De-Liberación
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La paz en Colombia: Entre Toribio y La Habana
(Noviembre 27 de 2012)
Hernando Llano Ángel.
El meridiano de la paz en Colombia pasa por Toribio y La Habana.
Si bien es verdad que hacer la paz (Peacemaking), en tanto cesación de enfrentamientos armados entre las FARC y la Fuerza Pública, acompañados de la vigencia progresiva y plena del Derecho Internacional Humanitario en todo el territorio nacional es una asunto complejo, que depende fundamentalmente de lo que suceda en La Habana, también lo es que construir la paz (Peace building) y hacerla estable y duradera, pasa crucialmente por lo que acontezca en el departamento del Cauca entre el movimiento indígena y el gobierno nacional. Es por lo anterior que el meridiano de la paz en Colombia, por ahora, se inscribe imaginariamente entre Toribio y La Habana. Por ello, no es una simple coincidencia que la tregua unilateral decretada por las FARC en La Habana desde el 20 de noviembre hasta el 20 de Enero del 2013 haya sido puesta en duda por el Ejército nacional en confusos hechos de violencia acaecidos el mismo día en el corregimiento de Huasanó, municipio de Caloto. Hechos que las FARC en un comunicado del Bloque Occidental Alfonso Cano, atribuye a un “simulacro de combate” escenificado por “unidades de la Fuerza de Tarea Apolo del Ejército en el marco del llamado Plan Espada de Honor”. Así las cosas, vuelve a cobrar vigencia el célebre aforismo inglés según el cual “la verdad es la primera víctima en toda guerra”. Aunque quizá, por los extremos de degradación alcanzados en nuestro conflicto armado interno, el aforismo se haya trocado cruelmente y más bien signifique que en ésta guerra no hay ninguna verdad y sea el horror de la mentira y la frecuente impostura de sus protagonistas la única realidad.
Del horror de la guerra
Una realidad en donde el mayor número de víctimas terminan siendo civiles. En efecto, desde enero hasta noviembre se han registrado 120 eventos de orden público, entre hostigamientos, atentados, enfrentamientos armados, víctimas de minas antipersonales y munición sin explotar, desplazamientos masivos y crímenes selectivos, en 25 municipios de los 42 que tiene el departamento del Cauca. Sólo en lo corrido del mes de noviembre hasta la declaración de la citada tregua unilateral, las FARC realizaron --en conmemoración del primer aniversario de la muerte de Alfonso Cano, ocurrida el 4 de noviembre de 2011-- cerca de 16 acciones armadas en las poblaciones de Toribio, Corinto, Miranda, Argelia, Popayán, Jámbalo, Totoró y Santander de Quilichao, con un saldo mortal de dos militares y cerca de 47 civiles heridos, produciendo la destrucción de 7 viviendas y averías en más de 364 como consecuencia de las explosiones e impactos de fusil, generando el desplazamiento de aproximadamente 300 habitantes.
A la Paz Telúrica
Por todo lo anterior, cobra vital importancia la reciente instalación de “La Mesa Regional para contribuir al final del conflicto”, realizada en Popayán el 21 y 22 de noviembre, en desarrollo de la iniciativa de las Comisiones de Paz del Senado y de la Cámara de Representantes, con el acompañamiento de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz y el apoyo técnico de Naciones Unidas, cuyas conclusiones, según Iván Cépeda, Representante a la Cámara, expresan el querer de “más de 1.200 organizaciones que han entregado en estas mesas sus propuestas y esperan que esas propuestas se hagan llegar a La Habana. Nosotros somos responsables de esa tarea y la vamos a cumplir. En la primera semana de diciembre en un acto público vamos a entregarles esas propuestas a las embajadas de Cuba y Noruega, para que sea a través de los países garantes del proceso que se hagan llegar a La Habana, y también esperamos respuestas por parte de los negociadores de estas propuestas”. Y a propósito del primer punto de la Agenda acordado entre el Gobierno y las FARC, sobre el Desarrollo Agrario Integral, puntualizó el Representante Cépeda: “La gente quiere reforma agraria integral. Hay departamentos del país en los cuales la restitución de tierras no está funcionando, en los cuales las concesiones mineras son gigantescas, me dicen que aquí en el Cauca, el 60% del territorio está concesionado a grandes empresas; en el Chocó más del 70% del territorio se le ha entregado a las multinacionales. La gente quiere que se respete su territorio, se respete el agua, que se respete su modelo productivo”.
Más allá de la exactitud de tan elevados porcentajes, cuestión que es urgente aclarar para definir un modelo de desarrollo acorde con los principios consagrados en la Constitución del 91 –“La prevalencia del interés general” (art 1) y “Son fines esenciales del Estado servir a la comunidad, promover la prosperidad general, defender la independencia nacional, mantener la integridad territorial y asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo” (art 2) — es urgente que se atienda el clamor expresado por Albeiro Valencia, representante del Movimiento interétnico del municipio de Toribio: “Hay gran preocupación por la situación que está pasando en nuestros territorios, especialmente el norte del Cauca, donde es uno de los epicentros de la guerra, donde se desarrolla una guerra permanente, entonces una de nuestras propuestas es que se agilice el proceso de paz que haya un cese al fuego para que nuestras comunidades puedan estar tranquilas, que todos los actores que hacen parte de la guerra entren a esa aptitud de generar paz”. Por lo menos, podrían empezar las FARC y la Fuerza Pública con un desminado de los territorios en disputa, sin el cual jamás podrá sembrarse y mucho menos cosecharse la paz.
Queda pues planteado el desafío para el Gobierno y las FARC en La Habana de estar a la altura de las exigencias inaplazables de los movimientos sociales, avanzando rápidamente hacia un alto el fuego bilateral y asumiendo el compromiso de atender el clamor histórico de indígenas, campesinos y comunidades negras por una paz telúrica, donde prevalezca un modelo de desarrollo de carácter centrípeto, en función de la prosperidad nacional, la equidad social y la sostenibilidad ambiental y no uno de carácter centrífugo, como ha sucedido hasta el presente, más orientado por la expoliación de nuestras riquezas y la prosperidad de grandes compañías multinacionales. Sólo así será posible construir una paz estable y duradera y quizá también los colombianos podamos, por fin, disfrutar en el campo y las ciudades una Noche de paz en estas navidades.
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