POR LA VIDA, PONGÁMONOS DE
ACUERDO
Hernando Llano Ángel.
Hoy se cumplen 5 años del triunfo del NO en el plebiscito[1]
sobre el Acuerdo de Paz, realizado justo un domingo 2 de octubre de 2016, con
una muy baja participación de la ciudadanía, apenas del 37.43% y una diferencia
pírrica de 53.908 votos a favor del NO. En términos matemáticos, ganó realmente
la abstención con el 62.57% que no participó y dejó así en manos de una minoría
la vida y la paz de todos. Estos resultados confirmarían el ingenioso aserto de
Borges: “Para mí la democracia es un
abuso de la estadística. Y además no creo que tenga ningún valor. ¿Usted cree
que para resolver un problema matemático o estético hay que consultar a la
mayoría de la gente? Yo diría que no”. A dichos problemas enumerados por
Borges, realmente poco vitales, habría que agregar la paz política, esa sí una
cuestión de vida o muerte, pues de ella depende la seguridad, la libertad y la
prosperidad de todos. Algo mucho más valioso que resolver un problema matemático
o un juicio estético, que obviamente por su naturaleza científica y dimensión
subjetiva no se deben someter al parecer de las mayorías. Por eso, el artículo
22 de la Constitución Política consagró la paz como “un derecho y un deber de
obligatorio cumplimiento”.
La Paz Política es un juego
de suma positiva
Sin duda, el mayor error histórico del expresidente Santos junto a su
equipo negociador y las Farc-Ep, fue haber caído en el espejismo de la
legitimidad democrática, suponiendo que el triunfo del SÍ blindaría el Acuerdo
de Paz con una legitimidad incuestionable. Así lo advertí en Razón Pública en un artículo el 11 de
abril de 2016, titulado “La paz es un
juego de suma positiva”[2].
Con ello revelaron la mayor incomprensión del sentido profundo de la
democracia, pues ésta presupone la paz política para su verdadera existencia. Porque
la paz política es el derecho a la democracia, su fundamento existencial y no
puede ser sometida a votaciones, pues con ello se corre el riesgo inminente de
la guerra, que bien podrían reclamar los ganadores en dicha contienda. Al someter la paz política a un resultado
electoral --después de más de medio siglo de violencia y degradación del
conflicto armado interno— ella quedó en las manos y sobre todo en las mentes y los
corazones de millones de víctimas. Víctimas cuyos dolores, resentimientos y
esperanzas eran comprensibles, pero cuyas decisiones frente al Acuerdo se
debatían entre la indignación y el repudio o el perdón y la reconciliación. De
allí que su voto fuera fácilmente manipulable a partir de la vulgar
tergiversación del alcance de los cinco puntos del Acuerdo de Paz. Maniobra
artera que fue reconocida incluso por el director de la campaña del NO, Juan
Carlos Vélez Uribe[3], que
cínicamente declaró haber realizado con éxito una campaña que llevó a mucha
gente a “votar berraca (sic)” contra las ignominias cometidas por las
Farc-Ep, adobadas de mentiras como una supuesta educación de género que
pervertiría a los niños y adolescentes, el triunfo del “castrochavismo” y la
impunidad total para criminales de guerra. Mentiras que incluso todavía hoy creen
muchas personas y celebra con orgullo el Centro Democrático[4],
sin pudor alguno. Al punto que el mismo expresidente Uribe entonces regañó a
Juan Carlos Vélez por su imprudencia al revelar una estrategia tan mendaz y
sucia: “Hacen daño los compañeros que no cuidan las
comunicaciones”[5],
escribió en un trino. Las anteriores no son anécdotas del pasado, sino
estrategias que seguramente se utilizarán para las próximas elecciones, con el
propósito de seguir polarizándonos en forma absurda y criminal con la bandera
de la paz. Pero ya deberíamos tener claro que, desde la famosa expresión
atribuida equivocadamente a Julio César: “Si quieres la paz, prepárate para la guerra”[6],
nuestros líderes políticos han demostrado ser maestros en manipularnos,
dividirnos, polarizarnos y hasta llevarnos a campos de batalla en nombre de la
paz. Para ello le agregan adjetivos ennoblecedores: “Paz con justicia social”;
“Paz
con seguridad democrática” o “Paz sin impunidad”.
“Paz con legalidad”
La última e insuperable paz es la de este gobierno: “Paz con legalidad”, salvo
por las innumerables víctimas mortales[7]
que ha dejado en el camino y un crecimiento de 135% en el número de desplazados
internos entre enero y agosto de 2021, según el reciente informe de la CIDH[8].
Por otra parte, en el informe trimestral del Secretario General de las Naciones
Unidas, Antonio Guterres[9],
sobre el cumplimiento del Acuerdo, éste resalta: “que la violencia contra
excombatientes, líderes sociales y defensores y defensoras de derechos humanos
continúa concentrándose en 25 municipios del país ubicados principalmente en
zonas priorizadas para la implementación del Acuerdo. El informe reporta
durante este período el asesinato de 14 excombatientes de las FARC-EP (todos
hombres), lo que eleva la cifra a 292 (nueve mujeres) desde que se firmó el
Acuerdo. La Misión observó un importante deterioro de la seguridad de las y los
excombatientes en Cauca, Nariño y Valle del Cauca, departamentos que concentran
más de un tercio del total de los asesinatos. Por su parte, la Oficina de la
Alta Comisionada para los Derechos Humanos recibió información sobre asesinatos
de 43 defensores y defensoras de los derechos humanos, lo que representa un
total de 158 asesinatos en 2021. Además, se documentaron 11 masacres que
dejaron 38 víctimas (otras 16 están siendo verificadas). También señala que la
persistencia de la violencia sigue generando desplazamientos masivos y
confinamientos, especialmente en los departamentos de Antioquia, Bolívar,
Cauca, Chocó, Córdoba y Nariño, afectando particularmente a comunidades
indígenas y afrocolombianas”. El reciente informe de la CIDH sobre el
desplazamiento forzado[10],
advierte que su crecimiento exponencial se debe al incumplimiento del Acuerdo
de Paz y que tenemos el mayor número de desplazados internos en el mundo: “Según
la CIDH, el Informe sobre Tendencias Globales de Desplazamiento Forzado de la
Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) sigue reportando en Colombia el
número más alto de personas desplazadas internas en todo el mundo, según el
informe, sería un total de 8,3 millones de personas a finales del año pasado, a
pesar de la pandemia. Igualmente, dice la Comisión, entre enero y agosto de
2021 la cantidad de personas desplazadas en Colombia creció un 135 % en
comparación con los mismos meses de 2020. Según las cifras de la Oficina de
Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), indican
que en este periodo más de 57.100 personas habrían sido desplazadas,
principalmente, por amenazas directas por parte de grupos armados”. Por todo lo anterior, en lugar de la paz,
deberíamos ponernos de acuerdo en torno a la sacralidad de toda vida humana y
defenderla sin condicionamientos. Al respecto, la ausencia de propuestas y
pronunciamientos de todos los numerosos precandidatos presidenciales sobre esta
mortal problemática nos revela que para ellos el juego electoral es más
importante que la vida misma de millones de colombianos. Sin duda, las
elecciones cada vez más se convierten en una coartada para la muerte de la
democracia, como ha venido sucediendo en el mundo y especialmente en nuestra
Latinoamérica, empezando por casa y continuando con Venezuela, Nicaragua, Perú
y Brasil. Por eso el interés de este gobierno en eliminar las restricciones que
impone la ley de Garantías Electorales a la contratación de alcaldes y
gobernadores en períodos de campaña. Al fin de cuentas, va quedando claro que
la democracia está casi totalmente en manos del mercado, despojándonos y
robándonos a los ciudadanos nuestro poder de decisión. ¿Será que la soberanía
reside en esos poderes de facto y no en nuestra ciudadanía? ¿Permitiremos
pasivamente esta última jugadita para la consolidación definitiva de la
cacocracia que nos gobierna, todo bajo la mascarada de la “democracia más
antigua y estable” de Suramérica? Presentaré en los próximos Calicantos algunas
ideas para tratar de evitarlo.
[4]https://www.eltiempo.com/politica/partidarios-del-no-en-el-plebiscito-recuerdan-triunfo-de-hace-5-anos-622495
[5] https://www.semana.com/nacion/articulo/plebiscito-por-la-paz-juan-carlos-velez-revela-estrategia-y-financiadores-del-no/497938/
[7] http://www.indepaz.org.co/radiografia-de-la-violencia-contra-los-lideres-asesinados-en-colombia/
[8] https://www.elespectador.com/judicial/colombia-tiene-la-cifra-mas-alta-de-desplazados-en-el-mundo-y-la-cidh-esta-preocupada/
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