TRAMPA VIENE DE TRUMP Y VICEVERSA
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Hernando Llano Ángel
Todo parece indicar que Trump no solo se ufana de burlar los impuestos al
pueblo norteamericano. Ahora se mofa de sus muertos y seres queridos. Proclama
haber vencido al Covid-19 y menosprecia las más de 215.000[1]
víctimas que fueron expulsadas del show de la vida y no tuvieron,
supuestamente, su fortaleza para vencerlo. Pero no les revela que el costo de
su tratamiento médico superó los cien mil dólares[2]. Es
la demostración perfecta y transparente de un hombre que ha puesto el poder
político a su servicio y aprovecha sus ilimitados recursos para salvar su
propia vida, evadiendo cínicamente su responsabilidad por la muerte de más de
200.000 de sus compatriotas. Por eso pasará a la historia como el presidente
con la proeza más vergonzosa entre todos los mandatarios del planeta. La de
estar al frente de la potencia que se precia de ser la mayor economía del mundo
y disponer del arsenal más mortífero, pero es incapaz de garantizar la salud y
vida de sus conciudadanos. Norteamérica es hoy, como consecuencia de su
irresponsabilidad narcisista e incompetencia presidencial, la mayor morgue del
planeta. Trump, como un insensible y cínico director de espectáculo, pasó de
expulsar concursantes en su show televisivo, “The Apprentice”[3], a
expulsar norteamericanos corrientes de esta vida. Y quiere prolongar su show
mortífero, pues pretende seguir otra temporada de cuatro años presidiendo la
tumba blanca del sueño americano. Por eso, ahora irrumpe posando como un
superhéroe victorioso desde uno de los balcones de la Casablanca. Un típico
superhéroe más de celuloide de los que abundan y dan sentido a la vida de
millones de sus compatriotas.
Un presidente representativo
Quizá por eso es tan representativo y genera esa idolatría narcisista entre
sus seguidores y votantes. Ellos ven en Trump lo que siempre han deseado
alcanzar y no tienen: riqueza, lujuria, prepotencia y éxito. A su vez, Trump
encarna lo que ellos tienen de sobra: machismo, misoginia, racismo, vulgaridad
y violencia. Todos los ingredientes del sueño y la pesadilla norteamericana
juntos. Y esa multitud de adoratrices incondicionales no se quieren enterar,
como millones de sus seguidores en todo el mundo, que ese sueño de éxito
mundano se está convirtiendo en una pesadilla mortal y planetaria. No solo para
las más de doscientas mil víctimas que yacen en suelo norteamericano, sino para
todos. En eso ha convertido Trump esta campaña presidencial, la vida de los
norteamericanos, la economía y la política mundial. En una de las peores y más
mortíferas tragicomedias de la historia de su nación, escrita con el falso libreto
del patriotismo, acompañado con música fúnebre de opereta y telón de fondo
apocalíptico, adornado con barras y estrellas.
Un actor estelar del ocaso
imperial
Sin duda, Trump representa ese director y actor que Hollywood buscaba para
escenificar el ocaso imperial, su caída libre e irreversible. Un director y
actor insuperable de una tragicomedia que cada día se parece más a una
esperpéntica película de terror. Superó con creces la imaginación de todos los
directores de Hollywood. Convirtió a su elogiada Patria en un escenario
dantesco de violencia racial[4],
con el mayor desempleo de las últimas décadas y la cifra más alta de víctimas
mortales en menos de un año de su historia. Incluso superior a la suma de las
bajas sufridas en la segunda guerra mundial (174.00)[5] y
en la de Vietnam (58.159)[6]. Y
al paso que van los contagios, es probable que supere también las bajas de la
primera guerra mundial (116.708). En estos tiempos que no podemos ir a cine, todos
estamos viendo en directo como esta especie de taumaturgo de la trampa y la
mentira nos está revelando, paradójicamente, la más oculta y dolorosa verdad de
la vida norteamericana.
Estados Des-Unidos de
Norteamérica
Que Estados Unidos de Norteamérica nunca ha sido la Unión que se precia de ser,
pues no ha podido superar el lastre vergonzoso y criminal de la segregación
racial que arrastra desde la guerra de secesión. Un lastre que estalla
periódicamente con violencia inusitada cuando los supremacistas blancos, como
Jared Taylor[7],
se sienten amenazados y ven en Donald Trump a su salvador. Poco les importa que
se burle frente a ellos de evadir los impuestos, que pueden significarles una
red de seguridad y salud pública que salve sus vidas. Tampoco parece
importarles que les mienta sobre su tratamiento médico[8] y
fantasiosa salud de superhéroe de celuloide, pues creen con la fe propia de los
siervos, los mediocres y los ingenuos, que sus vidas estarán a salvo y sus
precarios empleos seguros, si votan ciegamente por Trump. Que ese comediante,
muñeco rubicundo y gigantón, los redimirá y protegerá de la llegada a la
Casablanca de un supuesto “radical socialista”, como Biden, frágil y delgado,
acompañado de una hermosa y altiva india-negra, Kamala Harris. Una pareja
sospechosa y muy peligrosa porque defiende el derecho de la población a la
salud pública, se cubre el rostro con tapabocas, consulta, escucha y acata a
los científicos y se compromete, para colmo, con la justicia tributaria, racial
y el cuidado del medio ambiente. Por todo ello, no es improbable que todavía
nos falte presenciar la escena más dantesca de todas. La caída del telón de
esta tragicomedia: un patético Trump reacio a salir de la Casablanca con el
pretexto de haber sido víctima de fraude electoral por correo. Una escena digna
de Trump, pues toda su vida ha sido un exitoso farsante, un tramposo impune,
tan parecido a los que abundan en todas partes y hacen de la ley una coartada,
pues cuentan con los mejores leguleyos para burlar la justicia. Porque la
trampa viene de Trump y de todos aquellos que admiran su destreza para engañar
impunemente. Y viceversa, Trump viene de la trampa, porque eso es su vida, una
impostura exitosa[9].
Quizá por eso aspire a seguir gobernando un Estado que ha fingido por mucho
tiempo ser la tierra prometida[10]
de la libertad y la igualdad, en la que todavía creen Obama y sus seguidores,
con cierta ingenuidad racial y democrática. Ojalá todo esto fuera mentira, un
desvarío dictado por la pandemia. Pero, como canta Serrat, “nunca es triste la
verdad, lo que no tiene es remedio”.
[1] https://www.telemundonuevainglaterra.com/noticias/eeuu/muertes-coronavirus-estados-unidos/2025216/
[5]https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:V%C3%ADctimas_de_la_Segunda_Guerra_Mundial#:~:text=La%20contabilizaci%C3%B3n%20de%20las%20v%C3%ADctimas,millones%20seg%C3%BAn%20los%20m%C3%A1s%20optimistas.
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