¿DE LA PAZ TOTAL A LA
GUERRA SIN FIN?
https://elpais.com/america-colombia/2025-02-24/de-la-paz-total-a-la-guerra-sin-fin.html
https://blogs.elespectador.com/actualidad/calicanto/de-la-paz-total-a-la-guerra-sin-fin/
“La experiencia
histórica enseña que a ideales desmesurados corresponden siempre catástrofes
prácticas”. Giovanni Sartori.
Hernando Llano Ángel.
La
Paz Total es una dolorosa constatación más del sabio aforismo de Sartori. La
Paz Total es un fracaso colosal, no sólo por los errores tácticos y de método
en su conducción -como lo señaló el senador Ariel Ávila, en conversatorio en
Cali convocado por “La Paz Querida”[i]-- sino sobre todo por ser
un fin inalcanzable. En efecto, no es posible alcanzar una paz total sin antes
conjurar y neutralizar aquello que la convierte en una guerra sin fin: la
existencia de economías ilegales que le aportan el combustible necesario y
suficiente para nunca extinguirse. Por eso se ha degradado a los niveles
actuales, donde supuestas organizaciones guerrilleras se enfrentan y aniquilan
por el control de vastos territorios sembrados de coca, desconociendo todos los
principios y limitaciones del Derecho Internacional Humanitario. Está claro que
dichas organizaciones perdieron hace mucho tiempo, con su accionar criminal,
todo asomo de proyecto político rebelde.
“Ejército Liberticida
Nacional”
El
caso más grotesco y patético es el del ELN, cuyas siglas ahora significan
Ejército Liberticida Nacional, pues confina y niega a las comunidades rurales la
libertad de movimiento y existencia en el Catatumbo, Chocó y Cauca. Ya
demostraron sus comandantes ser incapaces de comprender el lenguaje de la paz,
dilapidando una vez más la generosa e ingenua oportunidad brindada por este
gobierno en prolongadas y extenuantes mesas de diálogo, que culminaron en la
actual crisis humanitaria. Todo parece indicar que les ha llegado la hora de
entender las armas, el único “lenguaje” que saben articular y disparar. Por eso
tiene sentido el nombramiento del general Pedro Sánchez[ii] como ministro de defensa.
Quizá así se compruebe, una vez más, la grave sentencia de Hobbes: “Los
pactos que no descansan en la espada no son más que palabras, sin fuerza para proteger
al hombre, en modo alguno”.
Ello significaría, por doloroso y cruel que suene, que para dichas
organizaciones solo“la paz con sangre entra”, pues no le han dejado al “gobierno
del cambio” otra opción que confrontarlas en el campo de batalla, sobre el cual
sin duda sabe mucho más el general Sánchez que el saliente y bien intencionado
ministro Iván Velásquez, un hombre de leyes y no de armas, extraviado en el
laberinto de esta guerra degradada.
Un general para la
Paz
Sería
también una oportunidad histórica para la Fuerza Pública, pues el general Pedro
Sánchez podrá refutar los hipócritas y falaces argumentos de exministros
civiles como Rafael Pardo y Martha Lucía Ramírez, que ahora ponen el grito en
el cielo y hablan de “inconsistencia ideológica” del
primer presidente de izquierda. Dice la exministra de defensa, Martha Lucía
Ramírez: “Es inconcebible que después de todo el avance de Colombia para que haya un
poder civil a la cabeza de las Fuerzas se ceda este poder. (Petro) lo hace
para congraciarse con las Fuerzas Militares, a las que no ha hecho otra cosa que maltratar”. Más bien es todo lo contrario, exministra,
lo inconcebible es que usted, bajo la dirección del presidente Uribe y el mando
del general Mario Montoya, haya realizado la Operación Orión en la comuna 13 de
Medellín, en asocio criminal con Don Berna, Diego Fernando Murillo[iii], de las AUC, cuyo saldo
de crímenes impunes no solo “maltrató” a las Fuerzas Militares, sino que las
deslegitimó y degradó. Algo similar le sucedió al exministro Rafael Pardo, el
primero civil recién estrenada la Constitución del 91, que no solo prometió
llevar a la mesa de negociaciones a las FARC en seis meses y estuvo al frente
de la fracasada “guerra integral”, sino que además promovió con el entonces
presidente César Gaviria la creación de las CONVIVIR[iv], mampara de la actuación
de las AUC en muchas regiones del país que luego anegaron en sangre con sus
masacres. Cooperativas que siempre auspició y defendió el muy civilista
gobernador de Antioquia, Álvaro Uribe Vélez, que condecoró como general de la
Paz a Rito Alejo del Río, condenado a 26 años por su ejemplar colaboración con
las AUC y el crimen de Marino López Mena en el marco de la Operación Génesis
adelantada en el Cacarica y Salaquí entre el 24 y 27 de febrero de 1997[v].
¡Civiles guerreristas
contra el general Sánchez!
Y
para completar el corifeo de indignados por la presencia del general Sánchez en
el ministerio de defensa, tenemos la flamante y reveladora declaración del
representante a la Cámara por el Centro Democrático, José Jaime Uzcátegui, hijo
del general (r) Jaime Humberto Uzcátegui:
“Que el nuevo ministro sea de origen militar permite pensar que se va a
reactivar la ofensiva de la Fuerza Pública que necesita Colombia, pero a su vez
queda la duda de si Sánchez es una persona capaz
de decirle ‘No’ al Presidente y anteponer los intereses del sector Defensa a la
obediencia debida que tienen los militares ante el jefe de Estado”.
Declaración inaudita en un congresista, pues afirma que los “intereses
del sector Defensa” deben
estar por encima del poder civil presidencial y de la Constitución que manda en
su artículo 22: “La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”. Sin
duda, las reacciones de estos tres acérrimos civilistas, confirma el aserto
atribuido a Don Miguel de Unamuno: “Es más fácil civilizar a un militar, que
desmilitarizar a un civil”. Sobre todo, porque esos civilistas
acérrimos nunca han estado en el campo de batalla exponiendo sus vidas y cuando
más se han limitado a dar órdenes desde sus seguros escritorios ministeriales o
vociferar discursos belicistas en sus encumbradas curules del Congreso. Todo lo
contrario del general Sánchez, con 35 años en servicio, quien “lideró en 2023 la
'Operación Esperanza', con la que se logró el rescate de los menores
Lesly Mucutuy, de 13 años; Soleiny Mucutuy, de 9; Tien Noriel Ranoque Mucutuy,
de 4 años, y Cristin Ranoque Mucutuy, de uno, en un operativo que
contó con el apoyo de los conocimientos ancestrales de las guardias indígenas”.
Solo cabe desearle igual éxito al general Sánchez en el rescate del orden
público nacional, demostrando que la seguridad humana y territorial es el
presupuesto necesario para la paz, confrontando eficaz y legítimamente, con el
cumplimiento del DIH y los Derechos Humanos, a las organizaciones criminales
que hoy los desconocen y conculcan la vida, libertad y seguridad de civiles en
vastas regiones del país.
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