PETRO EN EL LABERINTO DEL PAÍS POLÍTICO Y EL PAIS NACIONAL
(Primera parte)
https://blogs.elespectador.com/actualidad/calicanto/petro-laberinto-del-pais-politico-pais-nacional
Hernando Llano
Ángel
El presidente Gustavo Petro se
encuentra extraviado en un laberinto más intrincado y tenebroso que el mítico
de Creta[1],
construido por Dédalo. En nuestro caso, es el laberinto formado por la
confrontación histórica entre el llamado “País Político”, divorciado desde su
nacimiento del “País Nacional”. Un laberinto histórico en el cual todos vivimos
extraviados desde hace más de medio siglo. En palabras célebres de Jorge Eliecer Gaitán[2],
pronunciadas el 20 de abril de 1946: “El país político, que piensa en sus empleos, en su mecánica y en su poder y
el país nacional que piensa en su trabajo, en su salud, en su cultura,
desatendidos por el país político. El
país político tiene rutas distintas a las del país nacional. ¡Tremendo drama en
la historia de un pueblo!”. Han transcurridos 77 años desde entonces y
este drama, en lugar de resolverse, se transformó en una tragedia sangrienta y
en un laberinto formado por miles de corredores, cámaras obscuras, recintos
herméticos y espejos deformantes, que nos impiden salir de él y convivir
humanamente. Uno de esos recintos está poblado de mentiras, ilusiones y una
sofisticada tramoya de instituciones que ha logrado ocultar con éxito una
espeluznante realidad, la de ser la sociedad con el mayor número de víctimas
civiles de todo el continente y todo ello en nombre de la democracia, convertida
así en un monstruoso Minotauro[3]
que devora insaciablemente millones de vidas. Esta destrucción generalizada y
sistemática de vidas ha tenido lugar en una sofisticada cámara llamada “democracia”.
La sangrienta cámara “democrática”
Según el Informe Final de la
Comisión de la Verdad[4]:
“450.664 personas perdieron la vida a causa del conflicto armado entre 1985 y
2018, pero “si se tiene en cuenta el subregistro, la estimación del universo de
homicidios puede llegar a 800.000 víctimas”. El número global de víctimas, según el
Registro Único de Víctimas[5],
incluyendo el desplazamiento forzado, es superior a 9 millones de colombianos y
continúa creciendo. Lo más aterrador de lo anterior es que el 90% del total de
víctimas son civiles. Semejante sangría, con niveles de degradación
inimaginables, en los que incurrieron todos los actores armados, impediría a
cualquier persona sensata afirmar que Colombia es una democracia ejemplar. Solo
el número de personas desaparecidas por razón del conflicto armado interno se
estima en más de 100.000, una cifra que supera con creces las víctimas de ese
delito en todas las dictaduras del cono sur, cuya existencia, por ejemplo, en
el caso de Alfredo Stroessner[6] en
Paraguay, se prolongó por 34 años. Sin duda, el Estado colombiano exhibe el
prontuario más prolongado y profundo de violación histórica de los derechos
humanos y de infracciones al Derecho Internacional Humanitario en todo el
continente americano, sin que ello cause mella alguna en la opinión de la
mayoría de colombianos que consideran viven en una democracia plena. Al
extremo, de haber sido destruido el Palacio de Justicia y decapitada la cúpula
de la rama judicial por el poder Ejecutivo, todo ello para “mantener
la democracia, maestro”[7],
según emotivas palabras del coronel Alfonso Plazas Vega. Desde luego, esta no
es la forma de proceder en ninguna democracia, sino que es lo propio de poderes
fácticos, en este caso desde el interior del mismo Estado, los que arrasan con
la democracia. No es un ejemplo, propiamente, de la separación de las ramas del
poder público, sino de su destrucción. Una separación que en nuestra historia
ha sido tan endeble, que está más cerca de ser una ilusión que se proyecta en
el espejo de la complacencia y hasta la complicidad de la rama Judicial con la
Ejecutiva. Precisamente por ello el Estado colombiano ha sido condenado por la
Corte Interamericana de Derechos Humanos en 14 ocasiones,[8]incluyendo
la reciente sentencia por el exterminio de más de 6.000 miembros del partido de
la Unión Patriótica[9].
La ilusión de la separación de poderes.
Ha sido tan precaria esa
separación y el control político del Congreso, rama legislativa, sobre la rama
Ejecutiva, que en la realidad lo que ha existido es complicidad con los excesos
de varios presidentes, cuyas decisiones y políticas de seguridad han sido
nefastas, sangrientas negaciones de la democracia. Tanto en el pasado, con el
Estatuto de Seguridad[10]
de Turbay, como en el reciente, con la “Seguridad democrática” de Álvaro Uribe
y los 6.407 “falsos positivos”[11],
para solo mencionar uno de sus mayores éxitos. A ello hay que sumar la
ineficiencia del poder judicial en la investigación y procesamiento de los
mayores narcotraficantes, paramilitares y guerrilleros, parcialmente
desarticulados y condenados por mecanismos extraordinarios a iniciativa del
Ejecutivo, como la “Política de sometimiento a la Justicia”[12],
de Gaviria; la ley de “Justicia y Paz” de Uribe y el Acuerdo de Paz con la JEP,
de Santos. Precisamente la JEP surge como una jurisdicción especial encargada
de la Justicia Transicional, con un horizonte más de verdad, reparación y no
repetición, pues nunca habrá penas que puedan castigar delitos atroces como los
de guerra y lesa humanidad, capaces de satisfacer las expectativas de justicia
de todas las víctimas. Ahora el presidente Petro está dando tumbos con la
política de PAZ TOTAL, buscando un equilibrio difícil y precario entre la paz,
la seguridad y la justicia, puesto que sus objetivos son alcanzar la paz con
las guerrillas a cambio de participación política sin armas y lograr el
sometimiento a la justicia de ese otro Minotauro formado por el narcotráfico y
sus cientos de organizaciones criminales, siendo el Clan del Golfo o AGC[13],
la más codiciosa y despiadada, con tentáculos por casi todo el territorio
nacional. Mientras los colombianos no tengamos el valor y la lucidez de
reconocer que todo lo anterior forma esta penumbrosa cámara que la mayoría
confunde con la democracia, nunca podremos salir de este delirante y sangriento
laberinto antidemocrático en que estamos extraviados.
El reformismo democrático estigmatizado
Y esa es precisamente la mayor
dificultad que enfrenta el gobierno del Pacto Histórico, pues sus iniciativas
de reformas sociales y su política de Paz Total son descalificadas y
estigmatizadas como una amenaza para la democracia, cuando su intencionalidad
es precisamente generar condiciones para la existencia y el ejercicio de una
auténtica democracia. Una democracia donde los derechos humanos en su dimensión
integral dejen de ser un discurso y artículos constitucionales para convertirse
en realidades sociales y artículos de primera necesidad. Es lo propio de toda
auténtica democracia garantizar iguales oportunidades de vida a toda la
población para acceder a la propiedad privada en el campo[14] y
las ciudades, al ejercicio de derechos universales como la salud, la educación,
el trabajo formal y estable, un salario justo, una pensión decente, en fin, una
vida digna, donde nos reconozcamos como ciudadanos y no tanto como enemigos
encarnizados o competidores sin límites por el bienestar personal, empresarial
y familiar en la jungla del mercado. Y atenta contra la democracia impedir que
dicho esfuerzo sea posible a partir de polarizaciones y estigmatizaciones que
descalifican y deslegitiman a quienes promueven esos objetivos, impidiendo
alcanzar acuerdos que beneficien a quienes tienen menos posibilidades y más
necesidades, lo que en efecto implica restricciones a las ganancias y algunos
sacrificios por parte de quienes siempre han tenido más posibilidades y gozado
de todos los derechos, lo que les
permite abusar de su posición dominante. Tal es el caso de quienes todavía
reciben altas pensiones, subsidiadas por el Estado, que fueron protegidas por
las mayorías en el Congreso, negando que se gravaran con impuestos. Algo
similar puede presentarse en el caso del sistema actual de salud, en las
pensiones, en la educación, ni hablar en las condiciones de vida de la
población rural. Todo ello debería debatirse y revelarse claramente para
conocer cuáles son los intereses ocultos que se sienten amenazados y también
cuáles las posibles consecuencias indeseadas de reformas y políticas bien
intencionadas, como en efecto puede suceder en aspectos puntuales con las
reformas a la salud, la laboral y sobre todo la energética. Pero sin llegar a
los extremos del maniqueísmo y el cinismo de una oposición que de la noche a la
mañana reclama credenciales democráticas que nunca exhibió en el pasado
reciente y menos en tiempos lejanos. Igualmente, sin la desmesura reformista y
esa especie de voluntarismo jacobino[15]
que ataca al presidente Petro y sus más incondicionales seguidores quienes
creen que con la apelación entusiasta a un fantasmagórico y mayoritario pueblo
basta para gobernar democrática y acertadamente. En próximos CALICANTOS espero
referirme al hilo de Ariadna que precisamos para intentar salir del laberinto
en que nos encontramos. Para ello debemos emular el esfuerzo colectivo que permitió
a un Ejército de Salvación con la sabiduría de las comunidades indígenas y de
sus cuatro niños, salir con vida de la manigua de la selva y derrotar al
Minotauro de la desesperanza y el pesimismo, que tantos promueven por estos aciagos
días. Es una alegría ver el abrazo protector de un miembro del Ejército[16]
rescatando y poniendo a salvo a los niños, formando una comunidad de vida
nacional[17].
Una lección que deberíamos aprender y un gesto que vale la pena repetir, como
el testimonio de Luis Acosta[18],
coordinador nacional de la Guardia Indígena: “Yo abracé a un soldado
emocionado, no lo había hecho antes. Fue emocionante porque nos hizo saber que
todos protegemos la vida, cuidamos la vida. Los soldados conocen la vida,
merecen abrazos, los guardias indígenas merecen abrazos».
[8] file:///C:/Users/Hernando%20LLano/Downloads/ymunozlopez,+20015-Texto+del+art%C3%ADculo-71444-1-10-20140717_compressed%20(2).pdf
[9] https://elpais.com/america-colombia/2023-01-30/la-corte-interamericana-de-derechos-humanos-condena-a-colombia-por-el-exterminio-de-la-union-patriotica.html#:~:text=La%20Corte%20Interamericana%20de%20Derechos%20Humanos%20conden%C3%B3%20al%20Estado%20colombiano,que%20fue%20eliminado%20a%20punta
[11] https://www.jep.gov.co/Sala-de-Prensa/Paginas/La-JEP-hace-p%C3%BAblica-la-estrategia-de-priorizaci%C3%B3n-dentro-del-Caso-03,-conocido-como-el-de-falsos-positivos.aspx
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