sábado, junio 28, 2014

UNA SELECCIÓN COLOMBIA EJEMPLAR: POÉTICA Y ÉPICA.

Una Selección Colombia ejemplar: poética y épica (http://calicantopinion.blogspot.com)
Hernando Llano Ángel.
Mientras en Brasil continúan esperando el “jogo bonito” de su Selección, en Colombia estamos deslumbrados con el juego poético y épico de la nuestra. Poético y épico, porque en ningún otro mundial una Selección nos ha regalado tanta felicidad y orgullo nacional como ésta, demostrándonos de lo que somos capaces cuando se juega en equipo. Porque más allá de los tres triunfos inobjetables en línea contra Grecia, Costa de Marfil y Japón, con 9 goles a favor y sólo 2 en contra, lo que cuenta es la certeza de un triunfo colectivo. Al contrario de lo que sucede con Brasil y Argentina, que ganan gracias a sus salvadores: Neymar y Messi, en Colombia gana un equipo, no obstante el goleador sea James Rodríguez. Un equipo victorioso que, además, no cuenta con su máxima estrella internacional: Falcao, porque gracias a Pékerman ha aprendido que el fútbol –como también la política democrática- es un deporte colectivo e integral, no de individualidades geniales y narcisistas. A tal punto que la selección Colombia no juega para James –como si sucede con Argentina y Brasil, que giran en torno a Messi y Neymar— sino más bien lo contrario: James juega para Colombia. Ello quedo demostrado en el segundo tiempo contra Japón, cuando el talentoso e individualista Quintero fue remplazado por James y entonces llegaron los goles colectivos, pues no hay que olvidar que el de Cuadrado en el primer tiempo fue de penalti. De allí la dimensión épica de los triunfos de la Selección, sin importar mucho quién anota los goles, ya que son una obra colectiva, como también se observa en la carnavalesca y alegre celebración de todos sus jugadores. Para no hablar de la hinchada colombiana presente en todos los estadios, que no gratuitamente marcó la tónica de los himnos nacionales cantados y gritados a viva voz, más allá de la breve y protocolaria banda sonora de la FIFA. Por todo lo anterior, es que tenemos una Selección ejemplar, poética y épica, que cuenta con el más singular de los argentinos, un director técnico modesto como Pékerman que no grita, apenas susurra en tono paternal, para afirmar que los triunfos se deben al “trabajo silencioso y colectivo de todos los muchachos”, que se comportan en el campo de juego y por fuera de él como una gran familia. Así lo demostraron en el triunfo sobre Japón, cuando en la cancha lo compartieron y gozaron el portero y jugador más longevo de todos los mundiales, Faryd Mondragón, abrazado con el goleador más joven de este mundial, James Rodríguez. Seguramente porque el triunfo de una Selección como el de una Nación sólo es posible gracias al trabajo en equipo de todas sus generaciones y regiones, desde la más joven y vital hasta la más experimentada y madura, sin violencia y exclusión alguna. Esta es una lección magistral que deberíamos aprender todos los colombianos, celebrando con alegría y en paz los triunfos de nuestro seleccionado para rendirle el homenaje que se merece. Es de esperar que mañana sábado triunfe el futbol épico y poético de nuestra selección sobre la famosa garra charrúa, que no contará con las dentelladas y los goles de su “pistolero” Luis Suárez, una vergüenza para el juego limpio y la democrática y progresista Uruguay. (Junio 27 de 2014).

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