domingo, octubre 03, 2021

Por la vida, pongámonos de Acuerdo

 

POR LA VIDA, PONGÁMONOS DE ACUERDO

Hernando Llano Ángel.

Hoy se cumplen 5 años del triunfo del NO en el plebiscito[1] sobre el Acuerdo de Paz, realizado justo un domingo 2 de octubre de 2016, con una muy baja participación de la ciudadanía, apenas del 37.43% y una diferencia pírrica de 53.908 votos a favor del NO. En términos matemáticos, ganó realmente la abstención con el 62.57% que no participó y dejó así en manos de una minoría la vida y la paz de todos. Estos resultados confirmarían el ingenioso aserto de Borges: “Para mí la democracia es un abuso de la estadística. Y además no creo que tenga ningún valor. ¿Usted cree que para resolver un problema matemático o estético hay que consultar a la mayoría de la gente? Yo diría que no”. A dichos problemas enumerados por Borges, realmente poco vitales, habría que agregar la paz política, esa sí una cuestión de vida o muerte, pues de ella depende la seguridad, la libertad y la prosperidad de todos. Algo mucho más valioso que resolver un problema matemático o un juicio estético, que obviamente por su naturaleza científica y dimensión subjetiva no se deben someter al parecer de las mayorías. Por eso, el artículo 22 de la Constitución Política consagró la paz como “un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”.

La Paz Política es un juego de suma positiva

Sin duda, el mayor error histórico del expresidente Santos junto a su equipo negociador y las Farc-Ep, fue haber caído en el espejismo de la legitimidad democrática, suponiendo que el triunfo del SÍ blindaría el Acuerdo de Paz con una legitimidad incuestionable. Así lo advertí en Razón Pública en un artículo el 11 de abril de 2016, titulado “La paz es un juego de suma positiva”[2]. Con ello revelaron la mayor incomprensión del sentido profundo de la democracia, pues ésta presupone la paz política para su verdadera existencia. Porque la paz política es el derecho a la democracia, su fundamento existencial y no puede ser sometida a votaciones, pues con ello se corre el riesgo inminente de la guerra, que bien podrían reclamar los ganadores en dicha contienda.  Al someter la paz política a un resultado electoral --después de más de medio siglo de violencia y degradación del conflicto armado interno— ella quedó en las manos y sobre todo en las mentes y los corazones de millones de víctimas. Víctimas cuyos dolores, resentimientos y esperanzas eran comprensibles, pero cuyas decisiones frente al Acuerdo se debatían entre la indignación y el repudio o el perdón y la reconciliación. De allí que su voto fuera fácilmente manipulable a partir de la vulgar tergiversación del alcance de los cinco puntos del Acuerdo de Paz. Maniobra artera que fue reconocida incluso por el director de la campaña del NO, Juan Carlos Vélez Uribe[3], que cínicamente declaró haber realizado con éxito una campaña que llevó a mucha gente a “votar berraca (sic)” contra las ignominias cometidas por las Farc-Ep, adobadas de mentiras como una supuesta educación de género que pervertiría a los niños y adolescentes, el triunfo del “castrochavismo” y la impunidad total para criminales de guerra. Mentiras que incluso todavía hoy creen muchas personas y celebra con orgullo el Centro Democrático[4], sin pudor alguno. Al punto que el mismo expresidente Uribe entonces regañó a Juan Carlos Vélez por su imprudencia al revelar una estrategia tan mendaz y sucia: Hacen daño los compañeros que no cuidan las comunicaciones”[5], escribió en un trino. Las anteriores no son anécdotas del pasado, sino estrategias que seguramente se utilizarán para las próximas elecciones, con el propósito de seguir polarizándonos en forma absurda y criminal con la bandera de la paz. Pero ya deberíamos tener claro que, desde la famosa expresión atribuida equivocadamente a Julio César: “Si quieres la paz, prepárate para la guerra[6], nuestros líderes políticos han demostrado ser maestros en manipularnos, dividirnos, polarizarnos y hasta llevarnos a campos de batalla en nombre de la paz. Para ello le agregan adjetivos ennoblecedores: “Paz con justicia social”; “Paz con seguridad democrática o Paz sin impunidad”.

“Paz con legalidad” 

La última e insuperable paz es la de este gobierno: “Paz con legalidad”, salvo por las innumerables víctimas mortales[7] que ha dejado en el camino y un crecimiento de 135% en el número de desplazados internos entre enero y agosto de 2021, según el reciente informe de la CIDH[8]. Por otra parte, en el informe trimestral del Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres[9], sobre el cumplimiento del Acuerdo, éste resalta: “que la violencia contra excombatientes, líderes sociales y defensores y defensoras de derechos humanos continúa concentrándose en 25 municipios del país ubicados principalmente en zonas priorizadas para la implementación del Acuerdo. El informe reporta durante este período el asesinato de 14 excombatientes de las FARC-EP (todos hombres), lo que eleva la cifra a 292 (nueve mujeres) desde que se firmó el Acuerdo. La Misión observó un importante deterioro de la seguridad de las y los excombatientes en Cauca, Nariño y Valle del Cauca, departamentos que concentran más de un tercio del total de los asesinatos. Por su parte, la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos recibió información sobre asesinatos de 43 defensores y defensoras de los derechos humanos, lo que representa un total de 158 asesinatos en 2021. Además, se documentaron 11 masacres que dejaron 38 víctimas (otras 16 están siendo verificadas). También señala que la persistencia de la violencia sigue generando desplazamientos masivos y confinamientos, especialmente en los departamentos de Antioquia, Bolívar, Cauca, Chocó, Córdoba y Nariño, afectando particularmente a comunidades indígenas y afrocolombianas”. El reciente informe de la CIDH sobre el desplazamiento forzado[10], advierte que su crecimiento exponencial se debe al incumplimiento del Acuerdo de Paz y que tenemos el mayor número de desplazados internos en el mundo: “Según la CIDH, el Informe sobre Tendencias Globales de Desplazamiento Forzado de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) sigue reportando en Colombia el número más alto de personas desplazadas internas en todo el mundo, según el informe, sería un total de 8,3 millones de personas a finales del año pasado, a pesar de la pandemia. Igualmente, dice la Comisión, entre enero y agosto de 2021 la cantidad de personas desplazadas en Colombia creció un 135 % en comparación con los mismos meses de 2020. Según las cifras de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), indican que en este periodo más de 57.100 personas habrían sido desplazadas, principalmente, por amenazas directas por parte de grupos armados”.  Por todo lo anterior, en lugar de la paz, deberíamos ponernos de acuerdo en torno a la sacralidad de toda vida humana y defenderla sin condicionamientos. Al respecto, la ausencia de propuestas y pronunciamientos de todos los numerosos precandidatos presidenciales sobre esta mortal problemática nos revela que para ellos el juego electoral es más importante que la vida misma de millones de colombianos. Sin duda, las elecciones cada vez más se convierten en una coartada para la muerte de la democracia, como ha venido sucediendo en el mundo y especialmente en nuestra Latinoamérica, empezando por casa y continuando con Venezuela, Nicaragua, Perú y Brasil. Por eso el interés de este gobierno en eliminar las restricciones que impone la ley de Garantías Electorales a la contratación de alcaldes y gobernadores en períodos de campaña. Al fin de cuentas, va quedando claro que la democracia está casi totalmente en manos del mercado, despojándonos y robándonos a los ciudadanos nuestro poder de decisión. ¿Será que la soberanía reside en esos poderes de facto y no en nuestra ciudadanía? ¿Permitiremos pasivamente esta última jugadita para la consolidación definitiva de la cacocracia que nos gobierna, todo bajo la mascarada de la “democracia más antigua y estable” de Suramérica? Presentaré en los próximos Calicantos algunas ideas para tratar de evitarlo.

 

 

 

 

 



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