LA RESURRECIÓN POLÍTICA DE LAS VÍCTIMAS
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“El mal sufrido debe inscribirse
en la memoria colectiva, pero para dar una nueva oportunidad al porvenir” Tzvetan
Todorov.
Hernando Llano
Ángel
Las víctimas del odio, la
intolerancia y el fanatismo, sea este último de origen religioso, político,
étnico, o de género, nunca mueren. Ellas siempre resucitan y viven en la
memoria y los recuerdos de sus descendientes, sus seres queridos y amigos de
toda la vida. No recordarlas y revivir con sensibilidad sus identidades y
luchas, nos convertiría en cómplices de sus verdugos. Recordarlas, como aconseja
Todorov, “para dar una nueva oportunidad al porvenir”, no para naufragar
en el dolor por su ausencia y mucho menos quedar atrapados en el odio o la
venganza hacia sus verdugos. También sobreviven en las epopeyas de sus pueblos,
que transmiten de generación en generación las gestas y sufrimientos de quienes
fueron asesinados y vejados por ser ejemplos y testimonios de vida, verdad,
justicia y humanidad, como lo padeció hace más de dos mil años Jesús de
Nazaret. Crucificado, en parte, por afirmar que su reino no era de este mundo
(Juan 18:36)[1],
ese mundo del imperio romano, con todo su poder y violencia, que desde entonces
han emulado todos los demás imperios hasta el presente, solo que con mayor
ignominia, terror y mentiras. Basta un vistazo a la decadencia del actual
imperio hollywoodense con Trump, ese esperpéntico protagonista de la codicia,
la lascivia, el racismo, la misoginia y la mentira, y, del otro lado, ver el
cinismo y la criminalidad de Putin en la ocupación genocida a Ucrania, que
denomina “operación especial”[2].
Ambos son criminales y fantoches del poder a quienes aplauden hoy multitudes de
seguidores nacionalistas que los vitorean, como antaño lo hicieron los
fanáticos judíos que crucificaron a Jesús de Nazaret. Por eso los que mueren
son ellos, esos victimarios imperiales, cuya crueldad y fariseísmo siempre es
recordada por sus criminales, vergonzosas e inolvidables hazañas contra la
humanidad, por su negación obstinada de la verdad y la justicia. Dichos
victimarios suelen reinar y triunfar en su tiempo, pero son condenados al
infierno de la ignominia por toda la eternidad. De alguna forma, su gloria
efímera es una vergüenza irredimible, son evocados y siempre recordados como
verdugos implacables en los archivos de la historia y la memoria de la
humanidad. Aunque no faltan seguidores revisionistas que sibilina y
periódicamente tratan de reivindicar y negar sus identidades criminales, de santificarlos
en el altar de la mentira como supuestos salvadores de la nación, la democracia
y hasta la revolución. Pero fracasan rotundamente, porque hoy sus víctimas
están más vivas que nunca, ya ellas no están sepultadas en el pasado, se
encuentran presentes en la memoria de sus descendientes sobrevivientes; en los
museos que albergan sus identidades como el Museo de la Historia del
Holocausto, Yad Vashem[3],
en las Comisiones de la Verdad[4] y
sus informes finales[5]; y
en los tribunales que los emplazan y condenan, como la Jurisdicción Especial de
Paz (JEP)[6].
Vivimos la resurrección política, histórica y humanitaria de las víctimas
sacrificadas. Millones de ellas sacrificadas supuestamente en el altar de la
defensa de la democracia o en la instauración de la justicia social y el
triunfo de la revolución, cuyos victimarios suelen ser denominados héroes de la
patria desde la extrema derecha, o comandantes míticos desde una izquierda
radical y revolucionaria, extraviada en maniguas doctrinarias. Una resurrección
que cobra vida con las verdades y confesiones de sus victimarios, que les
restituye a sus víctimas la dignidad arrebatada y mancillada, ya que es imposible
reparar lo irreversible, su aniquilación, desaparición y hasta el brutal
desmembramiento de sus cuerpos, arrojados a la corriente profunda y mortal de
nuestros ríos o sepultados en miles de fosas comunes, como lo demuestra la
Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas[7],
cuyo tenebroso universo ronda la cifra de 104.602 víctimas espectrales. Pero
esos victimarios no pueden eliminar y menos desaparecer el espíritu de todas
sus víctimas, con sus verdades irrefutables y sus ejemplos vitales de
resistencia contra la violencia y las mentiras de sus victimarios y cómplices
encubridores. Poco importa la identidad oficial, rebelde o mercenaria de los
mismos, pues cada día están más expuestos a las evidencias irrefutables de los
hechos y los testimonios de sus cómplices y víctimas sobrevivientes, que
conocemos gracias a los informes de la JEP, en casos como los miles de
secuestros de las Farc-Ep[8] y
los llamados “falsos positivos”[9] de
miembros de la Fuerza Pública. Lo más insólito es que ante tal cúmulo de
confesiones y evidencias, los máximos responsables institucionales del Estado
colombiano de tanta ignominia no sean capaces de reconocerla y seguir el
ejemplo de la cúpula del secretariado de las Farc-Ep, que al menos asumió la
responsabilidad de sus crímenes de lesa humanidad y de guerra y se encuentran a
la espera de las penas propias[10]
de la justicia transicional y restaurativa que les imponga la JEP. Por esa
negativa de los líderes políticos y expresidentes del Estado colombiano con sus
máximos comandantes operacionales de la fuerza pública a reconocer sus
responsabilidades en casos escabrosos como el holocausto del Palacio de
Justicia y la masacre de la Unión Patriótica, sin olvidar la complicidad
asesina de miembros de la Fuerza Pública con las Autodefensas Unidas de
Colombia, los “Pepes”, los “falsos positivos”, la “operación Orión”[11]
en la comuna 13 de Medellín y muchos
casos más, es que la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha condenado en
más de 14 ocasiones al Estado colombiano hasta 2019. Su más reciente condena al
comienzo de este año fue por el exterminio de la Unión Patriótica[12],
en la que el Tribunal Interamericano asegura que el Estado colombiano “fue
responsable directo de más de 6.000 víctimas de esta formación de izquierda,
desde 1984 y por más de 20 años”. Por eso es más que insólita esa renuencia de
expresidentes, exministros y exministras a reconocer sus responsabilidades
gubernamentales, institucionales y personales en los casos anteriores, pues todos
ellos y ellas se reclaman creyentes y hasta fervientes católicos, pero se lavan
sus manos y conciencias como Poncio Pilato, crucificando a millones de
colombianos en nombre de razones de Estado. Así lo hizo el fallecido y piadoso
Belisario Betancur ante el demencial asalto del Palacio de Justicia por parte
del M-19, y su posterior destrucción e incineración, por la aún más demencial y
desmesurada operación de la Fuerza Pública, que todavía la versión oficial
denomina retoma y el entonces coronel Alfonso Plazas Vega[13]
llamó “mantener la democracia”. Curioso Estado de derecho que pregona la
separación de las ramas del poder público, pero promueve la decapitación de la
cúpula de la rama judicial y sus más ilustres magistrados de la Corte Suprema
de Justicia, Consejo de Estado y auxiliares. Un “Estado de derecho” y una
“democracia” incapaz de detener la vorágine asesina que cada día cobra la vida
de más líderes sociales y de derechos humanos[14],
la mayoría de ellas a manos de organizaciones criminales que se reclaman
“revolucionarias”, pero en la realidad son liberticidas y asesinas, signos
políticos distintivos de lo más reaccionario, autoritario y antidemocrático que
pueda uno imaginar y existir. Lo más inadmisible e inaceptable es que el ELN
levante las banderas de la paz y la participación ciudadana, sin dejar de
intimidar, disparar contra los líderes sociales y confinar a sus comunidades.
¿Será capaz el ELN de reflexionar sobre lo absurdo que es seguir crucificando
un pueblo, al que dice representar, en nombre de su paz liberticida?
[1] https://reflexionesdelpastor.com/cual-es-el-significado-de-jesus-diciendo-mi-reino-no-es-de-este-mundo-juan-1836/
[2] https://sputniknews.lat/20230407/mapa-como-avanza-la-operacion-especial-de-rusia-en-ucrania-1126329635.html
[4]https://web.comisiondelaverdad.co/especiales/comisiones-verdad-paso-reconciliacion/repaso-comisiones-verdad-mundo.html
[5]https://web.comisiondelaverdad.co/actualidad/noticias/acciones-vivas-conmemorar-tres-anos-comision-verdad#:~:text='Hay%20futuro%20si%20hay%20verdad'%20es%20el%20eslogan%20con%20el,Acciones%20vivas'%20en%20toda%20Colombia.
[9] https://www.jep.gov.co/Sala-de-Prensa/Paginas/JEP-imputa-a-22-miembros-del-ej%C3%A9rcito,-un-funcionario-del-extinto-das-y-a-dos-civiles-por-%C2%B4falsos-positivos%C2%B4-en-Casanare.aspx
[10] https://www.jep.gov.co/Sala-de-Prensa/Paginas/La-JEP-impondr%C3%A1-sanciones-privativas-de-la-libertad-hasta-de-20-a%C3%B1os.aspx#:~:text=La%20Ley%20Estatutaria%20de%20la,v%C3%ADctimas%20y%20consolidar%20la%20paz
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