DESCIFRANDO LA
ESFINGE DE LA POLÍTICA NACIONAL (III)
Hernando Llano Ángel.
No
deja de ser curioso que Belisario Betancur Cuartas y Álvaro Gómez Hurtado, dos
conspicuos líderes conservadores, aparezcan como inspiradores y pioneros de las
principales banderas de Gustavo Petro: la “Paz Total” y “Tumbar el régimen”[i] . Sobre todo, siendo Petro
el primer presidente de izquierda en nuestra historia y un crítico implacable
del establecimiento liberal-conservador. Un establecimiento que hoy pervive en
medio de la ilegalidad y la impunidad política, camuflado bajo numerosas siglas
de empresas electorales semiilegales como “Cambio Radical”, “Centro
Democrático” y el “Partido de la U”, con un número apreciable de sus miembros
condenados por corrupción y concierto para delinquir[ii], para solo nombrar las
organizaciones semipolíticas y delictivas más representativas en ese
inextricable entramado personalista de cerca de 30 microempresas electorales
disfrazadas de partidos políticos[iii]. Esas banderas, la “Paz Total
y Tumbar el Régimen”, las levantaron Betancur y Gómez, sin lograr
izarlas durante sus vidas, pero ambos lo intentaron con más buena voluntad que
acierto gubernamental y político, respectivamente. Las mismas banderas las
enarbola hoy el presidente Petro, al parecer con igual desacierto y
desconcierto que el generado por sus antecesores, en gran parte debido a la
consolidación del actual régimen electofáctico[iv] y sus teratológicas
mutaciones, pues ya casi nos resulta imposible discernir entre lo legal y lo
ilegal, lo político y lo criminal, lo legítimo y lo ilegítimo, en fin, la
verdad y la mentira, en medio de tanta realidad virtual aumentada y desfigurada
por las redes sociales y las cajas de resonancia de la gran prensa al servicio
de sus propietarios y anunciantes. Así lo hace con bombos y platillos
semanalmente una revista con el auspicio de plutócratas que aúpan a su
ambiciosa y vanidosa directora, alucinada con delirios presidenciales. Quizá
por ello los protagonistas de nuestra vida política son Álvaro Uribe Vélez,
quien prefirió renunciar a su curul de senador para burlar a la Corte Suprema
de Justicia y Gustavo Petro Urrego, un presidente-rehén de múltiples escándalos
de corrupción y con dudosos aliados como el innombrable Armando Benedetti y
exfuncionarios delincuentes como Olmedo López y Sneider Pinilla, quienes forman
un insuperable y destemplado trio de corruptos que nos roban desvergonzadamente
nuestros impuestos. A pesar de tan desalentador paisaje político nacional vale
la pena volver a recordar, así sea someramente, los esfuerzos pioneros de
Belisario Betancur por “adecentar el local” de esta República fantasmagórica y
tanática.
Belisario Betancur,
un presidente trágico
Y
nada mejor que citar algunos de los apartes de su discurso de posesión
presidencial, pronunciado ante la Plaza de Bolívar, ritual que repitió el
presidente Petro, dramatizándolo con la irrupción de la espada del libertador
Simón Bolívar. Espada desenvainada para romper simbólicamente el nudo gordiano
que mantiene bien amarrada y asegurada la estela de la violencia política y la
desigualdad social, enseñas perdurables de la esfinge política que no hemos
podido descifrar y expulsar de nuestras vidas y sociedad. En los apartes del
discurso de Belisario encontramos destellos de verdades dolorosas e
ignominiosas que se niegan a reconocer quienes todavía pretenden seguir
gobernando a Colombia como si fuera una ubérrima hacienda que les pertenecerá
eternamente. Así los describe en el siguiente pasaje con su lírico y
grandilocuente estilo:
“He andado una y otra vez por los caminos de mi patria y he visto
ímpetus heroicos, pero también gentes mustias porque no hay en su horizonte solidaridad ni esperanza. Ya que para una
parte de colombianos: La turbamulta les es ajena pues procede de grupos que les
son ajenos; la otra Colombia les es remota u hostil. ¿Cómo afirmar sin
sarcasmo la pertenencia a algo de que
están excluidos, en donde su voz resuena con intrusa cadencia? Y para los más
poderosos o los más dichosos ¿a qué reivindicar algo tan entrañablemente
unificador como es la patria, a partir de la discriminación y el desdén?”. De
donde concluye: “Hay una relación perversa en la que los dos países se envenenan
mutuamente, y esa dialéctica ahoga toda existencia nacional”. Por tanto, afirma: “la prioridad del
gobierno es empezar -y lo recalco, empezar tan sólo a que las
dos naciones en combate se cohesionen y se fundan, a que la expresión
ciudadano colombiano tenga embrujo de
porvenir y no eco fantasmal de irrisión; a que expresemos nuestra
colombianidad con orgullo; a que dejemos
de ser federación de rencores y archipiélago de egoísmos para ser hermandad de
iguales, a fin de que no llegue a decirse de nosotros la terrible expresión del historiador, de haber llevado a nuestra gente
a que prefiera la violencia a la injusticia”.
Pocas
descripciones tan precisas y esclarecedoras sobre el laberinto de violencias e
injusticias en que vivimos y morimos extraviados. Sin duda, Petro no solo
retoma y forja su proyecto político y el Pacto Histórico con esa “turbamulta
ajena, remota y hostil”, sino que procede de sus entrañas, como Gaitán,
quien fue asesinado precisamente por aquellos que siempre han gobernado a
partir de la “discriminación y el
desdén”, cabalgando sobre la ignorancia y las necesidades de una “turbamulta” engañada por el
clientelismo y la demagogia electoral que vota por ellos y los eleva a pedestales
que nunca merecieron. Como lo
resalta Belisario, el antagonismo entre esos dos países, el de los “patricios”
y los “plebeyos”, el “País Político contra el País Nacional”, según Gaitán
--que se viene expresando en periódicos estallidos sociales como los del 2019 y
2021—“ahoga
toda existencia nacional”, pues imposibilita forjar una comunidad
política democrática entre iguales y perpetúa, generación tras generación, esa “federación
de rencores y archipiélago de egoísmos”. Federación y archipiélago hoy dispersos
en diferentes regiones del país por la disputa codiciosa y mortífera de las
economías ilegales, simbióticamente fusionadas con el establecimiento político
a través de la financiación de sus campañas y empresas electorales, recuérdese
el proceso 8.000[v]
y el “Ñeñe Hernández”[vi], pero también por su imbricación con la
economía legal mediante el lavado de cuantiosos activos por Bancos matrices del
grupo AVAL, según la famosa operación Polar Cap, que reveló en marzo de 1989 un
lavado de aproximadamente 412 millones de dólares de Pablo Escobar, Gustavo
Gaviria y Jorge Luis Ochoa Vásquez, por
parte de la sucursal del Banco de Occidente en Panamá[vii].
“Ni una gota más de
sangre colombiana”
Irónica
y hasta trágica es la otra aspiración de Belisario que hace suya el presidente
Petro con su política de Paz Total, tan similar a la bandera blanca que levantó
Betancur a todos los grupos armados, no solo a las guerrillas, pero que terminó
anegada en sangre. Así lo expresó en su discurso de posesión presidencial:
“Levanto una bandera de paz para
ofrecerla a todos mis compatriotas.
Tiendo mi mano a los alzados en armas para que se incorporen al ejercicio pleno
de sus derechos, en el amplio marco de decisión que tomen las Cámaras. Les declaro la paz a mis conciudadanos sin
distinción alguna: ¡a esa tarea prioritaria me consagro porque necesitamos
esa paz colombiana para cuidarla como se cuida el árbol que convocará bajo sus
gajos abiertos a toda la familia nacional!... Una paz sin retaliaciones ni
vindictas. Una paz que incorpore a todos
los colombianos en la actividad ciudadana y les dé la posibilidad de realizarse
económica y socialmente, y de participar en la vida democrática. Una paz que
garantice el pleno ejercicio de los derechos y al mismo tiempo demande el
cumplimiento de las obligaciones. Una paz que sea fundamento de la
seguridad colectiva, que rescate la convivencia y la justicia, que permita establecer una demarcación
entre la confrontación política, desviada de sus cauces normales, y cualquiera
de las modalidades del delito. Levanto ante el pueblo de Colombia una alta
y blanca bandera de paz: la levanto ante los oprimidos, la levanto ante los perseguidos, la levanto ante los alzados
en armas, levanto la blanca bandera de la paz ante mis compatriotas de todos
los partidos y de los sin partido, de todas las regiones, de todas las
procedencias. No quiero que se derrame
una sola gota más de sangre colombiana de nuestros soldados abnegados ni de
nuestros campesinos inocentes, ni de los obcecados, ni una gota más de sangre
hermana. ¡Ni una gota más!
Solo
nos cabe esperar que el empeño y la obsesión del presidente Petro con la Paz
Total, tan bien intencionada y semejante a la de Belisario, no culmine en otra
hecatombe como la del Palacio de Justicia, pues la obcecación criminal de los
grupos guerrilleros, sumada a la ambición y codicia del narcotráfico y de numerosos
grupos delincuenciales que saquean el oro, las entrañas de Pachamama y extorsionan
a los desesperados migrantes y pequeños comerciantes, no nos conduzca a un
escenario de terror peor que Apocalypse Now[viii]. Ya no queda espacio y
menos tiempo para el paralelo entre Álvaro Gómez Hurtado y su convocatoria a “Tumbar
el Régimen”, parecida a la intención del presidente Petro de realizar
reformas sociales y económicas estructurales que vayan minando este régimen por
dentro, hasta que se quede sin cimientos y caiga por completo. Un empeño tan
peregrino y lejano como la Paz Total, que precisa una cuarta y quizá última
entrega sobre la esfinge política nacional, cuyas entrañas conoció muy bien
Álvaro Gómez Hurtado y hoy tiene en jaque al presidente Petro para beneplácito
de quienes viven de esta considerada ejemplar “democracia” y su inexpugnable
“estabilidad institucional”. “Democracia y estabilidad institucional” que quizá
envidia el cleptócrata electoral, cacócrata gubernamental[ix] y autócrata estatal de
Maduro en nombre de un supuesto “socialismo del siglo XXI”, que no alcanza los
niveles de legitimidad de nuestra espuria y letal “democracia” con más de
450.000 víctimas mortales entre 1985 y 2018 según cifras del Informe Final de
la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y No
Repetición[x].
[i] https://co.video.search.yahoo.com/search/video?fr=mcafee&ei=UTF-8&p=tumbar+el+r%C3%A9gimen%2C+%C3%A1lvaro+g%C3%B3mez+hurtado&type=E210CO1490G0#id=1&vid=36e405baa0c170031728bb68128623f3&action=click
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