LA PERVERSIÓN ELECTORAL DE
LA DEMOCRACIA
Hernando Llano Ángel
La relación de las elecciones con la democracia no es sencilla y mucho
menos armónica. Forman una pareja conflictiva, cruzada por tensiones y
contradicciones, que amenazan frecuentemente con disolverla. Y ya que estamos
en el furor previo a las campañas para Congreso y Presidencia de la República,
van estas rápidas consideraciones. La primera forma de perversión es que las
elecciones se han convertido en la coartada perfecta para simular democracia.
Como si bastara votar para que existiera la democracia. Si bien es cierto ellas
son necesarias para su existencia, también lo es que no son suficientes. Se
requiere que las elecciones se den en contexto de libertad, legalidad,
pluralismo y competencia. Condiciones que, si examinamos con rigor,
difícilmente se cumplen en nuestra realidad. Para empezar, la violencia siempre
está presente, algunas veces eliminando físicamente a los candidatos que
considera son una amenaza para la continuidad del Statu Quo. Basta recordar
magnicidios como los de Jaime Pardo Leal, Luis Carlos Galán, Bernardo
Jaramillo, Carlos Pizarro y Álvaro Gómez H, sin dejar de mencionar el
exterminio de la Unión Patriótica[1].
Según Ariel Avila[2] y la
fundación Paz y Reconciliación hasta el 23 de agosto del año en curso se han
perpetrado 29 hechos violentos contra candidatos que dejan 36 víctimas en 15
Departamentos con un saldo de 6 homicidios y 23 amenazas. El mayor número de
víctimas militan en partidos de oposición, “a excepción del Partido Liberal
(17%), siendo los miembros del Partido Alianza Verde (29%), MAIS (13%) y
Colombia Humana UP (13%) los más victimizados”. Así tenemos este Statu Quo que
se ha consolidado como una tramoya donde la política se ha fusionado con el
crimen y la ilegalidad, formando una amalgama indisoluble que constituye la
esencia de lo que bien podría llamarse un régimen político electofáctico. Es
decir, aquel donde los poderes de facto --la mayoría de las veces cubiertos por
una espesa capa de legalidad y formalismos— definen quién gana las elecciones y
cómo debe gobernar, sirviendo posteriormente a dichos intereses. El escándalo
del Ministerio de las Tecnologías la Información y las Comunicaciones (Mintic)
y su contrato con Centros Poblados es el mejor ejemplo de actualidad. Y no
parece una mera casualidad que suceda en estos tiempos electorales. Al parecer,
todo se hizo con suma diligencia, como lo describe con precisión Yohir Akerman[3]
en su columna Caza de Citas, pues dicho contrato estuvo antecedido por casi 400
citas entre los socios de Unión Temporal Centros Poblados y altos funcionarios
del Mintic, cuyo verdadero acrónimo es Mentiras, Incompetencia, Trampas,
Ilegalidad Cacocrática. Solo falta
que Emilio Tapia desate la madeja que lleva a las altas esferas del poder
político y no se quede todo en la burocracia del ministerio[4].
Y hablando de altas esferas, son ellas las que están armando el tinglado para
reformar y flexibilizar la ley de Garantías Electorales[5],
desde el presidente Duque adalid de la “Paz con legalidad” y su ministro de
hacienda, el “académico” José Manuel Restrepo, con el apoyo de sus cómplices en
el Centro Democrático, pues son los más interesados en facilitar la
contratación de alcaldes y gobernados en víspera de las elecciones. Ello implicaría
convertir las elecciones en un bazar al servicio de los contratistas, al punto
que las maniobras fraudulentas de Aida Merlano[6]
quedan convertidas en un juego de niños. Es por ello que hasta los más
encumbrados dirigentes de los gremios empresariales[7]
se oponen a semejante iniciativa gubernamental. Sin duda, las próximas
elecciones para Congreso y Presidencia pueden significar una vuelta de tuerca
más para prolongar por otros 4 años este régimen electofáctico, simbiosis de la
política con el crimen, que predomina desde tiempos inmemoriales pero que con
el auge del narcotráfico y su incidencia política – ayer el proceso 8.000 y hoy
la Ñeñe política[8] y Memo
Fantasma[9]--
está quedando al desnudo. Pero también es la oportunidad para precipitar su
declive irreversible si como ciudadanos somos capaces de elegir con criterio y
decencia. Está en nuestra conciencia y manos no permitir más ese maridaje
putrefacto entre la política y el crimen. Que la “ignorancia no te niegue y que no
trafique el mercader con lo que un pueblo quiere ser”[10],
como bien advierte Serrat en su épica canción “Por las paredes, mil años hace”.
[2] https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/ariel-avila/la-violencia-electoral-en-colombia/
[4] https://www.eltiempo.com/unidad-investigativa/caso-mintic-mencionan-a-gobernador-de-sucre-y-giros-a-dubai-620900
[6] https://www.elespectador.com/judicial/con-estas-razones-la-corte-suprema-pidio-en-extradicion-a-aida-merlano-article-903576/
[7] https://www.eltiempo.com/justicia/investigacion/ley-de-garantias-criticas-a-idea-de-suspender-su-aplicacion-620460
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