TRUMP, UN APRENDIZ DE BRUJO FACINEROSO
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Hernando Llano Ángel.
Como en la conocida obra de
Goethe, “El aprendiz de Brujo”[i],
y evocando su concurso televisivo, Donald Trump ha desatado fuerzas
incontrolables con su guerra de aranceles, cuyo desenlace es imposible
predecir. Lo ha hecho con su estilo personal, como un típico facineroso, en la
doble acepción del término: “delincuente habitual” y “persona malvada o de
perversa condición”. Desde los jardines de la Casa Blanca lanza amenazas y extorsiona
a casi todo el mundo con la escoba de los aranceles para proteger el mercado
norteamericano y avanzar en su delirio nacionalista e imperialista de
reindustrializar a MAGA. Parece que todavía no aprende de la bancarrota que
sufrió con sus famosos Casinos, entre otros el esperpéntico “Trump Taj Mahal”[ii]
y ahora quiere arrastrar el mercado y la sociedad norteamericana a la peligrosa
ruleta del juego de los aranceles con el espejismo de promover una rápida
reindustrialización, imposible de alcanzar en los inciertos 4 años que tiene. Años
en los que puede convertir a MAGA en una malévola bruja odiada por todo el
mundo y de paso profundizar la división de la otrora República entre dos bandos
irreconciliables. Bandos que están al filo de una guerra civil, como ya palpita
en las multitudinarias manifestaciones ciudadanas de este sábado contra sus
antidemocráticas políticas y Ordenes Ejecutivas, quintaesencia de la
discriminación y el menosprecio de la pluralidad consubstancial al pueblo
norteamericano, un crisol de culturas, razas y migrantes.
MAGA, el Gran Casino de Trump
Sin duda, es una apuesta fuerte y
arriesgada, propia de un jugador mañoso, acostumbrado a ganar y que está
convencido que en esta ocasión también triunfará. Es lo propio del capitalismo
de Casino, donde el ganador se queda con todo y los perdedores con nada, como
en los juegos de suma cero. Lo dice y
hace desde el pedestal ilusorio de un narcisista exitoso que se cree
inexpugnable e invencible. Así lo demostró al salir al jardín de la Casa
Blanca, enfundado en un pesado abrigo negro, ligeramente encorvado, con los
pasos desafiantes de un facineroso impune, como personaje protagónico de una
película de gánsteres de Coppola y Scorsese. Trump no actúa como jefe de Estado
sino como un Sheriff mafioso que dispara órdenes y aranceles a diestra y
siniestra. Un personaje patético y cómico, si no fuera por estar al frente de
la potencia económicamente más depredadora y militarmente devastadora del
planeta, cuyo único horizonte parece ser subordinar a todas las naciones y
economías competidoras, arrogándose arbitrariamente, como Sheriff global, las
vidas, los territorios, la libertad y el futuro mismo de la humanidad. Todo en
nombre de MAGA y AMERICA FIRST. Para ello cuenta con una banda de tecnócratas cómplices,
encabezada por Elon Musk, cuya Hybris abarca la conquista del universo, pues ya
no le basta la tierra. A tal extremo ha llegado Trump con su banda de
taumaturgos digitales, que ya han impuesto al mundo noticioso y a la actualidad
cotidiana una agenda de mercaderes de la vida y traficantes de aranceles
mortales, mientras en la Franja de Gaza avanza con sus armas y asistencia
militar el genocidio del pueblo palestino. Un genocidio que pretende consumar
impunemente con Netanyahu para levantar la “Riviera de Oriente Próximo”[iii]
sobre las ruinas y los despojos de los agonizantes gazatíes. Un plan similar
tiene para Ucrania, apropiándose de sus riquezas minerales y “tierras raras”, cediendo
a Putin la región del Donbás y la devastada Donetsk[iv].
Solo falta que en el futuro extienda su red de hoteles internacionales y convierta
a Ucrania en una especie de Casino coadministrado con Putin, su ejército de
mercenarios y empresarios mafiosos.
La claudicante Unión Europea
Mientras todas estas atrocidades
acontecen, los líderes europeos corren como siervos temerosos a reunirse con el
secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, para implorarle que Trump no
abandone la OTAN. Entonces Rubio les responde que dejen semejante histeria,
pues ello no sucederá si cada Estado europeo aporta al gasto militar de la OTAN
el cinco por ciento de su respectivo PIB. A estos contemporizadores líderes de
la Unión Europea les convendría leer el artículo “Hermano Hitler”, que
escribió Thoma Mann entre la primavera de 1938 y 1939, cuando estaba exiliado
en California y Suiza, y advirtió lo siguiente sobre el soberbio canciller del
Tercer Reich: “Tanto peor para nosotros, y tanto más ignominioso para la indefensa
Europa de nuestros días que, seducida, le tolera el papel de hombre de
la hora, del imbatible; y gracias a la confluencia de circunstancias
fabulosamente felices –es decir: infelices--, pues por casualidad no hay agua
que no corra en el sentido de su molino, puede marchar, una tras otra, de una
victoria sobre la nada –sobre la perfecta ausencia de resistencia— a la
siguiente”. Solo habría que precisar que ahora con Trump Europa no está
seducida sino intimidada y acobardada, lo que es aún peor. Y, con insuperable precisión, como si
describiera la actual figura de Trump, decía sobre Hitler: “Nadie está
exento de ocuparse de su turbia figura debido al carácter vulgarmente
efectista y amplificador de la política”.
¿Resucitará la República?
Afortunadamente miles de
norteamericanos han salido este fin de semana a las calles y plazas para
repudiar y rechazar ese tenebroso delirio de MAGA[v],
que es la negación misma de la República norteamericana, sustentada en el
consenso implícito de no reconocer enemigos irreconciliables al interior de la
Nación y de sus partidos históricos, el Republicano y Demócrata. Consenso
imprescindible para la existencia de la democracia que Trump rompió promoviendo
la toma del Capitolio el 6 de enero de 2021[vi],
y que hoy horada y profundiza con sus violentos y descalificatorios discursos
como presidente contra los demócratas y todo aquel que cuestione sus políticas,
rebosantes de discriminación social y racial, desmantelando el Estado Federal
de la mano de Elon Musk y persiguiendo con saña visceral a los migrantes,
considerados peligrosos invasores y enemigos que ponen en riesgo la seguridad
del indefenso y vulnerado Estado norteamericano. Por eso la pregunta es
pertinente ¿resucitará la República?, ahora en víspera de semana santa. O, por
el contrario ¿la sepultará definitivamente la pesadilla imperial de MAGA?