DIGRESIONES SEMÁNTICAS
https://blogs.elespectador.com/actualidad/calicanto/digresiones-semanticas
“La realidad
está definida con palabras. Por lo tanto, el que controla las palabras controla
la realidad”. Antonio Gramsci[1]
Hernando Llano Ángel.
No hay noticia en donde no escuchemos el verbo involucrar[2]
para referirse a las más diversas actividades y circunstancias. Es un verbo omnipresente
y ubicuo. Lo escuchamos en la televisión y la radio, lo leemos en la prensa
escrita, en las proclamas políticas, en los programas gubernamentales y hasta
en sesudos análisis económicos y académicos. De la noche a la mañana el verbo involucrar
desplazó el verbo comprometer[3].
Pareciera que ahora ya nadie se compromete, sino que se involucra. Sospecho
que ello tiene que ver con el ascenso del crimen en nuestras sociedades y la
casi desaparición del compromiso de numerosos líderes políticos y la mayoría de
ciudadanos con la democracia y la legalidad. Por ejemplo, tiene mucho sentido
afirmar que Donald Trump[4]
está involucrado en numerosos delitos y crímenes, cerca de 91, de los cuales se
encuentra sub iudce[5], es
decir, pendiente de resolución judicial. Al igual que el expresidente Álvaro
Uribe Vélez[6], quien
lo supera con más de 200 investigaciones en la Comisión de Acusaciones de la
Cámara de Representantes, sin contar la controvertida y prolongada investigación
que adelanta la ejemplar Fiscalía de Barbosa por los presuntos delitos de
fraude procesal y soborno a testigos[7].
Por eso, no tiene sentido alguno afirmar que Trump se encuentra comprometido
con la democracia, la legalidad y el Estado de derecho, al igual que el
expresidente Uribe. Incluso Trump todavía es incapaz de reconocer su derrota
electoral frente a Joe Biden y continúa afirmando que se trató de un fraude,
así como Uribe no asume responsabilidad política alguna por los miles de crímenes
de la llamada “Seguridad democrática”. De alcanzar nuevamente la presidencia
Trump significaría el ascenso del crimen a la superpotencia militar del planeta.
Semejante acontecimiento cerraría catastróficamente el círculo de ilegalidad y
criminalidad en la presidencia norteamericana, iniciada por Richard Nixon con
el escándalo de Watergate[8],
en el que al menos éste tuvo la decencia de renunciar antes del inicio del juicio
político y del impeachment[9]de
destitución que le esperaba. Trump, entonces, cerraría impunemente ese círculo si
gana la presidencia en el 2026, pues estaría legitimado por la mayoría de norteamericanos
que lo elijan. En este caso, cabe afirmar que la sociedad norteamericana estaría
más involucrada con el crimen y la ilegalidad que con la democracia y el Estado
de derecho, sin el cual aquella deja de existir, como ha sucedido entre nosotros
desde fechas casi inmemoriales. También que han sido los líderes del partido
más conservador, el partido Republicano, supuestamente defensor del orden, la
autoridad y la moralidad, los más involucrados con el crimen y la ilegalidad tanto
doméstica como internacionalmente. Algo que sucede en muchas otras latitudes,
como en Rusia con Putin y en Israel con Netanyahu, sin olvidar casos frecuentes
en nuestra historia. En Estados Unidos, fue Nixon con la guerra de Vietnam y el
golpe de Estado en Chile contra el presidente legítimo, Salvador Allende y luego
los Bush, padre e hijo, con las guerras del golfo[10]
y la ilegal invasión a Irak[11],
ésta última sustentada en la criminal mentira de las “armas de destrucción masiva”[12]
en manos de Saddam Husein. Así las cosas, es forzoso concluir que, si Trump gana
la presidencia en el 2026, hará a Norteamérica grande otra vez como superpotencia
militar sustentada en la ilegalidad, el crimen y la impunidad. Algo que no es
sorprendente, pues Estados Unidos es “Un País bañado en sangre”[13],
como lo describe con rigor y sobriedad Paul Auster[14]
en dicho ensayo, donde afirma que desde 1985 el número de víctimas mortales por
tiroteos asciende a 1.500.000, superior a todas las bajas sufridas en las
guerras internacionales en que Norteamérica ha intervenido. Luego es
comprensible que Trump[15],
defensor acérrimo de la Asociación Nacional del Rifle[16]
(ANR, sus siglas en inglés), sea de nuevo presidente, pues política, sociológica
y culturalmente es un legítimo representante de una sociedad tanática, que no puede
vivir sin dejar de comprar y disparar armas de fuego. Al respecto, vale la pena
ver la película “Dejar el mundo atrás”[17],
en Netflix, de la que curiosamente son coproductores Barack y Michel Obama, en
donde se proyecta el final apocalíptico de la considerada ejemplar democracia,
que no pasa de serlo en el mundo de la ficción y la mentira política de quienes
controlan la palabra. Razón tenía Gramsci: “quien controla las palabras controla la
realidad”. Afortunadamente todos tenemos derecho a la palabra, al menos
por ahora, así sea en internet y gracias a los blogs de EL ESPECTADOR.
[6] https://www.elespectador.com/judicial/alvaro-uribe-el-expresidente-mas-investigado-article-457266/
[7] https://www.ambitojuridico.com/noticias/penal/renuncia-fiscal-encargado-de-investigacion-contra-expresidente-uribe
[9]https://es.wikipedia.org/wiki/Proceso_de_destituci%C3%B3n#:~:text=En%20el%20%C3%A1mbito%20anglosaj%C3%B3n%2C%20se,(en%20la%20C%C3%A1mara%20Alta).
[10]https://es.wikipedia.org/wiki/Guerras_del_golfo_P%C3%A9rsico#:~:text=Fue%20una%20guerra%20entre%20Irak,auspiciada%20por%20las%20Naciones%20Unidas.
[12] https://www.swissinfo.ch/spa/irak-aniversario_mentiras-para-justificar-una-guerra--las-armas-de-destrucci%C3%B3n-masiva/48355702
[13]https://proassetspdlcom.cdnstatics2.com/usuaris/libros_contenido/arxius/53/52153_Un_pais_banado_en_sangre.pdf
No hay comentarios.:
Publicar un comentario