PETRO EN LA ENCRUCIJADA HISTÓRICA ¿DE LA TRANSICIÓN POLÍTICA AL JUICIO
POLÍTICO?
Hernando Llano
Ángel.
En víspera de cumplir su primer
año en la Presidencia de la República, Gustavo Petro Urrego enfrenta la mayor
crisis política de su administración. Una crisis mayúscula. No es solo una
crisis de gobernabilidad, al perder el Pacto Histórico sus mayorías en el
Congreso, incluso la presidencia de la Comisión de Investigación y Acusación de
la Cámara de Representantes. Es el comienzo de una crisis de legitimidad y
credibilidad en la figura presidencial, derivada de las revelaciones de su hijo
Nicolás Petro Burgos ante la Fiscalía sobre el supuesto ingreso de dinero de
origen ilícito a su campaña presidencial. Ingreso que, según Nicolas, ignoraba
su padre y el gerente de Campaña, Ricardo Roa. Por lo anterior, no fue
reportado en la contabilidad y tampoco en el informe legal al Consejo Nacional
Electoral. La suma de estas dos crisis, sin duda, afectará enormemente el margen
de maniobra de su gobernabilidad, pero sobre todo su ambicioso proyecto
político de liderar la transición histórica del régimen político actual y de la
sociedad colombiana hacia una auténtica democracia, afianzada en el Estado
Social de Derecho proclamado en el artículo 1[1] de
la Constitución del 91, pero ausente en la vida de la mayoría de colombianos. Una
transición precedida del lema: “Colombia, potencia mundial de la vida”,
para dejar atrás el deshonroso puesto de ser la nación con más víctimas civiles
de todo el continente americano y la única donde persisten organizaciones
armadas ilegales en guerra contra el Estado, ensañadas además contra la
población civil y especialmente sus líderes sociales, cuya cifra en este año ya
es de 93 asesinados, según INDEPAZ[2].
También la que posee el mayor número de hectáreas de coca y ocupa el primer
lugar en el mundo como exportadora de cocaína. Por todo ello, una sociedad
corroída por la ilegalidad, el crimen y la violencia, que la banalidad de
muchos analistas resumen con el nombre de corrupción política y la inmensa
mayoría de colombianos le echan la culpa de todos sus males, eximiéndose así de
toda responsabilidad personal, aunque en cada elección vuelvan a votar por los
mismos políticos corruptos que denigran y detestan por las redes sociales, pero
a los que acuden cuando los necesitan para un empleo, subsidios o incrementar
la prosperidad de sus negocios, obteniendo gabelas y favores.
Un régimen político electofáctico
Ese simplista diagnóstico ignora
precisamente que dicha corrupción no es otra cosa que la simbiosis estructural
e histórica de la política con la ilegalidad, el delito y el crimen, que se
expresa a través de múltiples poderes de facto y de formas inimaginables.
Simbiosis que constituye la esencia de nuestro régimen político que, en virtud
de elecciones periódicamente realizadas desde 1957, la mayoría cree
democrático, pero en la realidad funciona y es un régimen político
electofáctico[3],
pues en el orden nacional siempre terminan ganando aquellos candidatos que
logran en forma más o menos sutil y velada el respaldo de esos poderes de
facto, gracias a los cuales llegan a la Presidencia y muchos partidos logran
las mayorías en el Congreso. En ocasiones esos poderes de facto son
prestigiosas empresas, como Odebrecht o entramados bancarios como AVAL, que
financian con generosidad a los candidatos con mayor opción para triunfar. En
otras coyunturas son los narcotraficantes, como sucedió con el proceso 8.000[4] y
el triunfo de Ernesto Samper. Así como también lo fueron los grupos
paramilitares, decisorios en las dos presidencias de Álvaro Uribe Vélez y en su
coalición mayoritaria en el Congreso con la parapolítica[5], según
lo han contado varios comandantes paramilitares, entre ellos Salvatore Mancuso[6]. Hasta
las FARC-EP fueron decisorias con su respaldo explícito en la segunda vuelta a
la candidatura de Andrés Pastrana, asesorado entre otros por Álvaro Leyva y
Rafael Pardo, que propiciaron esa táctica de cambiar votos por la zona de
distensión del Caguán, como lo anunció Pastrana en su discurso en el hotel
Tequendama antes de la segunda vuelta, pues en la primera le ganó Horacio Serpa.
Algo semejante sucedió en la segunda administración de Santos (2014-2018), donde
estaba en juego nada menos que el Acuerdo de Paz con las Farc-Ep y su desmovilización,
contra los cuales se expresaba el entonces candidato Oscar Iván Zuluaga del
Centro Democrático, quien también le ganó en primera vuelta. Y si continuamos
con este recuento de influencias decisorias de poderes de facto, el triunfo de
Iván Duque en el 2018 está ensombrecido por la Ñeñepolítica[7],
escándalo archivado oportunamente por el Consejo Nacional Electoral, igual que
lo hizo con Odebrecht patrocinador de las candidaturas de Santos y Zuluaga. Solo
que éste último nunca sospechó que su aliado electoral, Daniel García
Arizabaleta[8],
protegido personal de Álvaro Uribe, lo estuviera grabando y entregará semejante
prueba a la Fiscalía. Una prueba que lo involucra inexorablemente en varios
delitos, junto a su hijo David Zuluaga[9],
un filósofo egresado de Harvard extraviado en el sórdido mundo de la
mercadotecnia electoral con el pago de más de 1 millón de dólares al publicista
Duda Mendonça,[10]
aportados por Odebrecht y también sin reportar su ingreso a dicha campaña. Y
así llegamos al actual escándalo político-familiar, adobado con historias de
amor traicionadas[11] y
dramas familiares cruzados por la ausencia paternal de Gustavo Petro en la crianza[12]
de su hijo mayor y la reciente cuenta de cobro filial de Nicolas Petro Burgos
contra un frio y distante padre-presidente, según lo cuenta en la revista
SEMANA[13] a
la insidiosa Vicky Dávila, ensañada en esas deplorables intimidades familiares.
Hay que tumbar el Régimen Político Electofáctico
Dado este contexto histórico, que
involucra a todas las fuerzas y sectores políticos relevantes, hay que concluir
que el problema de fondo es la existencia de ese régimen político electofáctico.
Un régimen que goza de enorme estabilidad en virtud de la poderosa raigambre de
dichos poderes de facto en la mentalidad y las tácticas de importantes líderes
políticos, que los utilizan astutamente, tanto a los poderes ilegales como a los
legales, para alcanzar sus fines políticos y triunfar impunemente, ante la
imposibilidad de encontrar pruebas reinas sobre su responsabilidad. Ya lo decía
Álvaro Gómez Hurtado durante el proceso 8.000: el problema entonces no era
tumbar al presidente Ernesto Samper, sino tumbar al régimen, que lo describía
así en editorial de El Nuevo Siglo[14]: “La política se ensució hace ya dos décadas,
cuando cayó bajo el dominio del clientelismo y se sometió a la preponderancia del dinero. Desde entonces se quedó
sucia. Es la forma de dominio que ha
tenido el Régimen imperante para poder doblegar la opinión pública y
aprovecharse de las oportunidades de mando y de los gajes del poder. El Régimen necesita que la política sea
sucia porque es la manera de conseguir la amplia gama de complicidades que se
necesitan para mantener su predominio…Forma parte del establecimiento y es
el vehículo contaminante de todo lo que a éste pertenece: el Congreso, los partidos, la prensa, los grupos económicos, los
sindicatos, la policía y la enseñanza. Todo tiene algo de política porque
ésta ya no es un manejo de los conceptos sobre el Estado, sobre la libertad y
sobre el orden, sino un enmarañado sistema de compromisos adquiridos. Se explica, entonces, que no haya
opiniones políticas, puesto que todo se reduce al tráfico de las componendas”. En
fin, la política convertida en una red de complicidades criminales con un
alcance insospechado, pues llegó al extremo de involucrar en forma inadvertida
a quienes la combatían sin concesiones por sus relaciones con la ilegalidad y
el narcotráfico, como le sucedió al inmolado ministro de justicia Rodrigo Lara
Bonilla, a quien el narcotraficante Evaristo Porras[15]
aportó 1 millón de pesos a su campaña política, sin que el líder del Nuevo
Liberalismo tuviera conocimiento. Esta relación simbiótica de la política con
el narcotráfico está en la médula del régimen electofáctico.
El narcotráfico depende simbióticamente de la Política
Por eso no es correcto decir que
el narcotráfico sea un delito conexo con la política, sino más bien todo lo
contrario. El narcotráfico es una actividad que simbióticamente depende de la
política, pues sus siderales ganancias se originan en su carácter ilegal, ganancias
fijadas precisamente por la política prohibicionista. Una vez más es inevitable
citar al premio nobel de economía en 1976, Milton Friedman: “Si analizamos la guerra contra las drogas
desde un punto de vista estrictamente
económico, el papel del gobierno es
proteger el cartel de las drogas. Eso es literalmente cierto”. Sin
duda, pues sus ganancias aumentan proporcionalmente con la persecución y
represión del negocio ilícito. Algo que seguirá sucediendo hasta el momento en
que la política a través del Estado decida regular legalmente la producción, el
comercio y consumo adulto de sustancias estupefacientes, así como lo hizo el
Estado norteamericano al eliminar en 1933[16]
la ley seca que prohibía el consumo del licor. Prohibición que mientras existió
fortaleció a la mafia en ciudades como Chicago, desató la inseguridad y la
violencia en toda la nación, además de corromper a la Policía y la vida
política norteamericana. Por eso, no deja de ser una paradoja que el ingreso de
dineros a la campaña presidencial de Petro, supuestamente procedentes del narcotráfico y de negocios
oscuros, haya catalizado la actual crisis, siendo él un promotor internacional
de la urgencia de la regulación legal de dicha actividad y de poner fin al
prohibicionismo en tanto política fracasada por sus costos irreversibles en
vidas humanas, inestabilidad institucional, inseguridad humana y ecocidios
ambientales, todo ello evitable o mitigable al ser regulada por el Estado. Más
aún, que esta crisis fortalezca las posiciones más radicales y oportunistas de
una oposición furiosa, empeñada no solo en torpedear en el Congreso la
aprobación de las principales reformas sociales del Pacto Histórico, sino
incluso de intentar enjuiciar al presidente Petro ante el Senado para impedir
la culminación de su mandato. Frustrar así la transición democrática y
enterrarla con un juicio político contra Petro en el Senado. Una oposición
cuyos principales líderes siempre han tenido una curiosa tasa de cambio moral
muy flexible, pues consideran el delito de narcotráfico más grave que asesinar,
despedazar con motosierras a cientos de personas y despojar de su terruño a
millones de campesinos e indígenas, como lo permitió el entonces presidente
Álvaro Uribe Vélez al extraditar a Norteamérica la plana mayor de los
paramilitares para contener y ocultar la deslegitimación de su gobierno dadas
las verdades que alcanzó a revelar Salvatore Mancuso en un noticiero de RCN y sus
estrechas relaciones con el establecimiento político y empresarial, como se
puede ver y escuchar en https://www.youtube.com/watch?v=sf4XNpHbwOk . Verdades
que seguramente terminará de contar Mancuso ante la JEP si regresa a Colombia,
como incluso lo ha respaldado en un concepto reciente la Procuraduría General
de la Nación[17].
Su presencia permitiría continuar desenredando ese tejido de complicidades
criminales entre algunos miembros de la fuerza pública y connotados empresarios
con el paramilitarismo, respaldados tácitamente por políticas como la
“seguridad democrática”, la “confianza inversionista” y hasta una supuesta
“cohesión social”. Todo parece indicar que entramos en una incierta coyuntura
de revelación de verdades sobre el régimen político colombiano y sus
principales protagonistas. Lo que está en juego, entonces, es si avanzamos
hacia la transición del actual régimen político electofáctico, donde la
política está atrapada en esa densa red de complicidades criminales, y poco a
poco nos desplazamos hacia una auténtica democracia donde la política se libere
progresivamente de ese “enmarañado sistema de compromisos adquiridos”
y vuelva a recobrar su decencia y dignidad en función de intereses públicos y
la justicia social. “Enmarañado sistema de compromisos” y complicidades del
cual es un vocero destacado el expresidente César Gaviria Trujillo. En
recientes declaraciones a Caracol Televisión señaló que la financiación de las
campañas en todas partes del mundo es bastante oscura y que “no
hay "ninguna campaña" que haya entregado información exacta al
Consejo Nacional Electoral sobre la financiación, ya que, según él, todo lo
acomodan un poco”[18]. En cierta forma, Petro es un rehén en esa
encrucijada, pues la transición política promovida por el Pacto Histórico puede
terminar naufragando en un juicio ante el Senado y su eventual suspensión
presidencial. Por lo pronto, el próximo 29 de octubre tendremos una nueva
oportunidad para intentar en nuestras ciudades y departamentos vencer con
nuestro voto responsable e informado esa red de complicidades políticas y
criminales. Ojalá esta vez escuchemos la voz de Serrat cuando le cantaba a su
pueblo catalán: “Que la ignorancia no te
niegue, que no trafique el mercader con lo que un pueblo quiere ser”[19].
De lo contrario, corremos el riesgo de seguir atrapados en esa fina, oscura y
extensa red del clientelismo, la corrupción y la criminalidad política, que son
la quintaesencia y el sustento del actual régimen político electofáctico,
negación sutil y cotidiana de la democracia, perfeccionado impunemente en las
urnas por la influencia decisoria y condicionante de los poderes de facto
legales e ilegales.
[2] https://indepaz.org.co/lideres-sociales-defensores-de-dd-hh-y-firmantes-de-acuerdo-asesinados-en-2023/
[6] https://www.portafolio.co/economia/mancuso-asegura-que-paramilitares-apoyaron-campanas-presidenciales-582868
[8] https://www.elcolombiano.com/colombia/odebrecht-quien-es-daniel-garcia-arizabaleta-y-cual-es-su-relacion-con-oscar-ivan-zuluaga-OM21874794
[9] https://www.elpais.com.co/colombia/quien-es-david-zuluaga-hijo-de-oscar-ivan-y-salpicado-por-caso-de-odebrecht-1040.html
[11] https://www.eluniversal.com.co/politica/la-telenovela-de-nicolas-petro-el-escandalo-que-empezo-por-los-celos-de-day-JX8734290
[13] https://www.semana.com/nacion/articulo/yo-si-senti-que-el-me-dejo-solo-me-dejaron-solo-nicolas-petro-de-destapa-contra-su-padre-el-presidente-gustavo-petro/202340/
[17] https://www.wradio.com.co/2023/08/04/procuraduria-pide-a-la-jep-aceptar-el-sometimiento-de-salvatore-mancuso/
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