EL PAÍS POLÍTICO CONTRA EL PAÍS
NACIONAL
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Hernando Llano Ángel
La mayor paradoja de estos comicios es que nos están demostrando, una vez
más, que los escrutinios y la Registraduría Nacional del Estado civil son la
mayor amenaza institucional para la existencia y perdurabilidad de nuestra
elogiada “democracia”. Ello sucede porque la mentira y la simulación son las
señales distintivas y esenciales de nuestra realidad política. Por eso el
Registrador Nacional, Alexander Vega[1],
se autoproclama como ganador en las pasadas elecciones en medio de semejante
fracaso. Algo comprensible en un hijo cuyo padre, Campo Elías Vega Goyeneche,
fue condenado en el 2013 por el delito de corrupción del sufragante como
cómplice[2].
Simular y mentir son las claves del sistema político colombiano y de sus
encumbrados voceros. Simulan en sus declaraciones y discursos oficiales que
somos una democracia casi perfecta. Proclaman que tenemos una economía de
mercado competitiva. Dos mentiras insostenibles. No es democrática una sociedad
y menos un gobierno que contemporiza con el crimen y la violencia. En lo
corrido del año han sido asesinados 41 líderes sociales y 9 reincorporados de
las Farc-Ep, firmantes de la Paz, miembros del partido Comunes[3].
Algo que no sucede ni siquiera en las dictaduras de Maduro y Ortega. ¿Qué
sucedería si en lugar de anónimos líderes sociales hubiesen sido asesinados 41
líderes empresariales y 9 miembros de partidos como el Liberal, Conservador o
Centro Democrático? Para completar tan dantesco cuadro “democrático”, Colombia
registra hoy el mayor número de defensores del medio ambiente asesinados en el
mundo, según este excelente documental de Fuerza Latina[4].
Como si lo anterior fuera poco, durante este año se han cometido 25 masacres
con un saldo superior de 75 víctimas[5]. Y
ni hablar de una economía de mercado competitiva, cuando lo que predomina son
los oligopolios y los conglomerados financieros cuyas utilidades en el 2021, en
plena pandemia, superaron los 11.7 billones[6] de
pesos, junto a un mercado informal que condena al “48.2% de los ocupados en 23 ciudades a empleos que
no les garantizan aportes a la seguridad social”[7]. Así
las cosas, no es sorprendente que Gustavo Petro sea el candidato con la mayor
votación en las consultas interpartidistas del pasado 13 de marzo. No hay que
olvidar que Petro es políticamente hijo legítimo del fraude electoral del 19 de
abril de 1970, que escamoteó el triunfo a la Alianza Nacional Popular, ANAPO[8], y
del general Gustavo Rojas Pinilla. El entonces presidente Carlos Lleras
Restrepo así lo reconoció en conversación privada con su jefe de prensa, Próspero
Morales: “Próspero, esto se ha perdido. No hay nada que hacer, el general ha
ganado. Si, de acuerdo con lo que me han informado, Rojas decide salir
uniformado para iniciar una marcha por las principales avenidas con destino al
palacio de San Carlos, temo que haya un levantamiento, una sublevación, con
todas las atrocidades y derramamiento de sangre que de ella se pueda derivar.
No puedo permitir por ningún motivo la toma del poder por la fuerza”[9].
Entonces decretó el toque de queda a las ocho de la noche en toda la nación y
amaneció ganando Misael Pastrana Borrero. Fraude que luego confirmó el ministro
de gobierno, Carlos Augusto Noriega, el “tigrillo”, en su libro de 1988 “Fraude
en las elecciones de Pastrana”, atribuyéndolo en principio a un
“empleado de la Registraduría que de manera involuntaria accionó en la
madrugada del 20 de abril de manera defectuosa una sumadora y le computó 30.000
votos más al doctor Pastrana”. Han transcurrido 52 años y parece que continúan
sucediendo errores parecidos, según la debacle de los escrutinios del pasado 13
de marzo. Tal fraude engendró la guerrilla del M-19[10]
en 1974 y su consigna de lucha: “Con el pueblo, con las armas, al poder”,
donde Petro comenzó su andanzas político-militares. Hoy esa consigna parece
estar a punto de trocarse en: “Petro, con el pueblo en las urnas, al
poder”, según los resultados del 13 de marzo y la tendencia en los
sondeos de opinión.
La falsa polarización
Pero contra ello no solo conspira la sospechosa incompetencia de la
Registraduría, sino la falsa polarización y el ambiente de zozobra que están
creando los profesionales de la manipulación, el miedo, los prejuicios, la
ignorancia y el odio, junto a los mercaderes de la codicia con su intimidatoria
“Cláusula Petro”. Según estos profetas de la “hecatombe nacional” estamos al
borde del “fin de la democracia, la propiedad privada y la economía de
mercado”. Exactamente como alertaban antes del plebiscito sobre el Acuerdo de
Paz, vociferando que si se permitía a las FARC “hacer política con total
impunidad” nos convertiríamos en Venezuela. Y nada de ello sucedió. Más bien
sucedió todo lo contrario, ganó el NO, uno de sus promotores llegó a la
Presidencia y durante el estallido social, desatado por su proyecto de reforma
tributaria, vivimos como en Venezuela: con calles, carreteras bloqueadas, sin
abastecimiento de víveres en las principales ciudades y con una violencia
oficial y social que dejó más de 80 víctimas mortales, miles de heridos y una
economía agónica. Irónicamente, fueron los protagonistas del NO quienes
realizaron su profecía autocumplida. Todo ello sucede porque su forma de pensar
y gobernar está muy lejos de ser políticamente democrática y muy cerca de ser
plutocrática y cacocrática, es decir, de estar al servicio de los más ricos y los
más corruptos. Para ello, empiezan por robarse, como diestros cacos, la
confianza de los ciudadanos prometiendo en las elecciones lo que nunca harán en
sus gobiernos: reformas económicas y sociales que generen prosperidad general y
no solo enriquecimiento de élites codiciosas y criminales. Basta recordar Agro
Ingreso Seguro[11]
y Unión Temporal Centros Poblados[12],
quizá los más cercanos. En realidad, nos han expropiado la democracia y la han
convertido en una mercadocracia, sometiéndonos a la servidumbre del consumo,
con los días sin IVA. Hemos extraviado, con nuestra indolencia y
autocomplacencia, la soberanía y la libertad que es la esencia de la ciudadanía.
Nuestra capacidad para cambiar este entramado y tramoya de complicidades entre
“políticos” que no son más que testaferros de capitales y ganancias tanto
legales como ilegales, AVALados[13]
por la banca, Odebrecht y el Ñeñe Hernández[14].
Que ganan sus elecciones presidenciales apelando a coaliciones con grupos
criminales, como Uribe con las AUC, o con acuerdos más o menos explícitos con
la guerrilla, Pastrana con las Farc y la zona de distensión en el Caguán o
Santos con el Acuerdo de Paz, que al menos logró la desmovilización de más de
diez mil miembros de las Farc. Un Acuerdo que contiene, no está demás
repetirlo, los mínimos de una democracia liberal: Reforma Rural Integral y
respeto a la propiedad privada; Participación política sin armas;
Representación política para las víctimas del conflicto armado; Solución al
problema de las drogas ilícitas y Verdad, Justicia, Reparación y Garantías de
no repetición para las víctimas. Así las cosas, lo que está en juego en estas
elecciones no es el fin de la democracia sino más bien la transición hacia una
auténtica democracia, apenas su comienzo en clave ciudadana y popular.
País Político Vs País Nacional
Nada distinto a ese pulso histórico planteado hace más de 75 años por
Gaitán entre el País Nacional[15] y
el País Político. Por eso hoy cada ciudadano debe tener conciencia a cuál de
los dos países dará su voto. Si al País Político de siempre, al servicio de los
intereses de pocos, es decir, las oligarquías o, por el contrario, al País
Nacional naciente en función de los intereses de las mayorías, es decir, la
democracia. Para ello, no solo debemos tener en cuenta las fórmulas
presidenciales recién conformadas por Petro, Fajardo y Fico, sino especialmente
sus ejecutorias como servidores públicos, sus relaciones y coaliciones
políticas pasadas y presentes, su coherencia con la defensa de derechos, la
legalidad o la promoción de privilegios. También sus políticas públicas contra
la criminalidad organizada y la eficacia de las mismas en términos de impunidad,
complicidad o desmantelamiento de ellas en ciudades como Bogotá y Medellín,
donde fueron alcaldes Petro, Fajardo y Fico. Además de las cuestiones centrales
que están contempladas en sus respectivos programas de gobierno, pero
especialmente la coherencia entre sus palabras y acciones, así como entre
quienes los apoyan y los compromisos que adquieren con ellos, pues esto
definirá la continuidad de este moribundo y corrupto País Político o el
nacimiento y la identidad de un maltrecho y vital País Nacional. Un País
Nacional que viene expresándose en su pluralidad, conflictividad y rebeldía en
manifestaciones y protestas periódicas como el estallido social, pero clama y
requiere urgentemente cauces institucionales que le posibiliten dignidad,
justicia y prosperidad para una convivencia democrática y no la perdurabilidad
de este régimen electofáctico[16] y
cacocrático. Un País Nacional que precisa democratizadores antes que caudillos
o salvadores de la gente. Democratizadores capaces de unir a las mayorías en
torno a intereses vitales como la paz política y el desarrollo de una economía
social de mercado, una economía no depredadora de nuestra portentosa
biodiversidad, puesta al servicio del País Nacional. Una economía que
posibilite el ejercicio de una ciudadanía autónoma, reacia a continuar siendo
manipulada por el miedo o, peor aún, a vivir sumisa y dependiente a la espera
de un supuesto gobernante providencial y paternalista que resolverá todas sus
carencias con subsidios y paliativos coyunturales. Ya lo anunciaba Gaitán: “No
creo en el destino mesiánico o providencial de los hombres. No creo que por
grandes que sean las cualidades individuales, haya nadie capaz de lograr que
sus pasiones, sus pensamientos o determinaciones sean la pasión, la
determinación y el pensamiento del alma colectiva”. Porque la
democracia es esa alma colectiva hasta ahora acallada, un asunto de ejercicio
permanente de ciudadanía que se pierde cuando se confía y delega totalmente en
manos de unos pocos, los denominados políticos profesionales, que en su mayoría
no representan ni agencian intereses generales sino particulares y
oligárquicos. Por eso la consigna de Gaitán “el pueblo es superior a sus
dirigentes”, en realidad significa que no hay democracia sin una
ciudadanía activa y autónoma que se expresa, delibera y actúa desde sus
organizaciones y no solo en época de elecciones. Tal es el desafío al que nos
enfrentamos: forjamos entre todos una auténtica democracia o continuaremos
sumidos, por lo menos otros cuatro años, en esta violenta y endémica cacocracia[17]
que desprecia a su gente y beneficia a sus “patrones”.
[1] https://www.semana.com/nacion/articulo/no-me-siento-derrotado-me-siento-ganador-alexander-vega/202227/
[2] https://www.semana.com/nacion/articulo/padre-del-registrador-nacional-fue-condenado-en-2013-por-compra-de-votos/202240/
[3] https://indepaz.org.co/lideres-sociales-defensores-de-dd-hh-y-firmantes-de-acuerdo-asesinados-en-2022/
[4] https://www.dw.com/es/fuerza-latina-sof%C3%ADa-guti%C3%A9rrez-luchar-por-un-cambio-verdadero/av-61208089
[6] https://www.larepublica.co/finanzas/las-utilidades-de-los-bancos-se-ubicaron-en-117-billones-para-noviembre-de-2021-3293943
[7] https://www.larepublica.co/economia/mas-de-565-millones-de-colombianos-trabajaron-de-forma-a-noviembre-de-2021-3286635
[9] https://www.elespectador.com/colombia/mas-regiones/la-noche-en-que-lleras-restrepo-reconocio-el-triunfo-de-rojas-pinilla-parte-ii-article-417288/
[12] https://www.larepublica.co/economia/centros-poblados-no-devolvera-los-70000-millones-porque-los-invirtieron-en-equipos-3222870
[13] https://www.lasillavacia.com/historias/silla-nacional/banco-del-grupo-aval-si-financio-mas-del-66-por-ciento-de-campana-duque
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