POLÍTICA, VIOLENCIA Y
CRIMINALIDAD
https://blogs.elespectador.com/actualidad/calicanto/politica-violencia-criminalidad
Hernando Llano Ángel.
Sin duda, política, violencia y criminalidad conforman una especie de
nefasta trinidad tanática[1],
que se extiende por todas las latitudes del mundo, desde la línea ecuatorial
que cruza geográficamente nuestro planeta hasta la septentrional Suecia, como
puede verse en este informe de Euronews[2].
Claro está, la relevancia y gravedad de cada una de estas tres dimensiones distintas:
política, violencia y criminalidad que generan una sola crisis planetaria,
depende de sus protagonistas criminales y de la legitimidad y fortaleza de los
Estados que desafían. En el caso de Ecuador[3]
y Suecia los protagonistas son bandas criminales que se disputan mercados
ilegales y ponen en jaque a los respectivos Estados, obviamente con
consecuencias muy diferentes. En el Ecuador no solo desafían la gobernabilidad
del presidente Daniel Noboa, sino incluso la existencia de un débil Estado que
recurre erráticamente a declarar la existencia de un conflicto armado interno
para enfrentarlas. No sucede lo mismo en Suecia, dada la fortaleza y
legitimidad del Estado, asediado por bandas criminales que desafían la
seguridad ciudadana y exigen un tratamiento policivo y preventivo más
diversificado relacionado con la migración ilegal y su reclutamiento por el
narcotráfico.
Los Estado criminales
Pero otra cosa muy distinta sucede si los protagonistas de la violencia y
el crimen son jefes de Estado, como Putin y Netanyahu, que pretenden camuflarse
con los oropeles de la seguridad estatal y la protección de sus nacionales,
bajo los cuales cometen impunemente –por ahora—crímenes de guerra y de lesa
humanidad, como bien lo explica el exfiscal de la Corte Penal Internacional,
Luis Moreno Ocampo en esta entrevista[4].
En dichas circunstancias, la política, es convertida en guerra de ocupación en
Ucrania y de genocidio en Palestina (Franja de Gaza y Cisjordania), y así la
violencia se despliega en su máxima expresión militar y la criminalidad toma la
forma de razón de Estado con el argumento de rechazar amenazas mortales. En el
caso de Rusia, contra la OTAN y de Israel contra Hamas. Entonces se llega al absurdo
ético de intentar legitimar nacional e internacionalmente semejantes crímenes
atroces, que ya sobrepasan en Palestina[5]
las 30.000 víctimas mortales, la mayoría niños y mujeres, con bombardeos
generalizados y la estrategia de tierra arrasada o quemada[6],
que constituye una práctica genocida al privar a la población civil de bienes indispensables
para su supervivencia. “Los Protocolos
adicionales I y II ofrecen los siguientes ejemplos de bienes indispensables
para la supervivencia de la población civil: los artículos alimenticios, las
zonas agrícolas que los producen, las cosechas, el ganado, las instalaciones y
reservas de agua potable y las obras de riego”, señala el Comité
Internacional de la Cruz Roja. Precisamente por ello, Sudáfrica ha denunciado a
Israel ante la Corte Internacional de Justicia de la ONU en la Haya[7]
por estar incurso en la promoción de un genocidio contra la población palestina
en la Franja de Gaza, pues ambos Estados son miembros de la Convención para la
prevención y sanción del delito de genocidio de 1948[8],
aprobada justamente después de la terrible Shoah[9]
o genocidio de judíos durante la segunda guerra mundial. Ahora, terrible
ironía, es invocada por Sudáfrica para frenar el genocidio de gazatíes por el
Estado Israelí. Se espera que en las
próximas semanas la Corte Internacional dicte medidas de prevención que
obliguen al Estado Israelí a poner fin a la criminal ocupación, el genocidio y
la catástrofe humanitaria en curso de la población gazatí en la Franja[10]
y en Cisjordania, donde ya han sido asesinados más de 100 niños palestinos[11].
Ius in bello Vs Ius ad bellum[12]
Una vez más el Derecho Internacional humanitario y su regulación legal de
la guerra (Ius in bello) está librando un pulso vital contra la criminalidad
política de Netanyahu y Putin, quienes apuestan por un supuesto Ius ad bellum
(derecho a la guerra) para legitimar sus crímenes internacionales. En últimas,
es la confrontación entre la política y el DIH como matriz de vida y cultura,
frente a la política guerrerista y criminal de líderes autocráticos a quienes
la justicia internacional debería, al menos, contener y en lo posible procesar
y condenar. Otro pulso muy diferente es el que libran Ecuador y Suecia contra
las bandas criminales. Un pulso que también debe resolver la política para lo
cual se requieren múltiples estrategias, más allá del uso exclusivo de la
persecución judicial y la represión militar en tanto son diversas economías
ilegales la fuente inagotable de la violencia y la corrupción, sumadas a la
migración, la discriminación, segregación y exclusión social. Para empezar, la
política debería reconocer que mientras persista el prohibicionismo será el
mismo Estado el responsable de las ganancias siderales que obtienen las bandas
criminales a través del narcotráfico y de la explotación de las olas de
migrantes, todo un entramado al servicio de la pulsión consumista y la evasión
hedonista de millones de adictos. Reconocer, especialmente Ecuador que su
actual respuesta a la crisis es errática, como lo explica Rodrigo Uprimny[13]
en su columna de hoy, pues el problema no se soluciona con megacárceles, mucho
menos a sangre y fuego, porque dicha criminalidad es un problema interméstico,
tanto doméstico como internacional, que precisa el diseño y aplicación de
estrategias conjuntas entre los Estados afectados y en todos los ámbitos. Empezando
por el económico con la regulación y control estatal de las drogas; el social
mediante la generación de oportunidades y mercados legales; el judicial y
cultural, asumiendo la prevención y educación de la población más joven,
brindándole alternativas lúdicas a su inmensa creatividad y rebeldía frente a
la ausencia de futuro para sus vidas. En fin, reconociendo que el asunto es una
policrisis[14],
más allá de una simple crisis de la política criminal, que eventualmente
solucionaría el problema con más policías, más jueces y megacárceles. Nunca
habrá suficientes celdas, ni vallas para contener tanta gente hambrienta y
desesperada, como tampoco drogas para satisfacer el sinsentido de millones de
vidas adictas a la evasión y el goce tanático.
[2]https://www.google.com/search?q=SUECIA+Y+BANDAS+CRIMINALES&oq=SUECIA+Y+BANDAS+CRIMINALES&gs_lcrp=EgZjaHJvbWUyBggAEEUYOTIICAEQABgWGB4yCAgCEAAYFhge0gEINjQ0MmowajeoAgCwAgA&sourceid=chrome&ie=UTF-8#fpstate=ive&ip=1&vld=cid:43887434,vid:-xftwqX9NDw,st:0
[5] https://es.euronews.com/2024/01/13/guerra-entre-israel-y-hamas-mas-de-30-palestinos-muertos-en-ataques-aereos-israelies-en-la#:~:text=El%20n%C3%BAmero%20de%20muertos%20asciende,v%C3%ADctimas%20mortales%20de%20la%20guerra.
[8] https://www.ohchr.org/es/instruments-mechanisms/instruments/convention-prevention-and-punishment-crime-genocide
[11] https://www.savethechildren.es/notasprensa/mas-de-100-ninos-han-sido-asesinados-en-cisjordania-en-lo-que-va-de-ano
[12] https://www.icrc.org/es/doc/war-and-law/ihl-other-legal-regmies/jus-in-bello-jus-ad-bellum/overview-jus-ad-bellum-jus-in-bello.htm
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