lunes, enero 31, 2011

DE-LIBERACIÓN

(Enero 31 de 2011)




COYUNTURA “REBELADORA”

Hernando Llano Ángel.



Estamos presenciando en el norte de África momentos de revelación y rebeldía ciudadana que, con licencia ortográfica, merecen el titular de Coyuntura “Rebeladora”. Una coyuntura “rebeladora” de dimensión histórica, puesto que en Túnez y Egipto la vida ya no volverá a ser la misma y con toda seguridad sus regímenes políticos mañana serán otros, inspirados por vientos populares y libertarios que barren el hermetismo, el lujo, la arbitrariedad y la criminalidad de los sátrapas que hasta hoy han gobernado impunemente. Pero sobre todo es una coyuntura “rebeladora”, porque en cada esquina y calle de Túnez y Egipto la rebeldía se revela incontenible y nos recuerda que nada ni nadie puede contener la indignación de un pueblo. Que la violencia de los sátrapas y su corte de privilegiados resulta impotente contra el poder de los desesperados, tanto más insobornable e incontenible cuando se expresa en forma espontánea y caótica, como un torrente de vida que no teme a nada, ni siquiera a la misma muerte. No por casualidad la chispa que desató semejante incendió fue el cuerpo inmolado del joven tunecino, Mohamed Bouzizi, que optó por incinerarse antes de continuar viviendo sin el fuego interior de la libertad y la dignidad que le eran negadas.

Revelaciones históricas

La coyuntura revela que un pueblo se rebela, cuando además del pan, se le ha usurpado su libertad por varias generaciones. Es también lo que está sucediendo en Egipto, donde Hosni Mubarak lleva cerca de 30 años como sátrapa “electo”, en gran parte consentido por los Estados Unidos y la misma Unión Europea por ser funcional a sus intereses y conservar el equilibrio geoestratégico en el medio oriente. Pero ahora esa realpolitik cínica y criminal, ciega y sorda a la violación consuetudinaria de los derechos humanos del pueblo egipcio, revela la impotencia de toda política divorciada de la ética, sin sustento y apoyo popular. Por eso Hillary Clinton apela con urgencia más a la sensatez del pueblo egipcio, que a la cordura de Mubarak, ya casi abandonado a su propia suerte. Se busca así una transición que aborte el principio de una revolución popular incierta, para lo cual probablemente el hombre providencial sea Mohamed El Baradei, premio Nobel de paz y ex director de la Agencia Internacional de Energía Atómica, en sustituto de Mubarak. Tal transición podrá hacerse aparecer como democrática, convocando unas elecciones sin Mubarak, pero asegurándose al mismo tiempo que no haya riesgo o sorpresa alguna de un ganador diferente a El Baradei. Así la cosas, el bálsamo de las elecciones poco a poco adormecerá la rebeldía de quienes, por no haber ejercido nunca su poder en forma pública y organizada, creerán ilusamente que han conquistado la democracia, como nos viene sucediendo en Colombia desde el famoso plebiscito de 1957, cuando la mayoría enajenó su voluntad en expertos usurpadores de la confianza y las ilusiones ciudadanas.

Revelaciones sin rebeldía

Desde entonces una especie de cleptocracia de lo público nos gobierna en Colombia con destreza. Cada cuatro años renueva la fórmula que le permite gobernar (robar) con la coartada de la democracia, aunque siempre la abstención sea la ganadora. Ayer la fórmula mágica era la “seguridad democrática”, hoy es la “prosperidad democrática”. Y son fórmulas tan exitosas, que poco importa que la realidad demuestre todo lo contrario, como nos sucede hoy con la “seguridad democrática”, cuando el mejor policía del mundo, el mismísimo general Oscar Naranjo, Comandante de la Policía Nacional, nos advierte que las eufemísticamente llamadas “Bandas Criminales” son la mayor amenaza para nuestra convivencia y seguridad.

Dichas bandas están presentes “en 27 de los 32 departamentos del país, operan a sus anchas y traban alianzas con la guerrilla bajo una sola causa: el narcotráfico”. Un alto oficial de la policía calcula que dichas bandas “lograron reclutar un ejército de cerca de 8.000 hombres, el mismo número de integrantes que tienen las Farc, y eso que la guerrilla va a ajustar casi medio siglo de existencia” .

Democracia mítica y mitómana

Para acabar de reforzar el mito de nuestra democracia, incluso un experto investigador del fenómeno de los “señores de la guerra”, el profesor Gustavo Duncan, de la Universidad de los Andes, en reciente artículo publicado en El Tiempo bajo el sugerente título de “Los mitos urbanos de la parapolítica” , después de demostrar objetivamente que toda la gobernabilidad de la “seguridad democrática” uribista estuvo sustentada en alianzas explícitas o implícitas de sus correligionarios en el Congreso y algunos mandatarios regionales y locales con las bandas paramilitares, concluye en forma surrealista y mitómana que: “Paradójicamente Colombia es un estado fuerte. La crisis de seguridad de los últimos 30 años no ha puesto en riesgo la existencia de las instituciones democráticas”. Lastima que a estudiantes de biología de su universidad, como Mateo Matamala y Margarita Gómez, dicho Estado e instituciones democráticas no les haya garantizado su vida. ¿Tendrá sentido hablar en Colombia de un “estado fuerte y de instituciones democráticas” con el mayor número de desplazados del continente, con el más alto índice de desapariciones forzosas, de “falsos positivos” y de impunidad? ¿Merecerá el nombre de “seguridad democrática” una política que produce semejante resultados? Son preguntas que al menos deberían concitar nuestra indignación y rebeldía ciudadana, como sucede en Túnez y Egipto, pero probablemente ello no sucede porque vivimos en la “más estable y profunda democracia de América Latina”, como lo pregona el ex presidente Álvaro Uribe en todos los foros internacionales donde interviene y en sus actuales “talleres democráticos”, rodeado de cleptócratas de la talla de Andrés Felipe Arias e inteligencias superiores como las de Alfredo Rangel y José Obdulio Gaviria. Por eso es que tiene tanto sentido que llegue pronto el juez Baltazar Garzón, para que asesore al gobierno actual en materia de derechos humanos y crisis humanitaria, y podamos así empezar a conocer lo que significa y es en la realidad un Estado de derecho, sin el cual jamás podrá existir democracia alguna en nuestra sufrida Colombia.




martes, enero 11, 2011

DE-LIBERACIÓN


(Enero 4 de 2011)



WIKILEAKS: REVELA, DEVELA Y DESVELA EL ARCANO IMPERIO


Hernando Llano Ángel.


Sin duda, WikiLeaks no sólo fue el acontecimiento político-mediático del 2010, sino de toda la década, pues se convirtió en el caballo de Troya del arcano imperio al revelar y develar cientos de miles de cables de las embajadas norteamericanas enviados a su Departamento de Estado. Por eso mismo desveló no sólo a Hillary Clinton, sino a todos los protagonistas de la política internacional, pues nos reveló sus prejuicios, intereses y más íntimas preocupaciones, como insumos esenciales en la toma de decisiones imperiales.

Se ha querido minimizar y hasta ridiculizar a Julian Assange y la misma labor de WikiLeaks, señalando que los cables publicados por los principales periódicos del mundo no informaron nada nuevo y que todo ya era materia conocida, como sucede en nuestro caso con los reportes sobre los mal llamados “falsos positivos” y las “chuzadas del DAS”. Pero es exactamente lo contrario, ya que los cables de la embajada norteamericana reportan que en ambos casos las responsabilidades son de orden político, pues respondían a directrices y políticas que tuvieron origen en la misma Casa de Nariño y en los asesores más cercanos a Uribe, como Bernardo Moreno Villegas y José Obdulio Gaviria.

Cables positivos

En el caso de los “falsos positivos”, es el mismo general Oscar Suárez, encargado de la investigación de los jóvenes de Soacha asesinados y reportados luego como presuntos guerrilleros, quien señaló que “el problema de las ejecuciones extrajudiciales estaba extendido y crearon la falsa ilusión de éxito”, así como “observó que el presidente Uribe continúa viendo los éxitos militares en términos de muertos”. Sin olvidar que el pago de recompensas a informantes civiles por bajas de guerrilleros y otros incentivos, como días de descanso al personal militar, tuvieron origen en la Directiva 029 del Ministerio de Defensa, en desarrollo y aplicación rigurosa de la política de “Seguridad democrática”, producto de la “inteligencia superior” de Uribe. Incluso un cable reporta la preocupación del entonces vicepresidente Francisco Santos “porque el presidente Uribe no había entendido por completo la profundidad de la crisis provocada por el escándalo de las “chuzadas del DAS y le pidió al embajador norteamericano que le hiciera ver la gravedad de la situación personalmente”.

Para completar el cuadro de verdades develadas y confirmadas oficialmente desde la cúspide de las Fuerzas Militares y la Policía Nacional, aparecen respectivamente los insólitos reportes del general Freddy Padilla informándole al embajador que “mantenía el compromiso de sacar a los militares involucrados en violaciones a los derechos humanos y le pregunta si su gobierno (el norteamericano) podría ayudar a identificar a esos individuos”, por su parte el general Oscar Naranjo no sólo le dijo al embajador que “creía que Bernardo Moreno y José Obdulio Gaviria habían ordenado los seguimientos ilegales del DAS”, sino que además le alertaba que “el ministro de defensa, Gabriel Silva y el comandante Freddy Padilla no se hablaban y que el Ejército estaba a la deriva”, por lo cual “urge a Estados Unidos a poner atención a la disfuncionalidad del Ministerio de Defensa”.

Se podría concluir que todo lo anterior no aporta nada nuevo a la realidad, públicamente reconocida, de la dependencia y la sumisión creciente del Estado colombiano a la tutela del norteamericano. Sin embargo, antes de los cables dicha versión no era más que una fantasía de la oposición o calumnias trasnochadas de los “mamertos”, cuando no un juego que algunos idiotas útiles hacían al terrorismo al insistir que los “falsos positivos” y las “chuzadas” tenían su origen en la Casa de Nariño. Ahora que es develado todo lo anterior por sus mismos protagonistas, entonces se minimiza en forma cínica la importancia de las revelaciones de WikiLeaks. Dicha actitud, propia de la mayoría de los medios masivos de comunicación en nuestra sociedad, no sólo revela su complacencia y en ocasiones connivencia con la criminalidad oficial, que sólo se atreven a denunciar extemporáneamente y cuando ya está fuera de las esferas del poder institucional, sino algo mucho más grave como es su impostura e incompetencia periodística frente a temas vitales de interés publico, que hoy devela y desvela el nuevo periodismo de WikiLeaks, reconfirmando así dos grandes y graves verdades.

Verdades Públicas

La primera, que en los llamados modernos y avanzados Estados democráticos, en todas las latitudes, quien gobierna es el arcano imperio, con sus decisiones secretas y ajenas a la voluntad de los ciudadanos, pero tomadas en despachos públicos y presentadas como legítimas en nuestro nombre y como supuesta garantía de nuestras vidas y seguridad. En otras palabras, que unos pocos, ocultos a los ojos y el juicio público, deciden la suerte de todos y usurpan así en nuestro nombre el poder público que nos pertenece. Lo que desafía WikiLeaks es el poder anónimo de esos encubiertos burócratas y reivindica nuestro nombre y poder de ciudadanos comunes y visibles, que padecemos las decisiones de ese poder arcano, casi totalmente intocable e inefable, antes de las famosas filtraciones.

Y la segunda, que internet, surgido en las mismas entrañas del complejo industrial militar, es hoy su caballo de Troya, cuya presencia y amenaza permanente no podrá eludir, por más procesos y condenas que profiera contra sus transitorios guerreros y ocupantes, como Julian Assange, procesado por penetrar en Suecia, sin la debida protección pero con el consentimiento tácito de dos ciudadanas, sus espacios y tejidos más íntimos y personales. Irónicamente, se busca la condena de Assange por supuestos ilícitos menores que afectan a dos jóvenes mujeres, mientras los crímenes mayores e irreversibles cometidos por Jefes de Estado, como George W Bush y sus colegas en otras naciones, que cobran cientos de miles de vidas y víctimas, no sólo permanecen en la impunidad, sino que son objeto de admiración y de libros que se convierten en best Sellers mundiales. Paradoja de nuestro tiempo: se sacraliza lo íntimo y se depreda lo público. Tal fenómeno explicaría también la saga exitosa de libros escritos por secuestrados, con la exposición de su dolor personal e íntimo, mientras se condena al olvido a las víctimas de crímenes aún más atroces como la desaparición forzada, que es la máxima expresión de anulación de la vida en el espacio público, para no mencionar a los desplazados que apenas sobreviven expuestos en la misma vía pública, casi sin ser vistos por el poder ejecutivo, de no ser por la insistencia de la Corte Constitucional en el respeto y la vigencia de sus derechos humanos y ciudadanos.