PETRO Y BARBOSA, EXTRAVIADOS
EN LABERINTOS DE PREPOTENCIA Y VANIDAD
https://blogs.elespectador.com/actualidad/calicanto/petro-barbosa-extraviados-laberinto-del-poder
Hernando Llano Ángel.
La democracia es, en cierta forma, un laberinto formado por intrincados
pasillos, espejismos y tramoyas institucionales en donde se extravían y mueren
las aspiraciones de las mayorías. Quienes mejor transitan y se orientan en ese
laberinto de poder son los políticos profesionales, pero tampoco ellos están a
salvo, como le ha sucedido al avezado senador Roy Barreras que perdió su curul
por doble militancia partidista. Ese laberinto está lleno de espejos
deformantes y callejones sin salida. El espejo más peligroso es el de la
prepotencia y la vanidad del poder, pues refleja una imagen completamente
alejada de la realidad. Todo parece indicar que el presidente Petro y el Fiscal
Barbosa están embelesados y cautivados mirándose en ese espejo deformante. Es
difícil saber cuál de los dos se encuentra más extraviado en ese
ensimismamiento narcisista con el espejo del poder. Lo único que sabemos es que
ambos están equivocados y han olvidado sus funciones, deberes y competencias
constitucionales. Han olvidado que en la trama política ambos tienen un libreto
que cumplir, la Constitución Política, y que no son actores autónomos y menos
protagonistas de teatro para lucir sus vanidades y desvaríos ante el público
nacional e internacional. Ninguno de los dos es el jefe del otro, ni mucho
menos un opositor furioso que desafía al otro a un duelo moral, como lo está
haciendo el fiscal Barbosa. Ambos están subordinados a las competencias y
funciones que les atribuye la Constitución. Ni Petro, como Jefe de Estado, es
superior de Barbosa, y mucho menos el Fiscal es el jefe de la oposición
política para torpedear y tergiversar la política de Paz Total e incluso
difamar a Petro internacionalmente. Afirmar, como lo hizo el Fiscal Barbosa en
un evento en República Dominicana[1],
que el presidente Petro está empeñado en legalizar la cocaína y el crimen
internacional es tan falso como la aseveración del expresidente Andrés Pastrana
de que Petro ha convertido a Colombia en un narcoestado. Semejantes
tergiversaciones no solo son barbaridades malintencionadas, sino
que revelan la insensatez y la estulticia de quienes aún no reconocen que el
prohibicionismo y la llamada guerra contra las drogas declarada en 1971 por
Richard Nixon son el mayor fracaso histórico de política criminal alguna. Lo
que ha logrado dicha política durante más de medio siglo es elevar las
ganancias siderales de los narcotraficantes, su codicia sin límites y su
capacidad para cooptar y catalizar, mediante la corrupción y la combinación del
plomo y la plata, la descomposición misma del Estado colombiano. Esa guerra
fracasada es, en la práctica, el predominio del crimen sobre el Estado de
derecho y la sumisión de miles de familias campesinas, comunidades indígenas y
afros a la violencia y expoliación de sus territorios bajo la lógica
depredadora y criminal de las economías ilícitas. Basta mirar los excelentes
reportajes televisivos de los Informantes de Caracol: “Viaje al triángulo de la
marihuana”[2] y
“El lado oscuro de la fuerza”[3]
para concluir que es imprescindible y urgente un cambio de paradigma en la
política criminal para combatir con éxito ese entramado delincuencial. Un
entramado que se extiende y diluye por la vía del mercado y sus flujos
incontenibles por toda la economía nacional e internacional. Pero el Fiscal
Barbosa está empeñado en desprestigiar sistemáticamente la aplicación de la ley
de Paz Total, que es la expresión de la mayor responsabilidad constitucional
del Ejecutivo: el manejo del orden público en todo el territorio nacional,
mediante el desarme, desmantelamiento y sometimiento de numerosas
organizaciones criminales, presentes en 31 departamentos[4]. Conservación del orden público imposible de
llevar a cabo sin el concurso de Barbosa como Fiscal General de la Nación[5],
cuya mayor responsabilidad es combatir el crimen e impedir que altos
funcionarios bajo su mando terminen siendo cómplices de delincuentes, como fue
la narcoalianza de su delegada Ana Catarina Noguera[6],
hija del exrector de la universidad Sergio Arboleda, que aceptó cargos y ya fue
condenada. Y, al parecer, también la supuesta omisión del fiscal Daniel
Hernández por no investigar 14 presuntos miembros del Clan del Golfo y su
responsabilidad en cerca de 200 asesinatos, según investigación del periodista
Gonzalo Guillen publicada en el diario La Nueva Prensa[7].
Probablemente por ello, el presidente Petro se extralimitó en el libreto
constitucional y afirmó en España, con vehemencia y arrogancia, que el Fiscal
era su subordinado. Desafortunada afirmación que ya rectificó en comunicado que
aparece en el portal de la Presidencia en los siguientes términos: “Acepto el llamado de la Honorable Corte
Suprema de Justicia. Respeto y respetaré
la autonomía e independencia de la Fiscalía General de la Nación y todas las
ramas del poder público. Pero como presidente de la República no guardaré
silencio frente a estas gravísimas denuncias”[8],
refiriéndose a la investigación del periodista Gonzalo Guillen. Además, el
presidente Petro le recuerda al Fiscal Barbosa el numeral 6 del artículo 251[9]
de la Constitución que lo obliga a “suministrar al Gobierno información sobre
las investigaciones que estén
adelantando, cuando sea necesario para
la preservación del orden público”.
Es de esperarse que el fiscal Barbosa se someta al cumplimiento de la
Constitución y desempeñe sus funciones con profesionalismo y serenidad en lugar
de insistir pasionalmente en deslegitimar el presidente Petro por su pasado
guerrillero y de ufanarse de ser superior moralmente a un indultado, pues con
ello en nada contribuye al cumplimiento de la ley de Paz Total y además brinda
un espectáculo deplorable y patético, más propio de un opositor político
sectario que de un Fiscal General de la Nación ecuánime y competente. Ya el
presidente Petro comenzó a salir del laberinto del poder en que estaba
extraviado, pues reconoció su grave equivocación como jefe de Estado. Ahora le
corresponde al fiscal Barbosa salir del laberinto de vanidad y soberbia moral
en que está extraviado y cumplir cabalmente la Constitución, suministrando al
Gobierno la información que este le solicite y sea necesaria para la “preservación
del orden público”. De no hacerlo, incurriría en grave violación de la
Constitución y el Estado de derecho. Es la paradoja de quien se considera el
mejor Fiscal de toda la historia y el jurista más preparado de su generación.
Por la boca muere el pez y la superioridad moral condena al vanidoso al cadalso
de la burla.
[1] https://www.infobae.com/colombia/2023/03/28/el-gobierno-petro-quiere-legalizar-toda-la-cadena-del-narcotrafico-aseguro-el-fiscal-barbosa-en-un-evento-internacional/
[4]https://www.elcolombiano.com/colombia/cuales-son-los-grupos-armados-del-pais-y-como-estan-organizados-eln-y-clan-del-golfo-JK21184195
[6] https://www.semana.com/semana-tv/articulo/la-hija-del-exrector-de-la-universidad-sergio-arboleda-acepto-cargos-y-sera-condenada-por-chuzar/202321/
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