DEL GOLPE BLANDO AL
GOLPE DE OPINION ELECTORAL EN 2026
https://blogs.elespectador.com/actualidad/calicanto/del-golpe-blando-al-golpe-electoral-en-2026i/
“La
realidad está definida con palabras. Por lo tanto, el que controla las palabras
controla la realidad”. Antonio Gramsci.
Hernando Llano Ángel.
Quizá
ninguna controversia como la del golpe blando refleje nuestra realidad política
de una manera más patética, turbia y hasta tragicómica. Ambas versiones, la del
presidente y la oposición nos presentan narrativas --como las llaman ahora--
completamente incompatibles y resulta casi imposible discernir cuál es la
realidad y mucho menos quién dice la verdad, como sucede con Pegasus[i]. Pero más allá de esa
interminable y oscura disputa, es evidente que lo que todos los grandes medios
de comunicación promueven, por demás en forma interesada e intensa, es producir
un golpe tan contundente en la opinión de la mayoría de colombianos que le
resulte casi imposible al presidente Petro continuar gobernando. Desde esta
perspectiva, hay que reconocer que los artífices de dicho golpe blando de
opinión lo que buscan es una revancha, pues perdieron la partida incluso antes
de la elección de Petro en el 2022. En ese entonces promovieron por todos los
medios, con máxima difusión y alarma, la llamada “cláusula Petro”[ii]. Según dicha cláusula, si
Petro ganaba la presidencia de la República habría un bloqueo inmediato a
nuevas inversiones, no se renovarían contratos y entraríamos en una recesión económica
irreversible que nos llevaría a la hecatombe nacional. Esa era la profecía
autocumplida[iii]
que entonces promovían los que hoy están empeñados en el golpe blando. Un golpe
que denuncia y teme el presidente Petro, pues sabe bien que es muy difícil
gobernar contra la opinión de mayorías desinformadas, sectarias y llenas de
odio. Por eso, al comienzo de su gobierno, nombró en su gabinete figuras
prominentes y competentes del establecimiento: el ministro de Hacienda, José Fernando
Ocampo; Educación, Alejandro Gaviria y Agricultura, Cecilia López, que
disiparon esa catastrófica profecía que auguraba la inevitable venezonalización
de Colombia. Pero al salir del gabinete los anteriores, especialmente Alejandro
Gaviria, envalentó de nuevo a los opositores de extrema derecha para propalar
escenarios apocalípticos, como lo hicieron en el 2016 para ganar el plebiscito
contra el Acuerdo de Paz, sembrando miedo y mentiras[iv]. Solo que ahora repiten
el libreto apelando a la defensa del Estado de derecho, la Seguridad jurídica y
la Democracia. Esas flamantes instituciones cuya estabilidad arrojó un saldo de
202.293 víctimas mortales entre 1995 y 2004. Víctimas que en vida no conocieron
el Estado de Derecho, la Seguridad Jurídica y la Democracia, bajo los gobiernos
de Ernesto Samper, Andrés Pastrana y los dos primeros años de Uribe. Entre 1998
y 2002, durante el fallido proceso de paz de Pastrana y su “exitoso” Plan
Colombia, ocurrió el mayor número de masacres, 1.620, la mayoría de las cuales
fueron cometidas por las AUC. “Entre 1985
y 2013 se registraron más de 537.503 familias que fueron despojadas de sus
tierras o las tuvieron que abandonar a la fuerza (Encuesta Nacional de Víctimas
de la Contraloría de 2013). Según la misma fuente, entre 1995 y 2004 fueron
despojadas o abandonadas más de ocho millones de hectáreas de tierra”[v].
Para todas estas víctimas no existió la seguridad jurídica que hoy reclama con
tanto énfasis la oposición, mucho menos la democracia y el Estado de derecho.
Sus propiedades y vidas sufrieron el letal golpe de la ausencia de Estado y de
gobernantes empeñados en no caerse, como Samper; proyectar imagen de estadista, Pastrana, o cuidar
los tres huevitos de la “inversión, la cohesión social y la seguridad” del
“presidente eterno” Álvaro Uribe Vélez con su carisma de salvador. Un carisma
mediático que solo fue desafiado con relativo éxito por Gustavo Petro en el
Congreso de la República y en algunos limitados sectores de la opinión
ciudadana. Por eso en las elecciones presidenciales de 2018, Petro obtuvo más
de 8 millones de votos frente al hijo político putativo de Uribe, Iván Duque, quien
le ganó por más de 2 millones de votos, gracias a contar con todo el apoyo del
establecimiento y la llamada “gente de bien”. Gente que todavía no alcanza a
comprender que la paz política precisa acuerdos generosos y jamás se logrará a
punta de sangre y fuego, odios viscerales y una justicia cuyo rostro es la
venganza y no el reconocimiento de responsabilidades de los victimarios, es
decir, una justicia más restaurativa y no solo punitiva, impuesta por los
ganadores. Quizá así algún día alcancemos una reconciliación política
sustentada en la verdad y la restauración de la dignidad de todas las víctimas,
previa conversión auténtica de sus victimarios, empezando por los
institucionales y cierta “gente de bien”, que aún cree que su violencia es
legítima, necesaria y buena, a pesar del dolor causado durante sus cruzadas en
defensa de las inversiones, la cohesión social y la seguridad jurídica. ¿Cuándo
reconocerá el “presidente eterno” su responsabilidad política en los falsos
positivos, pues ellos fueron consecuencias de su “Seguridad democrática”?
Debería seguir el ejemplo de su entonces ministro de defensa, Juan Manuel
Santos, que sí lo hizo ante la Comisión de la Verdad[vi] y solicitó el perdón de
las víctimas por las atrocidades de miles de ejecuciones extrajudiciales. Pero
seguramente al expresidente Uribe su impoluta conciencia de “gobernante de
bien” se lo impide, pues cree que todo lo hecho por su idea de “Patria” es
justificable –sin importar la magnitud de los delitos y crímenes cometidos por
más de 20 de sus altos funcionarios[vii]-- condenados por servir
a la Patria obedeciendo sus dictados. Es más, debería haber seguido a su paisano,
Belisario Betancur, que se retiró de la vida política activa, después de haber
solicitado a las víctimas perdón por sus nefastas decisiones en el letal desenlace
del Palacio de Justicia. Pero su obcecación megalómana se lo impedía, por eso
Uribe es el único expresidente ad portas de ser juzgado por fraude procesal y
manipulación de testigos[viii].
Del
Golpe blando al golpe electoral en 2026
Por eso el golpe blando no es más
que una estrategia política para hacer colapsar la gobernabilidad del Pacto
Histórico y volver la oposición a la Casa de Nariño en el 2026 para continuar “construyendo
sobre lo construido”, es decir, sobre lo despojado, derruido y
esquilmado a millones de familias colombianas. Así podrán seguir promoviendo
sus intereses más queridos y asegurar incentivos similares a Agro Ingreso Seguro[ix]
para afianzar sus privilegios inmemoriales e inmodificables: la concentración
de la tierra, el crédito bancario y la favorabilidad estatal, pues la “gente de
bien” si sabe trabajar y es incorruptible. No es gente vaga y menos ignorante. Lo
esencial, pues, es hacer colapsar la gobernabilidad de Petro y bloquear en el
Congreso el trámite de aquellas reformas con mayor potencialidad para afectar
el statu quo. Lo urgente es impedir que ese particular “modo democrático” de
vivir de la “gente de bien” no se ponga más en riesgo, ya que lo han construido
durante generaciones, combinando con destreza la ley para garantizar la
siniestra impunidad de sus negociados y genocidios del Estado cacocrático[x].
Un Estado a su imagen y semejanza, al servicio de intereses minoritarios, todo
lo contrario del Estado Social de derecho que debe hacer “prevalecer el interés general,
el respeto a la dignidad humana, el trabajo y la solidaridad de las personas”.
Al menos, así lo ordena nominalmente el artículo 1 de nuestra querida
Constitución. Una Constitución no actuada política y socialmente, solo vigente
en la invocación de académicos y magistrados, pero especialmente en los justos
anhelos de la mayoría de colombianos que reclaman sus derechos a través de
millones de acciones de tutela. En el 2023 se presentaron diariamente cerca de
1.145 acciones de tutela[xi]
frente a este sistema de salud, que la oposición persiste en defender como un
ejemplo de competencia y calidad en la prestación de servicios. Por eso es casi
imposible un Acuerdo Nacional, pues mientras no se reconozca la realidad y la
oposición siga viviendo en su inmejorable “modo democrático”, ninguna reforma
será necesaria. No tiene sentido concertar algún cambio, pues le daría aire a
un gobierno que está contra las cuerdas. No es necesario tumbarlo a la lona,
noquearlo, basta con desgastarlo y provocarlo para que responda como loco,
lanzando golpes al vacío, a diestra y siniestra desde su cuenta X. La forma más
eficiente de hacerlo es bloqueando todas sus reformas e iniciativas. Desde el
trámite y la aprobación del presupuesto nacional y su proyecto de
financiamiento de aproximadamente 12 billones de pesos faltantes, para frustrar
sus políticas sociales reformistas. Luego seguirán los bloqueos a las reformas
en trámite: salud, laboral y política, pues mientras peor sea su gestión más
fácil será para los opositores ganar la próxima elección presidencial. Lo que
parece estar en marcha no es un golpe blando, sino un golpe largo, desgastador
y contundente que culminará en las elecciones del 2026.
El
combate se definirá por puntos en el 2026
A no ser que el púgil presidencial
impacte fuertes ganchos de izquierda contra el establecimiento, empiece a sumar
adeptos en la arena popular y termine ganando el combate por puntos en este
último round. Escenario improbable, pues tiene casi todos los grandes medios de
comunicación empresariales en su contra, convertidos en cajas de resonancia de
una oposición demoledora. Una oposición experta en manipular prejuicios y odios
en las redes sociales, sin descontar muchos legisladores y algunos jueces que
todavía desconocen el sentido profundo de la ley: “En la relación entre el fuerte y
el débil, la libertad oprime y la ley libera”, según Lacordaire. Por si
fuera poco, Petro enfrenta ahora a francotiradores de extrema izquierda que
disparan con sevicia contra la Paz Total y la dejan herida de muerte. En
verdad, el presidente la tiene muy difícil, sobre todo porque en el interior del
“gobierno del cambio” hay funcionarios corruptos e incompetentes, en
cumplimiento de cuotas clientelistas adquiridas durante su campaña presidencial,
como lo demuestra el investigador Alejandro Reyes Posada en su columna “El
endoso de la reforma rural para pagar gastos de campaña”[xii].
Por eso son tan demoledores los duros golpes propiciados por Armando Benedetti,
Olmedo López y Sneider Pinilla, mucho más contundentes que los de la oposición.
Todos ellos han mancillado la bandera mas preciada y que más distancia a la
izquierda de la derecha: la prevalencia de la ética pública y los intereses
generales sobre la ética del becerro de oro y los intereses particulares. Así
ha quedado demostrado con la descabellada exoneración en blanco
de la exministra de las TIC Karen Abudinen, proferida por la procuraduría de
Margarita Cabello Blanco, porque “las decisiones tomadas durante su gestión,
aunque relacionadas con el proceso de licitación, no constituyeron una violación a las normas de contratación pública que
pudieran generar responsabilidades disciplinarias para la exministra”. Con
justa razón editorializa EL ESPECTADOR[xiii]
¿Dónde quedaron los 70.000 millones de nuestros impuestos? Cuenta apenas con
año y medio el Gobierno del Cambio para demostrar que ética, política y socialmente,
gracias a su capacidad de gestión pública, es superior a todos los gobiernos
anteriores y en particular a una derecha tan repentinamente demócrata como históricamente
corrupta y violenta. Será, pues, un último round electoral del que dependerá la
suerte de muchas generaciones. Solo entonces sabremos si hubo un golpe blando
contra Petro o contra el establecimiento. Ello dependerá de la ciudadanía y su
expresión en las urnas. ¿Despertaremos en el 2026 o continuaremos sumidos en
esta interminable pesadilla en nombre de la “democracia, el Estado de derecho y
la estabilidad institucional” propias de un régimen político electofáctico[xiv]?
Si no lo hacemos, seguro que otros gritos y estallidos sociales, más profundos
y desgarradores que los de 2019 y 2021 nos despertarán. Pero el precio en vidas
humanas y destrucción social será un golpe demasiado duro que todos
lamentaremos, desde la primera hasta
la última línea, donde mucha gente de bien se siente segura e intocable.
[i] https://elpais.com/america-colombia/2024-09-06/pegasus-en-colombia-las-claves-para-entender-la-denuncia-de-petro.html
[ii] https://www.eltiempo.com/economia/empresas/clausula-petro-explicacion-de-que-es-y-como-se-estaria-usando-648682
[v] https://web.comisiondelaverdad.co/actualidad/noticias/principales-cifras-comision-de-la-verdad-informe-final
[vi] https://www.elcolombiano.com/colombia/paz-y-derechos-humanos/testimonio-de-juan-manuel-santos-sobre-falsos-positivos-en-comision-de-la-verdad-MG15134844
[vii] https://www.elespectador.com/judicial/condena-contra-funcionario-de-alvaro-uribe-durante-su-presidencia-estos-son-los-detalles-de-la-condena-en-contra-de-bernardo-moreno-villegas-por-yidispolitica-noticias-hoy/
[viii]
https://www.elcolombiano.com/colombia/alvaro-uribe-cronologia-del-caso-que-lo-llevara-a-juicio-FO24191316
[xi] https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/DE/DIJ/presentacion-informe-tutelas-salud-2022.pdf
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