Hernando Llano Ángel
La “PAZ VIVA” es mucho más
que una bella expresión retórica. Es la síntesis de toda una vida, la de Juan
Gutiérrez –su autor— dedicada a la paz como expresión de vida. La vida y la paz
en todas sus dimensiones y órdenes. Empezando por la vida y la paz ecológica
con sus cinco reinos: vegetal y animal, que conforman una sola realidad
planetaria, junto a los otros tres reinos menos conocidos: Fungi (hongos y
levaduras), Monera (organismos unicelulares procariotas) y el reino Protista, “el
menos definido y diferenciado, que incluyen organismos que no pueden ser
incluidos en ninguno de los reinos anteriores”.
Esa PAZ VIVA siempre estará en vilo de convertirse en mortal cuando la codicia humana, obnubilada por el poder prometeico de la ciencia y el proteico de la tecnología, pretenden dominar y expoliar para nuestro exclusivo beneficio todos los reinos anteriores. Pero especialmente el mineral, taxonómicamente clasificado como un reino inerte, sin vida, pero del cual depende toda la energía vital. Desde las energías más contaminantes y a la postre mortales derivadas del carbón y el petróleo y sus devastadores efectos en la crisis climática, hasta las más imprescindibles para toda la tecnología de punta como el litio, el cadmio y las llamadas tierras raras. Entre ellas el titanio que, “combinado con hierro, aluminio, vanadio, níquel, molibdeno y otros metales es utilizado para los motores a reacción, las naves espaciales, los equipos militares, los cojinetes, los chalecos antibalas y otros productos de alta tecnología que necesitan piezas fabricadas con estas aleaciones”. De allí que una de las dimensiones más valorada y promovida por la PAZ VIVA sea la defensa radical del planeta y todos sus ecosistemas, pues sin la paz telúrica jamás será posible la convivencia humana y su máxima expresión la paz política.
LA PAZ VIVA
Así lo
expresa lúcidamente Juan Gutiérrez, en su libro “LA PAZ VIVA. Rutas y derroteros
(1985-2022)”, publicado por la editorial Postmetropolis en 2022, que
contiene una serie de artículos, ensayos, entrevistas y ponencias presentadas
por Gutiérrez en su fecunda vida de activista y constructor de paz. Una vida
que tuvo en la fundación del Centro de Investigación por la Paz y el Tratamiento
de Conflictos “Gernika Gogoratuz” (Recuerda Guernica), entre 1987 y 2001, una
de sus contribuciones más importantes y fecundas para la cultura de paz. Desde él,
como su promotor y director, participó durante diez años en un proceso de
mediación informal entre ETA el Gobierno español, el Gobierno vasco y los
partidos PSE, PNV, HB, EE, EA y PP, al tiempo que organizaba cada año Jornadas
Internacionales de Cultura y Paz. Jornadas que contaron con la participación de
destacados investigadores y promotores de la cultura de paz, entre ellos Johan
Galtung, Juan Pablo Lederach, Adam Curle y Christopher Mitchel, que realizaron
valiosos aportes y enfoques alternativos para el tratamiento y la
transformación de conflictos violentos y crónicos en diversas regiones del
mundo. Al respecto, en 1994 organizó en Donostia, San Sebastián, la Segunda
Conferencia Europea de Construcción de Paz y Transformación de Conflictos, que
contó con cerca de trescientos especialistas de todo el mundo.
La Paz, como Ingeniera de la Esperanza.
Como director de Gernika
Gogoratuz y presidente de dicha Conferencia, insistió en definir la paz como la
“ingeniería de la Esperanza”,
inspirado en su formación profesional inicial de Ingeniero de Caminos, Canales
y Puertos, que luego complementó con estudios de filosofía y su doctorado en la
Universidad de Hamburgo. Su vida, pues, ha discurrido abriendo canales para la
transformación de la sociedad, en puertos y puntos diversos en España,
Alemania, Estados Unidos, Centro América y en nuestro país. En 1955 como “delegado de los estudiantes de las escuelas
de ingeniería superior de España consiguió que estos se sumasen a la huelga
general convocada por las universidades tras la muerte Ortega y Gasset”,
también “en 1967 como delegado de los
estudiantes de la Universidad de Hamburgo participó en los debates y revueltas
que precedieron en Alemania al mayo del 68 francés”, se puede leer su
brevísimo currículo combativo en la solapa del libro “La Paz Viva”. Sin duda,
su vida, es un ejemplo de coherencia entre la lucha por la paz asumida como un
compromiso con “la transformación de la
sociedad y las personas que la componen”. Por ello, nos dice, “su objetivo va más allá de la mera solución de los conflictos para
adentrarse en los motivos que mantienen sanos todos los lazos que dan unión a la sociedad y que la equiparan para que sea dueña
de su destino y capaz de enfrentarse a los retos que se presentan a finales
del siglo XX”, escribió en el diario EGIN en 1994, promoviendo el sentido y
alcance de dicha Conferencia. Hoy, desde
Madrid, a sus 92 años recién cumplidos, con energía y lucidez vital, dirige en
Medialab-Prado el grupo de trabajo Memoria y Procomún, desde donde
desarrolla el proyecto Hebras de Paz Viva (HPV), https://demospaz.org/hebras-de-paz/, en “universidades y otras instituciones en
España, México, Polonia, Colombia y Alemania.
Hebras de Paz Viva
Las Hebras de Paz Viva se tejen a
partir de la siguiente cosmovisión y práctica cotidiana de la Paz: “La
Paz Viva, consiste en acciones en que vertemos la vida propia en
la de lo demás y/o en la naturaleza por su bien y su gozo, existe desde que
hay vida sobre la tierra, porque surge por lo que Freud llama “pulsión fundamental” común a todos los
seres vivos, animales o vegetales. Eso podemos comprobarlo observando alguno de
los magníficos reportajes acerca de la vida animal, que nos muestran cómo
animales de cualquier especie vierten sus vidas en las de sus crías, para
cobijarlas, protegerlas, alimentarlas, acariciarlas, educarlas. Y en relación
con el mundo vegetal nos muestra la Paz
Viva el libro “El Futuro es
Vegetal” del biólogo italiano Stefano
Mancuso, donde expone que en un bosque los árboles están conectados unos con
otros por medio de sus raíces y que los
árboles sanos y jóvenes vierten así su savia en los árboles viejos y enfermos
para fortalecerlos”. Valdría la
pena que esta poderosa y generosa inspiración de la Paz Viva irrigará y
penetrará los meandros de la Paz Total, ahora estancada en la búsqueda de la paz
negativa, es decir, en el cese de las violencias armadas, que mata
vidas, devasta la tierra y hasta la esperanza, y pudiera avanzar hacia la paz
positiva, aquella “donde cada vida da y recibe vida más allá de balances
contables, donde hay estructuras que
sostienen ese tejido cálido y una cultura que alienta compartir afectos y
actos”. Por eso su libro: “Testimonia
la Paz Viva, no en seco sino a
través de imágenes y palabras sencillas: su
poesía, astucia, y colorido; y despliega las dimensiones de su erótica y las
honduras de la amistad”.
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