miércoles, diciembre 20, 2023

EL CARMEN DE VIBORAL, UNA PROVINCIA UNIVERSAL

 

EL CARMEN DE VIBORAL, UNA PROVINCIA UNIVERSAL

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Hernando Llano Ángel.

El pasado martes 12 de diciembre tuve la fortuna de celebrar en El Carmen de Viboral una nochebuena adelantada, singular y extraordinaria. Las carmelitanas y carmelitanos recibieron tempranamente un regalo de navidad digno de su espíritu literario y poético, cultor de la belleza telúrica plasmada en la arcilla de sus cerámicas[1] y en la creatividad de su juventud, pues en el Instituto de Cultura del municipio se inauguró formalmente la biblioteca “Carlos Jiménez Gómez”[2]. Una biblioteca con más de 4.000 volúmenes, donada por uno de sus hijos más representativos, Carlos Jiménez Gómez, un hombre de provincia con proyección universal –como lo es su terruño—que durante su vida conjugó e integró creativamente su formación de jurista con la poesía, la literatura, el arte y las ciencias sociales, legándonos con su pluma y mente prodigiosa más de 21 libros. En ellos plasmó su inteligencia, su sensibilidad y crítica perspicaz sobre nuestra realidad política, social y cultural, a los que hay que agregar la recopilación de sus principales decisiones y actuaciones como Procurador General de la Nación entre 1982 y 1986, en 5 volúmenes, bajo el título “Los Documentos del Procurador”. Volúmenes que todos los colombianos y colombianas deberíamos consultar, pues ellos contienen claves precisas y premonitorias para comprender el convulsionado y deplorable presente que vivimos.

Carlos Jiménez Gómez, un carmelitano lúcido y clarividente

En los 5 volúmenes encontramos sus informes sobre el MAS (Muerte a Secuestradores), germen del naciente paramilitarismo, que no cesa de mutar en múltiples organizaciones criminales; su rigurosa y documentada investigación sobre los hechos del Palacio de Justicia del 6 y 7 de noviembre de 1985, que culminó con la denuncia ante la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes del entonces presidente Belisario Betancur y su ministro de defensa, general Miguel Vega Uribe, por graves infracciones al Derecho Internacional Humanitario y violaciones a la Constitución Política; además de su postura insular e incomprendida por el rechazo al Tratado de Extradición con Estados Unidos con solidos argumentos jurídicos y políticos. Al respecto, me permito citar apartes de dichos informes, pues de haber sido atendidos en su profundidad y clarividencia, otra muy distinta sería la realidad actual y nos habríamos evitado miles de víctimas mortales, así como la insensata fragmentación política y social en que nos debatimos por fanatismos y anacronismos ideológicos a la derecha e izquierda de nuestro espectral mundo político. Por ejemplo, sobre el MAS tenemos esta lúcida caracterización: “Propiamente hablando, el MAS no es una organización única sino una mentalidad de crisis y un tipo de delincuencia, manifestadas originalmente bajo la forma de una encubierta justicia privada y luego como instrumento de venganza, de castigo desproporcionado y gratuito, hasta de frivolidad en la criminalidad, en todos los órdenes de la actividad privada. La sigla con que se denomina surgió hace apenas un año, a propósito de las peripecias de un caso de secuestro y al servicio de un plan concreto de rescate de la secuestrada, dentro de una idea precisa de represalia. Que haya logrado su objetivo de forma más o menos fulminante fue lo que, en el ambiente de confusión y desconcierto en que vivía y vive aún el país, hizo de él un modelo que terminó cundiendo aquí y allá, en cuantas regiones y lugares parejas circunstancias reproducían las razones y el marco de su popularidad […] Para apreciarlo así basta mirar hacia el martirizado campo colombiano, sembrado de mil riesgos detrás de cada hoja y ampliamente justificativo del diagnóstico global de las dos Colombias, la una amenazada y obsesionada por el secuestro, la otra por todos los males y peligros de la crisis económica y social. A este mecanismo criminal de contraofensiva social, económica y política, han venido paulatinamente cediendo y apelando en forma cada vez más recurrente y masiva, distintos sectores de nuestra población, en la ciudad y en el campo, para combatir las más diversas manifestaciones del conflicto social”. (Jiménez, 1987, volumen I, pp. 154-155).  Respecto de lo acontecido en el Palacio de Justicia, señaló: “En el Palacio de Justicia hizo crisis en el más alto nivel el tratamiento que todos los Gobiernos han dado a la población civil en el desarrollo de los conflictos armados”, por ello “la invocación del Derecho de Gentes y del Derecho Internacional Humanitario es un complemento indispensable de toda política de defensa de los Derechos Humanos”, según aparece en el volumen titulado “El Palacio de Justicia y el Derecho de Gentes”. Y, por último, sobre el fenómeno del narcotráfico y su responsabilidad como Procurador, tuvo el coraje y la valentía de ir contracorriente, abogando por una salida política al problema, pues tenía muy claro que: “Ya el problema del narcotráfico no es un negocio de dos o tres capos, sino un ingrediente normal y masivo de la economía y la vida colombiana; ya no se trata de romper una moral o una ilegalidad sino algo más profundo: un estilo de vida, y un patrón cultural como el de la economía informal… Sus negocios crecen, su base social se ensancha y multiplica, sus medios de acción se diversifican y desinhiben más todos los días”, por lo anterior tuvo la osadía de proponer que “En materia de Justicia y de Gobierno hay que tomar en cuenta la realidad y saber que sin ella el Derecho no funciona, que, por eso al Derecho hay que darle bases reales y herramientas operativas, pues no se puede gobernar sobre supuestos inexistentes ni con instrumentos inservibles […] Que el Estado no se puede apegar a una soberanía meramente teórica y nominal, sino que tiene que vivir siempre en marcha hacia una institucionalidad operante. Que es precisamente lo que intenta hacer el actual gobierno del Pacto Histórico con su política “Sembrando Vida, erradicamos el narcotráfico”[3] y la “Paz Total”, contra la incomprensión absurda y criminal de organizaciones como el ELN y el oportunismo comprensible de una oposición maniquea que, en su obcecación por persistir en la fracasada “guerra contra las drogas”, lo único que profundiza es la degradación del conflicto armado interno, pues permite que organizaciones ilegales continúen usufructuando el narcotráfico para financiar sus ejércitos y cometer innumerables atrocidades contra la población civil.

Biblioteca “Carlos Jiménez Gómez”

Por todo lo anterior, que la alcaldía de EL Carmen de Viboral y el Instituto de Cultura hayan acogido la generosa donación de su hijo, Carlos Jiménez Gómez, al albergar los 4.000 libros en la biblioteca que ahora lleva su nombre, es un homenaje que empieza a rendir un tributo de gratitud a su vida y obra, pues la élite del Establishment político y cultural de esta nación centralista fue incapaz de hacerlo por su estulticia intelectual, mediocridad cultural y mezquindad política. La inauguración y funcionamiento de la biblioteca ha sido posible gracias al empeño de su hija Marta María Jiménez Tobón y de su familia. Marta María en la inauguración de la biblioteca definió con justicia a su padre como un “hombre renacentista”, reconociendo su inagotable curiosidad intelectual y fina sensibilidad poética y plástica, condensada en ensayos y libros dedicados a poetas como Porfirio Barba Jacob, Carlos Castro Saavedra y artistas como Fernando Botero y Aníbal Gil. También se debe a la receptividad y el esfuerzo de la administración municipal, precedida por el alcalde John Freddy Quintero, pero especialmente al entusiasmo y la dedicación del director del Instituto de Cultura, Yeison Castro Trujillo y a la pasión e inteligencia de la joven Elizabeth Jiménez Gómez[4], quienes se consagraron a la recuperación y adecuación de la sala que actualmente alberga la biblioteca en el segundo piso del Instituto. Para culminar felizmente la semana y, en cierta forma, recibir los carmelitanos anticipadamente el regalo de nochebuena, el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural de Colombia declaró sus cerámicas como Patrimonio Inmaterial de la Nación[5], como bien lo señala Yeison Castro Trujillo, director del Instituto Cultural: “Esta es una muy buena noticia para un municipio que tiene más de 120 años de tradición ceramista. Se viene una tarea muy grande para apropiarnos y proyectarnos como patrimonio nacional”. No me cabe la menor duda que El Carmen de Viboral proyectará el patrimonio nacional en el ámbito internacional, pues cuenta con una juventud vibrante y creadora, como lo pude disfrutar el mismo martes 12 de diciembre en la entrega del libro “Página en Blanco. Compilación de Cuentos 2009-2022”, que reúne la imaginación y el talento de 20 jóvenes entre escritoras y escritores que cada año presentan sus obras al concurso “Página en Blanco”.  Felicitaciones y gratitud a El Carmen de Viboral por haberme invitado a la inauguración de la biblioteca “Carlos Jiménez Gómez” y el honor de haberla compartido junto al maestro, pintor y escultor Aníbal Gil[6], amigo entrañable de Jiménez Gómez y compañero juvenil de sus obras artísticas y murales. Sin duda, la Biblioteca con su dimensión universal, inspirará a esa juventud inquieta y crítica, además de acompañar la hermosa laboriosidad plasmada en las cerámicas[7] carmelitanas, obras de arte de sus mujeres y hombres, que con finas pinceladas sobre el barro telúrico eternizan la belleza del oriente antioqueño y de sus pobladores[8].



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