2022 ENTRE ELECCIONES Y EXCLUSIONES
https://blogs.elespectador.com/politica/calicanto/2022-elecciones-exclusiones
Hernando Llano
Ángel
Desde luego que toda elección
implica exclusiones. Esta es la mayor paradoja de la política y también de la
vida personal. No podemos vivir sin elegir. La cuestión está en que nuestras
elecciones sean vitales y que las exclusiones no impidan la convivencia social
y promuevan la muerte, negando oportunidades y derechos para todos y afianzando
privilegios y tratos preferenciales para pocos. Por eso, en política siempre es
preferible optar por una urna en lugar de una tumba, por un voto libre a una
bala intimidatoria y mortal, en fin, por la participación y la deliberación
ciudadana y no la imposición autoritaria, sea esta civil o militar. Siempre
será más justo e incluyente un impuesto para la salud y la educación, que una
exención tributaria a favor de grandes empresas y el incremento de sus
ganancias. Aunque todos sabemos que vamos a morir, por lo general siempre
preferimos vivir, salvo cuando el sufrimiento o las enfermedades incurables no
nos dejan otra elección que inclinarnos por nuestra propia y personal muerte.
Pero en la política no tenemos la opción de la eutanasia, porque no podemos
disponer de la vida social, aquella que es de todos y nos afecta a todos. Sin
duda, el imperativo de la política en toda sociedad democrática es proteger y
promover la vida en condiciones de mayor igualdad, sin exclusiones y
discriminaciones arbitrarias que impidan el ejercicio de la libertad y dignidad
de cada persona. En este punto, las elecciones que hagamos deberían ser lo más
incluyentes posibles de la pluralidad de valores, intereses, formas y estilos
de vivir, si en verdad queremos convivir pacífica y democráticamente, evitando
al máximo aquellas exclusiones que generan el horror del hambre, la humillación
y la guerra, como lo son el fanatismo ideológico y partidista, el nacionalismo
expoliador, el clasismo y el racismo.
Contra la eutanasia social
Pero no falta quienes se sienten
moral, económica, nacional y socialmente superiores, ya sea porque nacieron en cuna
de plata, se consideran predestinados a gobernar eternamente o se creen los
poseedores de la verdad, la justicia y el bien. Entonces estos “virtuosos iluminados”
terminan decidiendo quiénes deben morir y vivir. Incluso, cómo debemos vivir y
hasta morir. Para ello invocan, en forma muy persuasiva, valores como la
libertad, la democracia, la patria, el mercado y la seguridad, tras los cuales
siempre se parapetan y mandan al campo de batalla a los “héroes” que ofrendan
sus vidas en defensa de sus decisiones y privilegios. De los privilegios de
aquellos que social, económica y moralmente se proclaman “ciudadanos de bien”,
gente virtuosa y trabajadora. Incluso, en nombre de esa superioridad, algunos de
sus ingeniosos líderes recurren con frecuencia a la “limpieza social y racial”
y cabalmente proclaman que “el Ejército es una fuerza letal que entra a matar”[1], auspician
la legítima autodefensa civil, como las “Convivir”[2], y
la necesidad de armar[3] a
la gente de bien para defenderse del mal y de los criminales. Ignoran que el
hambre, la pandemia y las guerras arrasan la vida y la libertad de millones de
desarrapados, desplazados y migrantes, tanto en nuestras fronteras como por
fuera de ellas. Basta mirar la próspera Europa entre Bielorrusia[4] y
Polonia. Son esos los corceles apocalípticos que amenaza peligrosamente la vida,
bienes y tranquilidad de todos en todo el planeta. Así las cosas, está declarada la aporofobia[5], el
odio y el miedo a los pobres, la “guerra justa e interminable” de los supuestos
“buenos” contra los peligrosos “malos”. Al punto que hoy es sospechoso quien
reivindica la justicia social y la redistribución de la riqueza. Y es bien
visto quien pregona seguridad y estabilidad, “mano dura contra tanta
criminalidad” y migrantes ilegales, ante todo “orden y seguridad”. Pero esos “ciudadanos
de bien” se olvidan que es la exclusión social, económica, política y cultural
la principal dinamizadora de tanta inseguridad, violencia y criminalidad en
todo el mundo, no solo en nuestro país. Toda la razón tenía el papa Pio XII
cuando afirmaba que “la seguridad de los ricos es la tranquilidad de los
pobres”. Esa tranquilidad que proporciona un empleo digno y estable, no el
rebusque desesperado de un mendrugo de pan al borde de los semáforos y la
inanición. Esa es la principal exclusión que debemos superar en las elecciones
para Congreso y Presidencia del 2022. Hay que votar por partidos y candidatos
que, con su vida y ejecutorias, nos hayan demostrado que incluyen social,
económica, política y culturalmente, en lugar de excluir a millones de
colombianos. Que al aprobar reformas tributarias[6] no
lo hagan decretando menos impuestos y mayores exenciones, vectores de
inseguridad y, en últimas, criminalidad, que incluso desatan estallidos
sociales como el del 28 de abril[7]
con un saldo irreparable e imprecisable de vidas humanas sacrificadas y de
bienes públicos destruidos y privados saqueados. Gobernantes y representantes que
al haber tenido la oportunidad de tomar decisiones y administrar lo público lo
hayan hecho en función del interés general y no de intereses corporativos,
empresariales, familiares, “partidistas” y hasta criminales, que constituyen el
meollo de la corrupción política y administrativa. Pero, sobre todo, que su
pasado, entorno político y social no esté cubierto por una densa red de
crímenes, cómplices y negociados, casi siempre bien ocultos o justificados en
nombre de la “justicia social”, la “seguridad democrática”, “la confianza
inversionista” y hasta la “cohesión social”. Porque dichos “partidos”,
coaliciones o alianzas con sus respectivos líderes y candidatos nunca podrán
responder y servir a los intereses generales de la mayoría de colombianos, sino
a los de sus socios y cómplices. Porque en política nadie es independiente,
mucho menos desinteresado, no existe neutralidad y aún menos un centro donde
todo el mundo converge y está de acuerdo. En política siempre existirá la
pluralidad y diversidad de intereses e identidades, junto a múltiples formas de
ver y vivir la vida, que impiden la existencia de tal centro armonioso. Que no
nos vengan con esos cuentos idílicos una vez más, como los del llamado “Centro
Democrático”, con su secuela de autoritarismo, corrupción, crímenes de lesa
humanidad e impunidad, todo ello enarbolando banderas como la lucha contra la
“corrupción, la politiquería” y la “seguridad democrática”, con resultados tan
exitosos como Agro Ingreso Seguro[8] y
más de 6.000 ejecuciones extrajudiciales[9].
¡No más dulces envenenados!
Ya es hora de que todos los
candidatos dejen de jugar al Halloween electoral y no sean tan generosos,
regalándonos más dulces envenenados como: “¡No más impuestos!”, “¡Seguridad y
Orden!”, “¡Contra la corrupción y la politiquería!”, ¡Ni una mata más de coca!”
“El que la hace la paga”, “Paz con
legalidad” y una lista interminable de mentiras y sandeces. Es hora de
exigirles coherencia y, sobre todo, que expongan claramente los medios y las
políticas públicas concretas que adelantarían para alcanzar fines y metas con
las cuales todos estamos de acuerdo, como: Paz política y Seguridad Ciudadana,
Justicia Tributaria y Prosperidad Social, Reconciliación Política con Verdad,
Justicia, Reparación y No repetición, en fin, programas de gobierno para una
Colombia sin más víctimas irredentas y victimarios impunes. Una Colombia sin
necesidad de más héroes y líderes mesiánicos, porque todos somos ciudadanos y
no siervos, mucho menos borregos en espera de salvadores y demagogos con
tendencias autoritarias que se esconden bajo banderas de centro derecha, humanismos
etéreos y tecnocracias supuestamente apolíticas y sin partido. Precisamos más
políticas públicas viables, menos promesas irrealizables y clientelismo
corrupto. Pero, sobre todo, requerimos mucha más ciudadanía y responsabilidad
social para dar sentido a las elecciones y no permitir que el 2022 sea la
antesala de la hecatombe nacional y elegir otra vez a los profesionales de la
exclusión social, económica y política.
La hora del País Nacional
Es la hora del País Nacional, aquel
que proclamaba Gaitán[10] y
se viene anunciando periódicamente desde la Constitución del 91, la Consulta
Popular contra la Corrupción y en forma espasmódica y desesperada en el Paro
Nacional del 28 de abril, para derrotar en las urnas a ese País Político de los
privilegios y la exclusión social. Un País Político que persiste en seguir
gobernando violentamente, en alianza con el crimen, la corrupción y la
impunidad, manipulando las necesidades de las mayorías con subsidios y
clientelismo. Canalizando en las urnas el miedo de la clase media y la defensa
de minorías privilegiadas con sus prejuicios de clase y odios racistas,
enarbolando banderas y consignas falaces como “¡Seguridad democrática!”, “¡Los
buenos somos más!”, “Salvemos la democracia”, “¡Abajo el populismo!” “¡Viva
Colombia, no al comunismo!”; “!¡No más indios, negros igualados y Mingas en
nuestras ciudades!” “¡Que se vayan a sus resguardos y comunidades!”. Banderas y
consignas que nos han impedido forjar una auténtica sociedad democrática y les
ha permitido a “los mismos con las mismas” seguir gobernando en función de
intereses oligárquicos y no mayoritarios. El 2022 es la hora del País Nacional,
de la ciudadanía y la democracia, para derrotar en las urnas a ese País
Político y su vergonzoso legado de negociados, magnicidios y genocidios que no
cesan desde la proclamación de la República y poner así fin a su repetición
periódica. Es la hora de incluir en la política la vida de todos con justicia
social y de excluir de ella el asesinato y la muerte de tantos. Es la hora de
la reconciliación política con justicia, libertad y prosperidad para las
mayorías, no la del continuismo de la confrontación, el miedo, la desconfianza
y el odio entre “buenos ciudadanos” y “malos colombianos”, entre la “gente de
bien y la pérfida chusma”, aupada por elites y minorías que siempre sacan
provecho en beneficio propio con el maniqueísmo político, electoral y social de
“divide y vencerás”.
[1] https://www.lasillavacia.com/historias/silla-nacional/detector-cabal-s%C3%AD-dijo-%E2%80%9Cel-ej%C3%A9rcito-es-una-fuerza-letal-de-combate-que-entra-a-matar%E2%80%9D/
[4] https://www.dw.com/es/crisis-migratoria-en-frontera-bielorrusa-podr%C3%ADa-durar-meses-o-a%C3%B1os-seg%C3%BAn-polonia/a-59843319
[6] http://unperiodico.unal.edu.co/pages/detail/el-principal-instrumento-de-lucha-contra-la-evasion-de-la-reforma-tributaria-se-elimino-de-tajo/
[7] https://www.france24.com/es/programas/el-debate/20210528-protestas-colombia-balance-estallido-social-gobierno-ivan-duque
No hay comentarios.:
Publicar un comentario