UNA CONSTITUCIÓN VIRTUAL Y NOMINAL
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Hernando Llano
Ángel
Desde luego que lo virtual y
nominal son reales, pero no de una manera vital. Así lo comprobamos todos los
días cuando nos vemos y conversamos a través de internet. Nos alegramos y hasta
lograrnos reconciliarnos con la vida, pero todo es efímero, distante y
frustrante. Somos imágenes etéreas, casi fantasmagóricas, sin cuerpos,
condenados al exilio de nuestros propios sentidos, sin podernos palpar y
abrazar. Algo peor sucede cuando dejamos que la vida se nos esfume, atrapados
en redes sociales, plagadas de mentiras, prejuicios y odios, en un universo
donde el espíritu y la realidad son desplazados por la pornografía y el
absurdo.
Una Constitución virtual y virtuosa
Algo semejante nos sucede en
Colombia con la Constitución del 91, pues al consultarla y leerla nos sentimos
reconciliados y hasta orgullosos por el reconocimiento de nuestra dignidad y
derechos. Por ese listado de virtudes y valores que contiene su magnífico
Preámbulo y con el cual nos identificamos plenamente, cuyo fin es “fortalecer la
unidad de la Nación, la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la
igualdad, el conocimiento, la libertad y la paz, dentro de un marco jurídico,
democrático y participativo que garantice un orden político, económico y social
justo, y comprometido a impulsar la integración de la comunidad
latinoamericana”. Sin duda, admiramos esa capacidad de los delegatarios para
enunciar y plasmar en menos de seis meses lo que no hemos sido capaces de
realizar, como ciudadanos y colombianos, en más de dos siglos de vida política
nacional. Ni siquiera hemos sido capaces de vivir políticamente en paz, sin
odiarnos y aniquilarnos, esgrimiendo razones y valores para matar al adversario
con la mejor buena conciencia. Recientemente, incluso, invocando la “seguridad
democrática” y la misma Constitución y, desde hace más de medio siglo, en
nombre de la rebelión y de la justicia social. Pero en ambas circunstancias
contra la convivencia y la paz política, esencia de la democracia, esa esquiva
realidad al alcance de nuestras mentes y manos si efectivamente cumpliéramos el
artículo 22 de la Carta: “La paz es un derecho y un deber de obligatorio
cumplimiento”. Ya casi olvidamos, precisamente, que el mayor logro de la Constitución
del 91 fue haber integrado a la vida política nacional un número significativo
de organizaciones rebeldes, como el M-19, gran parte del EPL, la guerrilla
indígena del Quintín Lame, el PRT y en 1994 la Corriente de Renovación
Socialista, además de la entrega de Pablo Escobar con esa tregua efímera pero
vital que desactivó el narcoterrorismo. Así como también olvidamos que el mayor
fracaso y error político, incapaz todavía de reconocerlo el expresidente Cesar
Gaviria, fue el bombardeo al Secretariado de las Farc-Ep, en Casa Verde, el 9
de diciembre de 1990. Una acción bélica (con bombardeo, balas y tumbas) el día
en que elegimos (con pocos votos y en urnas) los delegatarios a la
Constituyente. Bombardeo que prolongó, según Pablo Catatumbo,[1]la
desmovilización de las Farc-Ep hasta el Acuerdo de Paz del Teatro Colón[2],
el 12 de noviembre de 2016, dejando un lastre de víctimas mortales
imprecisables y de millones de desplazados todavía irredentos. Esta es la
realidad mortal que contrasta con la virtual y virtuosa de la Constitución,
resaltada por delegatorios como Antonio Navarro, María Teresa Garcés, Gustavo
Zafra, Rosemberg Pabón y el taita Lorenzo Muelas, en un evento virtual
conmemorativo de sus 30 años, realizado por la Universidad del Valle[3]. Una
Constitución que, por lo tanto, es más nominal que normativa, pues en lo
fundamental no rige en la realidad política, ni regula la economía y la vida
social conforme a los principios del Estado Social de Derecho que proclama desde
su artículo primero “la prevalencia del interés general” sobre el particular.
Mucho menos rige en materia de impuestos donde nos impele como ciudadanos en el
artículo 95 numeral 9 a “contribuir al financiamiento de los gastos e
inversiones del Estado dentro de conceptos de justicia y equidad”. Conceptos
que el actual proyecto de reforma tributaria del presidente Duque no aplica al
no contemplar gravámenes proporcionales al sector financiero y a las mayores
fortunas personales. Para ellos no rigen los imperativos de justicia y equidad,
solo las exenciones y ventajas para sus inversiones, mientras grava el trabajo
y carga con más IVA a la clase media. Y, en el extremo del cinismo político y
retórico, llama a dicha reforma tributaria una “reforma social y solidaria para
la sostenibilidad”, mientras derrocha el gasto gubernamental en cuñas
publicitarias sobre una supuesta “transformación social sostenible”.
De continuar por esta senda de mentiras vamos a desembocar en una “transformación
social sangrienta” incontenible, como la que estamos viviendo
cotidianamente con el aumento de las masacres, el asesinato de niños, de
líderes sociales y de miembros del partido de Los Comunes. Hasta el pasado
viernes 23 de abril se habían cometido 30 masacres durante este sangriento
2021, según el registro riguroso de INDEPAZ[4],
que dejan 102 víctimas. En Quibdó[5]
fueron brutalmente asesinados tres niños y hasta el martes 20 de abril habían
sido asesinados 51 líderes sociales[6].
En cuanto a los firmantes del Acuerdo de Paz y miembros del partido Los Comunes
ya son 21 los asesinados. Y esta macabra contabilidad aumenta con el número de
miembros de la Fuerza Pública que han perdido la vida en cumplimiento de sus
funciones, como los patrulleros de la Policía en Puerto Rico, Caquetá, Ana
Beatriz López y Juan David Vela.[7] Este
es el resultado de la política presidencial de “Paz con legalidad”, que según
las anteriores cuentas debería denominarse “Paz con letalidad”. Una política
tan fracasada y nefasta como la de “Prevención y Acción” contra la pandemia,
que cada día aumenta el número de contagios y víctimas mortales, en proporción
directa a la lentitud de la vacunación. Ya estamos en el tercer lugar en
Latinoamérica por número de fallecimientos, con 70.446, y de quintos por casos
de contagio, con 251 por 100 mil habitantes[8].
De una Constitución Nominal a una realidad política vital
Para contener esta deriva
necropolítica, la Corte Constitucional en defensa de la Constitución ha
proferido sentencias contra lo que ha llamado un “estado de cosas inconstitucional”,
como la sentencia de tutela 025[9] en
busca de garantizar los derechos fundamentales a más de 9 millones de
desplazados forzosos como consecuencia del conflicto armado interno. Sin duda,
tendremos que recorrer este camino de verdades, para pasar de una Constitución
Nominal y Virtual a una Constitución Normativa y Vital. Porque bien vale la
pena recordar el artículo 16 de la Asamblea Nacional francesa del 26 de agosto
de 1789: “Toda sociedad en la cual la garantía de estos derechos no está
asegurada ni determinada la separación de poderes, no tiene Constitución”. Y
pese a los esfuerzos de la Corte Constitucional y de millones de colombianos,
entre los que destacan los líderes sociales, el extenso tejido de
organizaciones civiles promotoras y defensoras de los Derechos Humanos, Movimientos
Sociales LGBTI abanderados de la diversidad sexual, redes feministas defensoras
de su autonomía y derecho al aborto, sumadas a organizaciones populares como
las comunidades indígenas del Cauca con el CRIC y la Guardia Indígena, todavía no
ha sido posible contener y desarticular los poderes de facto criminales y
también los institucionales, que atentan contra la plena vigencia de la
Constitución. Es así como hoy el CRIC y la Guardia Indígena están enfrentando
valerosamente los narcopoderes[10]
que invaden su territorio y convierten la Mama Coca en una mortal mercancía. Para
derrotar esos narcopoderes, que solo prosperan con la incompetencia y la
complicidad de miembros de agencias estatales, por fin se abre paso en el
Congreso una iniciativa legal para el pleno control estatal del cultivo de
coca.
Por la regulación estatal y vital de la coca
Iniciativa promovida por los
senadores Iván Marulanda y el líder indígena Feliciano Valencia[11].
Sin duda, cuando nuestro Estado tenga la capacidad de regular toda la cadena,
desde el cultivo, pasando por la transformación hasta la venta de derivados de
la hoja de Coca, la criminalidad corruptora del narcotráfico, que incluso
estuvo presente en el origen de la Constitución del 91, será desarticulada con
su poder tanático, financiador y corruptor de nuestra vida política, social,
económica y cultural. No olvidemos que su presencia ha sido y continúa siendo
determinante en la degradación y corrupción de la política institucional, con
escándalos como el proceso 8.000, la narcoparapolítica y hoy la ñeñepolítica[12].
Ni hablar de su efecto, todavía más criminal y deletéreo, en la continuidad del
conflicto armado interno, con la existencia de ejércitos de narcotraficantes,
como las llamadas “Autodefensas Gaitanistas de Colombia”[13],
comandadas por el huidizo Otoniel, y la persistencia de la “Nueva Marquetalia”
de Márquez y Santrich, las disidencias de Gentil Duarte y la federación de
frentes del ELN. Por eso nada más urgente y vital que avanzar en la
consolidación de un Frente Político y Social que respalde dicha iniciativa,
hasta ganar un consenso nacional tan amplio que permita plantear ante la ONUDC[14] y
su organismo fiscalizador de sustancias estupefacientes, la JIFE, el fin de la
criminal política del prohibicionismo. Esta debería ser una bandera nacional,
en lugar de continuar esparciendo el ecocida glifosato sobre los bosques
tropicales, atentando contra la vida, salud y dignidad de campesinos, comunidades
indígenas y negras. Un Frente Político y Social que emplace a Biden y demás
jefes de Estado, tan comprometidos ahora en salvar el planeta, para que apoyen
la regulación estatal de la coca, así como se está haciendo con extensos
cultivos de marihuana con fines medicinales. Y ningún sector social con más
autoridad moral y sufrimiento acumulado para liderar dicho Frente que las
comunidades indígenas del Cauca, como lo demostró la lideresa asesinada, Sandra
Liliana Peña[15],
gobernadora del resguardo La Laguna-Siberia. Hoy las comunidades indígenas del
Cauca nos dan lecciones de coherencia y coraje a todos, pero especialmente a
este gobierno mitómano y pusilánime. Son la más clara expresión de un poder
civil contra la ilegalidad, el crimen y la corrupción que viene creciendo
lentamente desde la séptima papeleta y que se nutre con un mayor pluralismo
político y el surgimiento de nuevos liderazgos que ganan las alcaldías en
nuestras principales capitales. Quizás así, nuestra Constitución del 91 pronto
deje de ser esa hoja de papel, como llamaba Ferdinand Lasalle a las cartas
políticas en el siglo XIX, y comience a regir plenamente en todo el territorio
nacional sobre los poderes de facto criminales que amenazan y aniquilan la
convivencia política y social. Regulación y contención que, obviamente,
corresponde a las leyes que reglamentan la
Constitución y a las autoridades que las hacen efectivas, como se pretende en
este caso con el proyecto de los senadores Marulanda y Valencia, para que la
coca no sea –como nunca lo ha sido— “la mata que mata” sino la que da vida[16].
De esta forma sería arrebatada del control de las manos criminales de los
narcos y de la complicidad e ineficiencia de otras muchas manos de políticos
maniqueos y de oficiales venales, que defienden a ultranza el prohibicionismo y
la guerra contra las drogas, pues provee recursos para campañas políticas y la
corrupción. Sin duda, dicho proyecto de ley permitirá que la Carta del 91
transite desde lo nominal y virtual del deber ser a la regulación real y vital
del mundo social y político. Que sus principios y artículos no se queden solo
en el mundo virtuoso del derecho constitucional e ingresen con eficacia al
mundo de la contienda política, donde se define todo en esta tierra, desde cómo
vivimos hasta cómo morimos, incluso si pagamos o no impuestos por nuestros
funerales, como lo incluye la reforma tributaria de Duque.
[2]http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/descargas/finAcuerdoPazAgosto2016/12-11-2016-Nuevo-Acuerdo-Final.pdf
[5]https://www.semana.com/nacion/articulo/atencion-murio-el-tercer-nino-en-quibdo-tras-brutal-ataque-cometido-por-la-banda-los-locos/202114/
[7] https://www.semana.com/nacion/articulo/atencion-asesinan-a-dos-patrulleros-de-la-policia-en-puerto-rico-caqueta/202101/
[8] https://rodillo.org/estadisticas-coronavirus/colombia/?gclid=CjwKCAjwg4-EBhBwEiwAzYAlsoYNWa5qvL6otiF8oW5rR93OrdyLa-XAbU9pjdeWE2iyX8h2WO6qSxoCbR4QAvD_BwE
[10]https://noticias.canal1.com.co/nacional/cric-defendio-decision-erradicar-cultivos-coca-propia-cuenta-denuncio-amenazas-contra-dirigentes/
[11] https://www.semana.com/nacion/articulo/proyecto-de-ley-buscar-legalizar-el-consumo-de-cocaina-en-colombia/696878/
[12] https://www.infobae.com/america/colombia/2020/11/02/1500-audios-dejan-en-evidencia-detalles-de-la-nene-politica-e-irregularidades-en-la-campana-presidencial-de-ivan-duque
[13] https://unperiodico.unal.edu.co/pages/detail/autodefensas-gaitanistas-de-colombia-una-amenaza-latente-en-colombia/