TRES VERDADES EN VILO
“Llegó con tres heridas: la del amor; la de la muerte; la
de la vida”, Miguel Hernández.
https://blogs.elespectador.com/actualidad/calicanto/tres-verdades-en-vilo/
https://elpais.com/america-colombia/2025-07-20/tres-verdades-en-vilo.html
Hernando Llano
Ángel.
Al cumplirse tres
años de divulgado el Informe Final[i] de la Comisión para el
esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la no Repetición (CEV) es
pertinente reflexionar sobre el sentido y alcance de la búsqueda de la verdad.
Como en el hermoso poema de Miguel Hernández, el Informe Final nos legó tres
heridas: “la del amor, la de la muerte, la de la vida”. En cuanto a la herida
de la Verdad, cada día parece más claro que jamás podremos conocer y compartir
una verdad concluyente sobre los más de 60 años de violencia política, si no
nos comprometemos en su búsqueda colectiva y pública. Una búsqueda que incluya
tanto a las víctimas como a los victimarios. En tal caso, ya no se trataría de
encontrar una Verdad, sino múltiples verdades, lo suficientemente comprensivas
y a la vez comprehensivas, que posibiliten la convivencia social y eviten la
perpetua repetición de víctimas irredentas y la reproducción de victimarios
impunes. Serán verdades dolorosas y complejas, pues no se podrá prescindir de
los rostros, voces, versiones, lamentos, frustraciones y reclamos de justicia
de millones de víctimas. En ese sentido, será una verdad multitudinaria y
múltiple con muchas caras e identidades, que tampoco podrá excluir las
identidades, motivos, intereses y valores de los victimarios, por discutibles y
hasta infundados que nos parezcan. Como bien lo escribió Kafka: “Es
difícil decir la verdad, porque si bien es cierto solo es una, también es
cierto que es algo vivo y, por tanto, tiene un rostro vivo y cambiante”. Si
no afrontamos como colombianos ese desafío descomunal, escabroso y abismal, lo
más probable es que las víctimas de ayer se conviertan en vengadoras
implacables y mañana reclamen con odio su revancha histórica en nombre de la
verdad y la justicia. Tal es el mayor desafío de la Jurisdicción Especial para
la Paz (JEP), cuyo máximo aporte, como lo viene haciendo, será revelarnos todas
las verdades, empezando por las de las víctimas con la autenticidad irrefutable
de sus sufrimientos. Pero también las verdades de los victimarios, sus
explicaciones y hasta justificaciones, para acceder a una verdad completa de lo
sucedido, más allá de imposibles amnistías, perdones y olvidos, como lo
prescribe el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.
Límites de la JEP
Lo que
probablemente esté fuera del alcance de la JEP será poder impartir una justicia
plena y castigar los numerosos crímenes de lesa humanidad y a sus presuntos
responsables, pues las Sanciones Propias y los Trabajos, Obras y Actividades
con contenido Restaurador-Reparador (TOAR)[ii] que impondrá no colmarán las
expectativas de justicia de los familiares y sobrevivientes de las víctimas. En
esos contextos de violaciones masivas y sistemáticas de los derechos humanos e
infracciones continúas del Derecho Internacional Humanitario sucede que “es
muy significativo, elemento estructural en la esfera de los asuntos públicos,
que los hombres sean incapaces de perdonar lo que no pueden castigar e
incapaces de castigar lo que ha resultado ser imperdonable”, como bien lo
anotó Hannah Arendt, refiriéndose a los crímenes de lesa humanidad cometidos
por los nazis. Crímenes que, guardadas las distancias cuantitativas e
ideológicas, son similares a los cometidos por todos los actores armados
ilegales y hasta institucionales en desarrollo de nuestro interminable y
degradado conflicto armado interno. Un conflicto que dejó hace años de ser
doméstico, pues sus dimensiones son cada vez más internacionales y lo han
convertido en un conflicto “armado interméstico”[iii], que no podremos resolver solos los
colombianos por su mayor imbricación con economías ilícitas y organizaciones
criminales internacionales.
Ayer víctimas, hoy
victimarios
Lo anterior
acontece porque en el siempre disputado, nunca armonioso y menos bucólico campo
de la política, sea nacional o internacional, las víctimas de ayer suelen
convertirse en los victimarios del presente. En la política internacional basta
mirar las atrocidades de Netanyahu y el ejército israelí contra la población
civil palestina en Gaza y Cisjordania, comparables en ignominia y crueldad con
las cometidas por los nazis en desarrollo de la llamada “Solución Final”[iv]. Esas atrocidades perpetradas todos los
días contra los gazatíes ofenden, desconocen, niegan y hasta degradan la
memoria de los millones de judíos asesinados por los nazis, que unánimemente
las rechazarían, con mayor razón si en forma cínica, como lo hace Netanyahu,
apela a la Shoah[v] y enarbola la bandera del Estado
israelí en nombre de un sionismo anacrónico y criminal. Ya lo advertía con
aterradora lucidez Arendt en mayo de 1946 en su artículo titulado “El Estado
judío: cincuenta años después”: “No sé -ni quiero saber- qué sería
de los judíos de todo el mundo y de la historia judía en el futuro si
topamos con una catástrofe en Palestina”. Esa catástrofe humanitaria
está sucediendo y probablemente los más de seis millones de judíos exterminados
en campos de concentración y ejecuciones sumarias hoy se levantarían y
dirían: “NO en mi nombre”, pues verían de nuevo como la
franja de Gaza ha sido convertida en un Auswichtz[vi] a cielo abierto a la vista de todo
el mundo. Un Auswichtz con la complicidad de Trump, que pretende convertirla en
la “Riviera del Oriente Medio”[vii] y la indolencia criminal de la
mayoría de jefes de Estado que hoy rigen los destinos de Europa y cuyos
antecesores miraban hacia todos los lados y vieron demasiado tarde los campos
de exterminio. Hoy, casi todos los actuales jefes de estado de la Unión
Europea, excepto Pedro Sánchez[viii], hacen todavía algo más vergonzoso y
criminal: cierran los ojos, se tapan los oídos, traicionan su conciencia y
respaldan a Netanyahu en aras de una realpolitik cuyo nombre es genocidio[ix] pues somete a los gazatíes a
un cerco de hambre y ya más de 875 han sido asesinados cuando esperaban
reclamar paupérrimas raciones para sobrevivir, según reporte de Naciones Unidas[x]. Asesinatos que se repiten periódicamente.
Semejante horror acontece frente a nosotros. Todos los días lo vemos y
escuchamos en las pantallas del televisor, lo leemos en diarios que nos informan,
con una letanía legitimadora del genocidio, para convencernos que la respuesta
del Estado israelí es proporcional, justa y necesaria. Pero lo que vemos son
las ruinas de Gaza y más de 55.000 gazatíes[xi] asesinados por ese supuesto “Estado
democrático israelí” al mando de Netanyahu, un cacócrata[xii] que prolonga el genocidio para
eludir la justicia y no ser condenado por los cargos de “de soborno, fraude y
abuso de confianza por parte de él y de aliados políticos cercanos dentro de su
círculo íntimo durante su cuarto y quinto mandatos como primer ministro de
Israel”[xiii].
Nuestra histórica
responsabilidad
Así como ayer
millones de colombianos también veíamos en los telediarios las masacres de campesinos,
indígenas y negros a manos de grupos paramilitares, que desolaron los campos
con cerca de 205.028 víctimas mortales, en nombre de la seguridad, la libertad
y la democracia. Pero, luego de un corte de comerciales, escuchábamos y veíamos
noticias sobre otras masacres de retaliación cometidas por las guerrillas, con
122.813 víctimas mortales. Además de sus miles de secuestros, 20.223, y
millonarias extorsiones, pero ahora en nombre del “pueblo y la justicia
social”. Hasta llegar a los inverosímiles y macabros hallazgos de más de
6.000 jóvenes víctimas de ejecuciones extrajudiciales[xiv] o “falsos positivos” en desarrollo
de la directiva 29 de 2005[xv], supuestamente en defensa de la
institucionalidad democrática para vencer el terrorismo y matar “la culebra de
las Far”[xvi]. Directiva firmada por Camilo Ospina,
ministro de defensa del presidente Álvaro Uribe Vélez, siempre atento y
diligente para que se cumplieran sus órdenes, pero que en este caso apenas se
dio cuenta de lo sucedido después de más de 6.000 asesinatos. Ejecuciones que
incluso en un principio negó con su cínica expresión “no estarían
recogiendo café”[xvii], referida a los jóvenes de Soacha,
sacrificados por miembros de la Fuerza Pública, quienes hoy ya han reconocido
esos crímenes ante la JEP. Se entiende, entonces, los motivos del expresidente
para negar la existencia de la CEV y mucho más las investigaciones y decisiones
de la JEP.
Primera Verdad en
vilo: Ninguna violencia contra civiles inermes es legítima
Por eso, la primera
verdad que nos reveló con pruebas irrefutables el informe final de la CEV es
que mientras los protagonistas de la violencia política tengan respaldo y apoyo
de parte significativa de civiles, más allá de sus identidades como grupos
terroristas, insurgentes, guerrilleros o, por el contrario, como grupos
paramilitares o autodefensas que cometieron crímenes en asocio con miembros de
la Fuerza Pública, nuestro conflicto continuará ensañándose mortalmente
contra más civiles inermes, sus líderes y comunidades. Esa dolorosa y
sangrienta verdad todavía está en vilo y se encuentra muy lejos de ser
reconocida por quienes han convertido la violencia en su señal de identidad y
hasta de orgullo, bien porque son mercaderes de lo ilegal o mercenarios al
servicio del mejor postor. Pero también es todavía desconocida por numerosos
civiles y sus líderes que levantan la guerra como bandera y divisa en nombre
del orden, la seguridad y hasta la defensa de la “democracia”, en busca de
votos para las próximas elecciones. Todos ellos, más allá de la derecha, el
centro o la izquierda, son instigadores del miedo y el odio y llaman a exterminar
a sus enemigos con la mejor buena conciencia. Muchos se autodenominan
“ciudadanos de bien”, emulan e imitan a figuras internacionales que solo saben
amenazar, encarcelar, deportar, torturar, desaparecer y eliminar a los
supuestos enemigos de la patria. Esos líderes mesiánicos, en realidad
mefistofélicos, están plenamente seguros de su superioridad moral y se
consideran predestinados a defender el pueblo, la libertad, la seguridad y la
propiedad en nombre de la “democracia”. Esa verdad, la de la ilegitimidad de
toda violencia contra civiles inermes está en vilo y es imperioso defenderla y
salvarla de tantos precandidatos y sus seguidores que hoy la desprecian, pues
ellos suelen convertir las urnas en un depósito de sufragios en lugar de votos
y sepultan la “democracia” en profundas fosas comunes.
Dos verdades
políticas vitales en vilo
Las otras dos
verdades que están en vilo y se encuentran a punto de desaparecer son el
aprendizaje de la convivencia y la paz democrática (artículo 22 de la
Constitución: “la paz es un derecho y un deber de obligatorio
cumplimiento”) junto a la deliberación y participación ciudadana
decisorias en los asuntos públicos (artículos
3, 40 y 103, CP), hoy puestas en duda por muchos de quienes ayer promovieron la
séptima papeleta e irónicamente ahora apelan a la Constitución para acallar y
negar la expresión ciudadana. Sin esas dos verdades políticas vitales y
exigentes jamás podremos forjar una democracia y el artículo primero de la
Carta, el Estado Social de derecho en todo el territorio nacional. Un Estado
con su correlato de iguales oportunidades para una vida digna de todos los
colombianos mediante el ejercicio y goce de sus derechos fundamentales a la
salud, el trabajo digno, la educación, un techo y la seguridad social. Sin esos
derechos nunca forjaremos y tendremos una democracia de verdad,
que en la realidad promueva, protega y exalte la vida de sus habitantes, sin
discriminación alguna, y cuente sus cabezas y votos en las urnas en lugar de
cortarlas a sus líderes sociales y opositores políticos, como nos sigue
sucediendo desde hace más de 60 años. Durante estos tres años esas tres
verdades han estado y continúan en vilo. Depende de nuestra responsabilidad
ciudadana que no desaparezcan, como sucedió con 121.768 colombianos entre 1985
y 2016, según las cuentas de la CEV[xviii] sobre la desaparición forzada en
desarrollo del conflicto armado. ¿Podremos entre todos, en lugar de seguir
insultándonos por redes sociales y dividiéndonos visceralmente entre derecha e
izquierda o “paracos” contra “mamertos”, ponernos a conversar y deliberar para
buscar y rescatar viva y libre a nuestra desaparecida democracia?
[i] https://www.comisiondelaverdad.co/
[ii] https://www.jep.gov.co/Paginas/ABC-de-las-Sanciones-Propias-que-impondr%C3%A1-la-JEP.aspx
[iii] https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-013X2017000100005
[iv] https://es.wikipedia.org/wiki/Soluci%C3%B3n_final
[v] https://aboutholocaust.org/es/facts/cual-es-la-diferencia-entre-holocausto-y-shoah
[vi] https://es.wikipedia.org/wiki/Campo_de_concentraci%C3%B3n_de_Auschwitz
[vii] https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/blog/historia/articulo/el-plan-de-trump-y-netanyahu-para-convertir-gaza-en-la-riviera-de-oriente-medio/
[viii] https://efe.com/mundo/2025-05-28/sanchez-von-der-leyen-israel-gaza/
[ix] https://aboutholocaust.org/es/facts/que-es-un-genocidio
[x]https://www.diariolibre.com/mundo/europa/2025/07/15/onu-dice-875-personas-murieron-en-gaza-al-intentar-buscar-comida/3183119
[xi] https://www.france24.com/es/medio-oriente/20250617-el-ej%C3%A9rcito-israel%C3%AD-mata-a-m%C3%A1s-de-50-gazat%C3%ADes-mientras-buscaban-ayuda-humanitaria
[xii] https://hoy.com.do/cacocracia-una-amenaza-latente-para-los-derechos-humanos-y-la-democracia/
[xiii] https://es.wikipedia.org/wiki/Juicio_contra_Benjam%C3%ADn_Netanyahu
[xiv] https://www.jep.gov.co/Sala-de-Prensa/Paginas/La-JEP-hace-p%C3%BAblica-la-estrategia-de-priorizaci%C3%B3n-dentro-del-Caso-03,-conocido-como-el-de-falsos-positivos.aspx
[xv] https://www.comisiondelaverdad.co/la-directiva-permanente-numero-29-de-2005
[xvi] https://www.redalyc.org/pdf/308/30854700016.pdf
[xvii] https://www.youtube.com/watch?v=9QEXKj3UT5g
[xviii] https://web.comisiondelaverdad.co/actualidad/noticias/principales-cifras-comision-de-la-verdad-informe-final