martes, enero 11, 2011

DE-LIBERACIÓN


(Enero 4 de 2011)



WIKILEAKS: REVELA, DEVELA Y DESVELA EL ARCANO IMPERIO


Hernando Llano Ángel.


Sin duda, WikiLeaks no sólo fue el acontecimiento político-mediático del 2010, sino de toda la década, pues se convirtió en el caballo de Troya del arcano imperio al revelar y develar cientos de miles de cables de las embajadas norteamericanas enviados a su Departamento de Estado. Por eso mismo desveló no sólo a Hillary Clinton, sino a todos los protagonistas de la política internacional, pues nos reveló sus prejuicios, intereses y más íntimas preocupaciones, como insumos esenciales en la toma de decisiones imperiales.

Se ha querido minimizar y hasta ridiculizar a Julian Assange y la misma labor de WikiLeaks, señalando que los cables publicados por los principales periódicos del mundo no informaron nada nuevo y que todo ya era materia conocida, como sucede en nuestro caso con los reportes sobre los mal llamados “falsos positivos” y las “chuzadas del DAS”. Pero es exactamente lo contrario, ya que los cables de la embajada norteamericana reportan que en ambos casos las responsabilidades son de orden político, pues respondían a directrices y políticas que tuvieron origen en la misma Casa de Nariño y en los asesores más cercanos a Uribe, como Bernardo Moreno Villegas y José Obdulio Gaviria.

Cables positivos

En el caso de los “falsos positivos”, es el mismo general Oscar Suárez, encargado de la investigación de los jóvenes de Soacha asesinados y reportados luego como presuntos guerrilleros, quien señaló que “el problema de las ejecuciones extrajudiciales estaba extendido y crearon la falsa ilusión de éxito”, así como “observó que el presidente Uribe continúa viendo los éxitos militares en términos de muertos”. Sin olvidar que el pago de recompensas a informantes civiles por bajas de guerrilleros y otros incentivos, como días de descanso al personal militar, tuvieron origen en la Directiva 029 del Ministerio de Defensa, en desarrollo y aplicación rigurosa de la política de “Seguridad democrática”, producto de la “inteligencia superior” de Uribe. Incluso un cable reporta la preocupación del entonces vicepresidente Francisco Santos “porque el presidente Uribe no había entendido por completo la profundidad de la crisis provocada por el escándalo de las “chuzadas del DAS y le pidió al embajador norteamericano que le hiciera ver la gravedad de la situación personalmente”.

Para completar el cuadro de verdades develadas y confirmadas oficialmente desde la cúspide de las Fuerzas Militares y la Policía Nacional, aparecen respectivamente los insólitos reportes del general Freddy Padilla informándole al embajador que “mantenía el compromiso de sacar a los militares involucrados en violaciones a los derechos humanos y le pregunta si su gobierno (el norteamericano) podría ayudar a identificar a esos individuos”, por su parte el general Oscar Naranjo no sólo le dijo al embajador que “creía que Bernardo Moreno y José Obdulio Gaviria habían ordenado los seguimientos ilegales del DAS”, sino que además le alertaba que “el ministro de defensa, Gabriel Silva y el comandante Freddy Padilla no se hablaban y que el Ejército estaba a la deriva”, por lo cual “urge a Estados Unidos a poner atención a la disfuncionalidad del Ministerio de Defensa”.

Se podría concluir que todo lo anterior no aporta nada nuevo a la realidad, públicamente reconocida, de la dependencia y la sumisión creciente del Estado colombiano a la tutela del norteamericano. Sin embargo, antes de los cables dicha versión no era más que una fantasía de la oposición o calumnias trasnochadas de los “mamertos”, cuando no un juego que algunos idiotas útiles hacían al terrorismo al insistir que los “falsos positivos” y las “chuzadas” tenían su origen en la Casa de Nariño. Ahora que es develado todo lo anterior por sus mismos protagonistas, entonces se minimiza en forma cínica la importancia de las revelaciones de WikiLeaks. Dicha actitud, propia de la mayoría de los medios masivos de comunicación en nuestra sociedad, no sólo revela su complacencia y en ocasiones connivencia con la criminalidad oficial, que sólo se atreven a denunciar extemporáneamente y cuando ya está fuera de las esferas del poder institucional, sino algo mucho más grave como es su impostura e incompetencia periodística frente a temas vitales de interés publico, que hoy devela y desvela el nuevo periodismo de WikiLeaks, reconfirmando así dos grandes y graves verdades.

Verdades Públicas

La primera, que en los llamados modernos y avanzados Estados democráticos, en todas las latitudes, quien gobierna es el arcano imperio, con sus decisiones secretas y ajenas a la voluntad de los ciudadanos, pero tomadas en despachos públicos y presentadas como legítimas en nuestro nombre y como supuesta garantía de nuestras vidas y seguridad. En otras palabras, que unos pocos, ocultos a los ojos y el juicio público, deciden la suerte de todos y usurpan así en nuestro nombre el poder público que nos pertenece. Lo que desafía WikiLeaks es el poder anónimo de esos encubiertos burócratas y reivindica nuestro nombre y poder de ciudadanos comunes y visibles, que padecemos las decisiones de ese poder arcano, casi totalmente intocable e inefable, antes de las famosas filtraciones.

Y la segunda, que internet, surgido en las mismas entrañas del complejo industrial militar, es hoy su caballo de Troya, cuya presencia y amenaza permanente no podrá eludir, por más procesos y condenas que profiera contra sus transitorios guerreros y ocupantes, como Julian Assange, procesado por penetrar en Suecia, sin la debida protección pero con el consentimiento tácito de dos ciudadanas, sus espacios y tejidos más íntimos y personales. Irónicamente, se busca la condena de Assange por supuestos ilícitos menores que afectan a dos jóvenes mujeres, mientras los crímenes mayores e irreversibles cometidos por Jefes de Estado, como George W Bush y sus colegas en otras naciones, que cobran cientos de miles de vidas y víctimas, no sólo permanecen en la impunidad, sino que son objeto de admiración y de libros que se convierten en best Sellers mundiales. Paradoja de nuestro tiempo: se sacraliza lo íntimo y se depreda lo público. Tal fenómeno explicaría también la saga exitosa de libros escritos por secuestrados, con la exposición de su dolor personal e íntimo, mientras se condena al olvido a las víctimas de crímenes aún más atroces como la desaparición forzada, que es la máxima expresión de anulación de la vida en el espacio público, para no mencionar a los desplazados que apenas sobreviven expuestos en la misma vía pública, casi sin ser vistos por el poder ejecutivo, de no ser por la insistencia de la Corte Constitucional en el respeto y la vigencia de sus derechos humanos y ciudadanos.







1 comentario:

Armando Calillos dijo...

Así se mueve el mundo. ¿O no te has dado cuenta por estos días? Trampas y movimientos secretos, cables diplomáticos y mentiras verdaderas. C’est la vie, ésta es la época que nos entregaron, ésta es la época que engendramos. Los mayores necesitan que se les explique todo –decía el principito–, y pues sí! No importa el medio, el fin, todo lo justifica. Maquiavelo bien puede venir siendo el dios de Colombia y quizás del mundo entero.
Durante mi niñez no me identifique plenamente con ningún superhéroe, todos me parecían banales en su fantasía. Julián Assange se ha convertido en mi superhéroe favorito (Jaime Garzón y Hollman Morris hacen parte de mi salón de la justicia).
Que cambien todos o vivimos todos en la ignorancia en la que tildan a Assange de terrorista, ese oscurantismo en que conviven las sociedades. O que me apaguen la memoria, pero así es difícil continuar.