatos independientes, quemando las urnas y puestos
electorales. Y en las próximas elecciones del 2026 corremos el riesgo mortal de
la influencia de liderazgos de candidatos y organizaciones políticas que solo
están interesadas en ganar votos mediante el sectarismo y la descalificación
emocional de sus contradictores, apelando de nuevo al miedo, los prejuicios y
la ausencia total de deliberación. De allí, que las elecciones sean necesarias
pero insuficientes para la existencia de la democracia, cuya vitalidad depende
de una ciudadanía que se exprese en clave política, es decir, deliberando y decidiendo libremente en torno
a intereses generales y bienes públicos, y no tanto convalidando la transacción
del Estado y sus elegidos en función del mercado, minoritarios poderes
corporativos y empresariales, cuando no hipotecando su gobernabilidad con
poderes de facto camuflados bajo la tramoya de una sofisticada
institucionalidad que se autoproclama la más estable y democrática del subcontinente,
solo por realizar ininterrumpidamente elecciones desde 1957. Elecciones que
siempre se han realizado entre urnas y tumbas, pues aún no conocemos y menos
vivimos la política como paz, como una deliberación creadora, ya que sus
líderes protagónicos la continúan promoviendo como una confrontación
destructora. Cuando más, hacen de la democracia un juego de suma cero, donde el
ganador se queda con casi todo y los perdedores con casi nada. Deberíamos
preguntarnos, antes de votar, ¿a quiénes sirve semejante “democracia”? Peor,
aún, todavía persisten entre nosotros algunos “demócratas” que la ven como una
guerra, un juego de suma negativa, en donde todos perdemos, incluso los
supuestos ganadores, como nos sucedió con el plebiscito por la Paz, cuyo costo
sigue siendo la inseguridad, el asesinato de líderes políticos y sociales, el
desplazamiento forzado, las desapariciones y el confinamiento de cientos de
miles de pobladores rurales. Por todo ello, esa “democracia” está muriendo,
paradójica y cruelmente, gracias al uso intensivo de las elecciones y la
ausencia de ciudadanía. En gran parte dependerá del juicio ciudadano
resucitarla o dejarla morir por una suma de indiferencia, indolencia, fanatismo
e ignorancia.
[ii]
https://www.infobae.com/america/colombia/2021/10/02/cuando-el-gerente-del-del-no-en-el-plebiscito-revelo-la-estrategia-del-uribismo-para-ganar-la-gente-voto-verraca/
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