DE-LIBERACIÓN
(calicantopinion.blogspot.com)
(Diciembre 24 de 2008)
Más de 2008 verdades en vilo
Hernando Llano Ángel
El 2008 pasará a nuestra historia como el año de las verdades en vilo. De las verdades que se resistieron a ser enterradas, desaparecidas, asesinadas, extraditadas, secuestradas, desplazadas, cooptadas y burladas, a pesar de existir una poderosa legión de intereses, de impostores profesionales y de medios de comunicación que se empeñaron en dejarlas en vilo. Una legión que se confabula de la manera más sutil e ingeniosa para hacernos creer que vivimos en una nación apasionada por la libertad y la democracia. Cuando somos una nación que está a punto de naufragar, no tanto por el inclemente invierno, como por el diluvio de mentiras que durante años ha anegado y ahogado nuestra conciencia. Por eso conviene comenzar por desvirtuar la mentira más consolidada y profunda, matriz de todas las demás: somos la democracia más antigua y estable de Suramérica. Una mentira arraigada en la ingenuidad política de unas minorías que concurren periódicamente a las urnas, pero que los medios de comunicación proyectan como la mayoría del pueblo colombiano, cuando la verdad es que apenas representa el 45 por ciento del censo electoral.[1] Una mentira meticulosa e insidiosamente repetida por todos los medios de comunicación, empeñados en reducir la democracia a las elecciones y el Estado a un mercado que todos los días se ofrece al mejor postor. Una mentira que niega la esencia de la democracia: “aquella forma de gobierno que permite contar cabezas en lugar de cortarlas”, según la precisa definición de James Bryce, y que en nuestro caso ha sido trasmutada por una “forma de gobierno que permite cortar cabezas (y manos) sin poder contarlas”, gracias a los “falsos positivos”[2] y a la tenebrosa alianza de la política con el crimen sellada en el templo sagrado de la “seguridad democrática”.
Mentiras Mediáticas
Unos medios que elevan al presidente Uribe al pedestal de caudillo multitudinario, cuando sus 7.397.835 votos apenas representan el 27.67% del potencial electoral. Es decir, un gobernante de minorías relevantes, pues más del 70 por ciento de la ciudadanía no lo respaldó. Razón tenía Borges al decir que la democracia era una ficción inventada por la estadística. En nuestro caso, habría que agregar que una tenebrosa ficción, si empezamos por recordar cifras como las siguientes, oportunamente recuperadas por el Grupo de Memoria Histórica de la Comisión de Reparación y Reconciliación Nacional, que “ha establecido en forma provisional que entre 1982 y 2007 se ejecutaron 2.505 masacres con 14.660 víctimas”[3].
Por lo anterior, este 2008 que está agonizando no podía ser la excepción. Se despide con un triple record de ignominia para un Estado que cínicamente se autoproclama democrático, pero posee el mayor número de sindicalistas asesinados (39) en el mundo; el más alto número de víctimas por minas antipersona (en promedio 2 diarias) y la mayor población desplazada en el continente americano por causa del conflicto armado (más de 3 millones de colombianos).
En gran parte ello es consecuencia de la obstinada negación presidencial del conflicto, que lo degrada así cada día más, al punto de haber tenido que destituir apresuradamente[4] un representativo número de oficiales y miembros de la fuerza pública, en total 25, entre ellos 3 Generales, 11 Coroneles, 3 Mayores, 1 Capitán y 1 Teniente, por sus graves responsabilidades en más de 1.000 ejecuciones sumarias (“falsos positivos”) o asesinatos, en cumplimiento de la política de “seguridad democrática”. En contraste con lo anterior, sobresale la llamada “Operación jaque” como un éxito rutilante, pues ella fue el resultado positivo de la combinación de todas las formas de mentir. Empezando por la mentira más denigrante e intolerable, propia de las FARC, como es la práctica del secuestro con fines supuestamente revolucionarios, que este año le reportó el merecido repudio masivo por parte de la ciudadanía y su ostracismo político de la vida nacional e internacional, al persistir en dicha acción deleznable y auténticamente reaccionaria. No por casualidad hay tanta semejanza entre Guantánamo y los campos de reclusión de los secuestrados por las FARC en la selva. De no proceder a liberar en forma incondicional e inmediata a todos sus rehenes y por fin comprender el Secretariado de las FARC que no puede existir política sin libertad, la extinción en la manigua de la selva, igual que la vida de su fundador, será su destino inexorable.
Por último, para cerrar con broche de oro su ejemplar desempeño, miembros del ejército asesinaron el pasado 16 de diciembre, bajo la coartada de un inexistente retén militar, al comunero indígena Edwin Legarda Vásquez, compañero de la Consejera Mayor del CRIC, Aida Marina Quilcué, dirigente inquebrantable de la Minga por la vida y dignidad de nuestro pueblo. Sin lugar a dudas, Aida sobresale como el personaje del año en las luchas políticas y sociales, pues es la auténtica encarnación de esa democracia telúrica, raizal y plural que empezó a recorrer desde el sur profundo la geografía y la historia de América Latina. Este año esa gesta popular llegó hasta las puertas de la inabordable sede del poder presidencial, hoy designada la “casa de Nari” por los cómplices y socios de Don Berna, que la visitan con familiaridad y mayor facilidad que los dirigentes de la Minga. Así termina política y simbólicamente un año que como ninguno otro nos deja un legado de verdades en vilo que se niegan a morir, de voces que no se callan pese a la extradición y de miles que retumban desde sus fosas comunas. De verdades que se resisten a seguir siendo estafadas por pirámides de sueños y referendos ilegales, porque la realidad de todas las víctimas es más tozuda y verdadera que la codicia y la prepotencia de los victimarios, así ellos cuenten con los medios de comunicación y la Fuerza Pública para imponer transitoriamente sus mentiras oficiales, institucionales y financieras.
2009: Un año de verdad crucial.
2009: Un año de verdad crucial.
Todo parece indicar que el 2009 será el año de las verdades definitivas y las mentiras insostenibles. Así lo anuncia la recesión económica global y la incierta transición política que estamos viviendo, tanto nacional como internacionalmente, más aún con la futura presidencia de Barack Obama, siempre y cuando éste no se someta a un proceso de “blanqueamiento” político que lo torne irreconocible. Una transición que nos plantea en Colombia el dilema de legitimar el crimen o dignificar la política mediante la depuración de sus filas de la legión de impostores y criminales de cuello blanco que hoy la comandan. La legitimación del crimen ha avanzado vertiginosamente durante estos 6 años gracias a la simbiosis uribista de la política con el narcoparmilitarismo, una vez embaucados y extraditados sus comandantes en virtud de la ley de “justicia y paz”, acallando así la estridencia de unas verdades que casi no lo dejaban gobernar. Por último, ha consumado dicha alianza estratégica con una reforma política que deja en ejercicio a los testaferros del narcoparmilitarismo hasta el 2010 y mediante la aprobación noctámbula de un referendo ilegal, como un acto vergonzoso propio de asaltantes de la voluntad popular, pues hoy todos sabemos que fue financiado por grupos plutocráticos y cacocráticos[5], expertos en secuestrar la voluntad ciudadana y manipular el miedo a las FARC de millones de firmantes incautos.
Por el contrario, la dignificación y depuración de la política sólo podrá ser obra de una conciencia ciudadana no manipulable por el miedo y las encuestas amañadas, sumada al ejemplar enjuiciamiento nacional e internacional de todos aquellos criminales que se han camuflado de políticos, sin importar sus encumbradas investiduras de derecha o de izquierda, completamente salpicadas de sangre y complicidades infames[6].
Sin duda, el 2009 será un año crucial, pues definirá la suerte de todos en el 2010, que seguirá debatiéndose entre las urnas y las tumbas, la verdad y la mentira, la libertad y el secuestro, la justicia y la impunidad, la guerra y la paz, la dignidad de un pueblo autónomo o la humillación de una nación servil. De cada uno de nosotros depende la superación de los anteriores dilemas. Entonces sabremos si nos resignamos a vivir en una “democracia” de mentiras honorables y mortales o en una Colombia de verdades humildes y vitales, como las de la Minga y el pesebre de Jesús de Nazareth. Obviamente este último es mi deseo para todas y todos durante el 2009 y el 2010.
[1] - Según la Registraduría Nacional del Estado Civil, el potencial electoral en las elecciones presidenciales del 2006 era de 26.731.700 ciudadanos, de los cuales votaron 12.041.737 y de estos, 7.397.835 por Álvaro Uribe Vélez.
[2] -Ejecuciones extrajudiciales donde aparecen gravemente implicados miembros de la Fuerza Pública, cuyo número desde el 2002 es de 1.015 casos documentados.
[3] - Ver http://www.memoriahistorica-cnrr.org.co/ “Trujillo. Una tragedia que no cesa”. Página 13.
[4] - Para aminorar el impacto de la visita y el informe de la delegada de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
[5] - Entre estos figura Transval, la transportadora de valores de DMG, que aportó generosamente la custodia y traslado de los pliegos de firmas ciudadanas del referendo hasta la Registraduría.
[6] - Según editorial de “El Espectador” del 22 de Diciembre: “A la fecha, 34 de los 102 senadores electos en 2006 y 25 de 168 representantes a la Cámara están siendo investigados por vínculos con el paramilitarismo”.
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