PETRO Y EL PACTO HISTÓRICO:
“TODO EN TODAS PARTES AL MISMO TIEMPO”
https://blogs.elespectador.com/actualidad/calicanto/petro-pacto-historico-todas-partes-al-tiempo
Hernando Llano Ángel.
“Todo en Todas partes al mismo Tiempo”[1],
es la aclamada cinta que ganó en Hollywood 7 estatuillas: mejor película, mejor
director, mejor actriz, mejor actor y actriz de reparto, mejor guión original y
mejor montaje, en la más reciente edición de los Premios Oscar. Pero también
nos puede servir como alegoría de nuestra realidad, de las numerosas reformas
del actual gobierno y sus pretensiones históricas, que abarcan todo en todas
partes al mismo tiempo. Igual que en la película, sin comas ni pausas, con el
mismo vértigo de los multiversos a los que se enfrenta su protagonista, Evelyn.
El multiverso de la guerra
En nuestra realidad cotidiana nos
pasa algo parecido, todos los colombianos decimos anhelar la paz, pero en
nombre de ella se aniquila casi todo en todas partes al mismo tiempo.
Seguramente porque en nuestra realidad el multiverso de la paz es la guerra. Según
los entendidos, un multiverso es “la existencia de múltiples universos con sus
propias reglas físicas y propiedades particulares”. Casi una
explicación perfecta de lo que nos sucede. Tenemos el multiverso de la guerra
del Clan del Golfo, cuyo escenario hoy es el bajo cauca antioqueño. Pero además
existen otros multiversos en donde combaten las disidencias de las Farc, la Nueva
Marquetalia y, claro, la Fuerza Pública contra todos ellos, sin importar mucho
la vida y el territorio de quienes lo habitan. El actual gobierno pretende
desarticular todos esos multiversos con el multiverso mayor de la Paz Total.
Paradójicamente, todos los anteriores protagonistas pregonan en sus respectivos
multiversos que también quieren la paz, pero hacen la guerra. Y en medio de
esas guerras chiquitas, que fragmentan la unidad nacional y confinan a miles de
sus habitantes, la paz total desaparece. Quizá por ello hasta la Comisión para el
esclarecimiento de la Verdad en su convocatoria a la PAZ GRANDE[2]
afirma, en la página 45, que la guerra hace parte de nuestra democracia: “Una
democracia en construcción en medio del conflicto por el poder del Estado...
Dentro de ese relato cabe destacar dos aspectos que nunca cesan: las armas en
la política y la idea del enemigo interno”. Algo realmente tan inverosímil y
contradictorio como la agresión de Evelyn, la protagonista de la película, en
su multiverso contra la funcionaria de impuestos para evadir su cumplimiento y
la batalla marcial que gana su marido contra los agentes del orden, formando
ambos una pareja de ascendencia china. Hasta Hollywood, pasando por TikTok,
llega la paranoia de los norteamericanos contra los chinos, en su temor por perder
el control del multiverso tecnológico y por consiguiente del planeta.
Nuestro multiverso
“democrático”
En cuanto a nosotros, más nos convendría reconocer que ninguna democracia
puede existir, salvo en el multiverso discursivo de los académicos y los
políticos, cuando sus actores protagónicos y sus ciudadanos consideran que
pueden valerse de las armas para gobernar o vencer a quienes consideran sus
enemigos. Porque en esos casos los ciudadanos no pueden elegir frente a las
urnas, pues sus candidatos y propuestas terminan sepultados en tumbas: Jorge
Eliecer Gaitán, Jaime Pardo Leal, Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo, Carlos
Pizarro y Álvaro Gómez, junto a más de seis mil miembros y simpatizantes de la
Unión Patriótica[3]. Igual nos
sucede hoy, en muchos lugares de nuestros territorios y ciudades, donde son
asesinados en forma rutinaria líderes sociales y reincorporados de las Farc.
Desde la firma del Acuerdo de Paz en 216 y 2022 fueron asesinados 1.113 líderes
sociales[4]
y hasta la fecha van 355[5]
reincorporados del partido Comunes. Y, en la “Colombia potencia mundial de la
vida”, ya van 20 líderes sociales y 2 reincorporados[6]
asesinados. Pronto olvidaremos que cerca de seis mil jóvenes fueron sepultados
como falsos positivos en nombre de la “seguridad democrática” y la Directiva
029[7]
de 2005 del ministerio de defensa. Ignoramos ese multiverso de víctimas
irredentas y de victimarios indolentes. Incluso muchos lo niegan, empezando por
sus principales responsables, pues viven inmersos en su propio multiverso
político y esos seis mil jóvenes no hacían parte de él. No eran sus hijos, no
estudiaban en universidades prestigiosas y acreditadas, muchos de ellos ni
siquiera trabajaban, por eso fueron fácilmente engañados con promesas de empleo
y sepultados en fosas comunes. Eran “nadies”[8]
que ni siquiera tuvieron derecho a una tumba. Si no fuera por la JEP[9],
ya serían parte de los más de 100.000 desaparecidos[10]
que, por arte de esta “democracia”, se esfumaron de nuestra realidad y todavía
no sabemos el multiverso en que se encuentran. Para empezar a poner fin a esta
película nacional en donde se traslapan terroríficos multiversos políticos y
criminales, es necesario que intentemos reconocernos en el pluriverso de una
democracia real, viva y deliberante, que comienza por gestos tan básicos como
poder hablar sin insultar al contrario y condenarlo al ostracismo del odio,
antesala de su negación y muerte. Solo así podremos avanzar por la difícil
senda de las reformas sociales, económicas y políticas que nos conduzcan al
pluriverso de la paz democrática, sin víctimas propiciatorias en nombre del
“Estado de derecho” o la “Justicia social” y victimarios impunes cobijados por
la indolencia de sus electores. Una democracia viva donde todos participemos de
iguales oportunidades y derechos para reconocernos como ciudadanos y no como
potenciales enemigos, que viven y mueren defendiendo sus limitados multiversos.
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